Breves de sábado (05/08/06)

Algo habrán hecho

por Miguel Espinaco

Ni se me había ocurrido pensarlo.

Me dijeron que lo habían dicho, que habían dicho qué machista el código penal, lo que dice el artículo 86. Lo leí y sí. Ni se me había ocurrido pensarlo.

La cosa viene a cuento del caso de esta chica a la que primero la justicia le prohibió el aborto y después la corte suprema de Buenos Aires lo autorizó pero todo llegó tan tarde que ya los médicos no quisieron porque ya no era tiempo. Y algunos dicen que sí se podría todavía y otros que no, que ya sería un parto inmaduro y no un aborto, pero ese es otro debate y yo iba a hablar sobre la ley, sobre el Código Penal y las ideas que uno puede descubrir atrás de su prolija redacción.

Está claro que el tema habla sobre la justicia, la muestra de cuerpo entero. No solamente sobre ese lugar común sobre su lentitud, sobre su andar de tortuga, sino sobre todo el andamiaje de la justicia con mayúsculas. Si esta chica con discapacidades psicológicas profundas no hubiera sido pobre, a lo mejor la violación ocurrida al interior de la familia se hubiera ventilado en los tribunales, a lo mejor, puede ser, sólo puede ser. Lo que es seguro es que el aborto se habría realizado silenciosamente, un médico de esos que se consiguen, una intervención prolija en la que ni hubieran aparecido los diarios ni los jueces.

Pero el código penal muestra las convicciones de los que arman el andamiaje de la justicia. El artículo 86, que es el que finalmente sustenta el fallo favorable, declara no punible al aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta sólo en dos casos. El primero es si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios. El segundo caso es el que se aplicó en este caso: si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente.

Fijate bien, prestá atención, hay dos condiciones, violación y demencia o idiotez, o sea retraso mental. O sea, si sos retrasada o idiota y te violan, podés abortar. Si te violan pero estás totalmente cuerda, fuiste.

La lectura de las convicciones y de las intenciones del legislador surge clarita, no se distinguen demasiado de la lógica que funciona en los juicios por violación en los que casi siempre se invierte la carga de la prueba y es la víctima la que debe probar que es inocente.

El punto de vista de los tipos que escribieron esto es, sí, el punto de vista de la sociedad machista, las dementes violadas, vaya y pase, pero las cuerdas, las cuerdas algo habrán hecho.


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