Biografías curturales

Iniciamos hoy esta sección dedicada a rescatar del olvido a esas incansables figuras (imprescindibles figuras, sea dicho) del quehacer cultural que no por marginal merecen el desprecio de la ignorancia y la ingominia de ciertas "enciclopedias" como el ya mítico "Para conocernos" que quizás por ignorancia o tal vez por despecho prefirió hacer eje en personalidades de la cultura en desmedro de otras.

A esas otras figuras nos abocaremos, porque tienen una trayectoria que merecemos recordar. Porque ellos también han hecho la historia, a pesar de que la escriban los que ganan.

Jacinto Chiclana Junior

Héroe del género bizarro santafesino

Por Maytland Goyeneche

Antes de engrosar, con exquisita presencia, las filas del mundo bizarro santafesino Jacinto Chiclana Junior ya conocía la gloria a la tierna edad de 15 añitos.

Poeta infantil en 1963 publica en la revista infantil para niños sensibles "Ratoncito" una serie de poesías educativas.

Fruto de sus habilidades para los negocios, cinco años después se hace cargo de la editorial y comienza la etapa más controvertida en el mundo editorial de revistas para niños.

Un año después de ver reducida a escombros su empresa editorial producto de la ira descontrolada de un grupo de padres horas después de haber comprado y leído el nº 1 de "Ratoncito, nueva época", su nombre se vio catapultado a la fama gracias a su poema titulado "Vamos a bloquear" cuyos versos sublimes lograron penetrar las fibras más sensibles de los lectores del diario "El Litoral" que una tarde de abril de 1973 leyeron en la sección efemérides "vamos mi amor/ vamos a bloquear/ la gente tiene hambre/ vamos mi amor/ las rutas a bloquear/ ayer comí una milanesa/ hoy no tengo ni mayonesa/ vamos mi amor/ vamos a bloquear/ las rutas a bloquear.../ etc, etc, etc...".

Cegado por los brillos de su exitoso y fugaz paso por las luminarias poeteriles Jacinto sintió que estaba preparado para dar el siguiente paso, y creyó que entrar al mundo del cine sería soplar y hacer botellas.

La cosa es que su primer filme, "Soplar y hacer botellas" (1975) drama épico familiar sobre una familia de cartoneros que se ganaban la vida vendiendo vidrio reciclado fue un rotundo fracaso. Si bien el presupuesto de la película no pasó de los tres mangos al felm no lo vio ni el loro. A destacar la actuación de Carlitos Pacheco como un expendedor de bebidas alcohólicas.

Su siguiente película "El loro que volvió de la muerte" (1976) corrió mejor suerte, ya que si bien no la vio ni el loro de la peli anterior, fue nominada como mejor película de reparto en el Festival del Paso del Salado.

Viendo que el género de tripas y sangre gratuita no rendía los frutos esperados decidió probar suerte con el drama psicológico de arte. Notablemente inspirado en las películas del sueco Ingmar Bergman dirigió "Pegame y llamame Marta" (1977), con el protagónico de Menchu Quesada. Road movie épico de hondo contenido sensiblero relata las peripecias de un grupo de motoqueros travestis que recorren la ruta 11 asolando todos los puestos de frutilla que hallan a su paso. Injustamente obviada por la crítica "Pegame y llamame Marta" es, sin embargo, de lo mas interesante que saliera de los estudios Chiclana's, que en realidad era una pantalla para el lavado de dinero proveniente del comercio ilegal de truchas truchas.

El mismo año se embarca en la empresa mas pretenciosa de la historia de la filmografía litoraleña: la filmación de "La internacional" basada en el himno marxista de los trabajadores.

Realizada con pedazos sobrantes de la filmación de sus dos películas anteriores resulta una clásica comedia edulcorada un tanto extraña, más aún en sus tramos finales cuando la heroína se despide de su amor homosexual recitando los versos de la canción roja: Removamos todas las trabas/ que oprimen al proletario/ cambiemos al mundo de base/ hundiendo al imperio burgués. Sin embargo por cuestiones de cambio de régimen y por su empecinamiento en no querer cambiar el título del film sufrió no digamos los rigores de la censura, sino que los rigores del clima. Una inundación se llevó los negativos que estaban secuestrados en una comisaría de Alto Verde.

Ya en 1978 viose obligado a emigrar a Italia por un oscuro caso de cheques sin fondos. En el país del Papa incursionó en el cine de animales, siendo "El loro que la tenía muerta" (1979) (en realidad una remaque de su segundo filme con ingredientes zoofílicos explícitos) un fenómeno de recaudación en Sicilia lo que le permitió vivir tres años sin tener que trabajar ni ocultarse de su segunda esposa que para ese entonces ya había superado el affaire de los cheques sin fondos.

En 1983, con el regreso de la democracia también él decide regresar a la Argentina (huyendo de la mafia italiana bajo el seudónimo de Nora Teflón) a reanudar su carrera dentro del género bizarro, pero los tiempos habían cambiado, el país era otro y Jacinto no pudo o no supo adaptarse a las nuevas tendencias. Actualmente es cronista de espectáculos en un importante diario del barrio Las Ranitas.



Opiná sobre este tema
Jacinto Chiclana en la época dorada de su andar cinematográfico
Afiche inglés de "Soplar y hacer botellas"
Un momento de la filmación de "El loro que volvió de la muerte"
Carlos Rodolfo Paez, protagonista de "el loro que la tenía muerta"
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