En Defensa del Banco de la Provincia

Como si se sorprendiera, el gobierno de Binner habla del “mal negocio” que fue privatizar el Banco Provincial de Santa Fe, pero para sus trabajadores eso no es ninguna novedad. Ana, integrante de la Comisión Interna de los Trabajadores del Banco durante los 90, no duda en hablar de “genocidio económico” y explica en esta nota el por qué se trata de un crimen premeditado.

El proceso pre-privatizador

por CPN Ana Marinetti

Para lograr privatizar un banco con 133 sucursales, con 2700 empleados en 1997 y ocupando el liderazgo de depósitos y créditos en la provincia, no sólo hizo falta un pliego licitatorio, sino un largo camino de destrucción, exacción y aprovechamiento de una gran empresa y un gran “negocio”.

Las acciones que llevaron a publicitar la necesidad de privatizarlo se enmarcan en tres acciones preponderantes:

  1. Deuda del gobierno
  2. Deuda de particulares
  3. Contrataciones inadecuadas
  1. Deuda del gobierno de la Provincia de Santa Fe: Durante el gobierno del Dr. Reviglio, se obligó al Banco (mediante Ley Nº 10168) a tomar dinero de los particulares (plazos fijos) para ser entregados a la Provincia en préstamo, obligándose ésta a devolver los fondos a los ciudadanos santafesinos al vencimiento de los plazos; usando ese dinero para pagos de sueldos y demás gastos corrientes de la provincia. Es así, que al vencimiento de los plazos fijos, la provincia no pagó y obligó al Banco a devolver ese dinero, inclusive se tuvo que pedir un crédito al Banco Central, para completar el dinero que debía devolver a los particulares.
    Luego de interminables incumplimientos en los pagos con que debía cancelar esa deuda (jamás se depositaron el 5% de los fondos de EPE y DIPOS,  se eliminaron los intereses punitorios,  se obligó a la reducción de la deuda y se convino el pago en BONEX 89 Valor Nominal). Este  convenio fue firmado entre Baclini (Pte. Del Banco) y Germano (Ministro de Hacienda).
    La deuda de más de U$S 216 millones quedó consolidada en U$S 73 millones, perdiendo el banco más del 66% de lo prestado.
  2. Con relación a los acreedores privados, es de público y notorio cuando desde el año 1983 en su gran mayoría, se utilizó el banco para dar crédito a las empresas amigas, que luego cancelaban por monedas o directamente no cancelaban, dejando una gran cartera de morosos e incobrables, que fueron blanqueados con la privatización.  Tan escandalosa fue esta situación que hubo medios gráficos que titularon “el día que me pagues” y se publicaron los nombres y montos de los principales deudores (Pcia. De Santa Fe, Didier, Industrias Welber, Florencia SA. Lainatti, Obra Social Metalùrgica, entre otros).
    Esta información fue entregada a los entonces diputados Ghezzi  (PJ), Favario (PDP), Telesco y Lorenzo (UCR) y Zabalza (PSP), por supuesto el bloque peronista no integró la comisión investigadora.
    Esto representó a valores de la época aproximadamente U$S 200 millones.
  3. Otra forma de expoliación fueron las contrataciones inconvenientes: la de más renombre fue la adquisición de un nuevo sistema de cómputos para las casas centrales y las 133 sucursales a la firma I.B.M., de forma tan escandalosa que la comisión gremial representante de los trabajadores se presentó ante la justicia denunciando tal hecho. Debemos aclarar que SOLO LOS TRABAJADORES hicieron  la denuncia judicial.

Luego de esta somera explicación, solo investigando en los medios de la época puede uno darse cuenta de lo verdaderamente sucedido con el banco, que nació y progresó como un banco de fomento a la producción, el comercio y los servicios. Que otorgó créditos tanto a los que querían montar una industria, como desarrollar la producción agropecuaria, como tantos particulares que compraron su casa y su auto con esta financiación.

El banco fue defendido solo por los trabajadores y pequeñas entidades intermedias, los sucesivos gobiernos lo expoliaron y en su última etapa, ya sin ideas propias, siguieron las directrices del gobierno nacional en la nefasta década del `90, desprendiéndose del banco que debió sostener en los difíciles momentos que atravesó nuestra provincia con decenas de miles de desocupados expulsados de las empresas estatales y las privadas que quebraban por falta de trabajo, de inversión y de “crédito” que quizás hubiera permitido su sostenimiento. Esta nefasta política que generó suicidios por haberlo perdido todo, que empujó a la clase media a vivir en villas de emergencia y que hizo que viéramos como nuestra gente comía de la basura.

Es lo que llamo un verdadero “genocidio económico”.


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