La gestación del levantamiento zapatista
Conciencia, organización y lucha

por Natalia Picciola Marozzi y Cristian Juan Bordón

"Somos producto del encuentro de la sabiduría y la resistencia indígena,
con la rebeldía y la valentía de la
generación de la dignidad que alumbró con su sangre la
oscura noche de la década de la década de los ’60, ’70, ’80.
De este encuentro aprendimos a ser firmes (…) a vivir
luchando…"
Comunicado del EZLN, 25 de agosto de 1995

Introducción

El movimiento zapatista marcó la forma de pensar, de organizarse, de construir y de luchar en las organizaciones y en el mundo intelectual que buscan una alternativa anti-capitalista. Siendo uno de los pocos movimientos armados –y no precisamente nos referimos a lo militar- que perduran en América Latina, y uno de los tantos movimientos de los cuales podemos replantearnos las teorías y las prácticas heredadas, consideramos una obligación placentera el estudiarlo y poder compartir nuestra visión.

De todas las aristas de la que puede ser “leído” este movimiento, en el presente trabajo pretendemos explicar, brevemente, las causas que desencadenaron la sublevación zapatista del primero de enero del ‘94. Para entender el por qué del levantamiento, del “¡ya basta!”, que retumbó en el mundo apenas salido del sureste mexicano, quisimos investigar y entender cómo se fue constituyendo el movimiento: comprender cuáles fueron los factores que hicieron digna la rabia. Más allá de analizar las razones, la pretensión incluye el poder desarrollar una mirada más completa a las condiciones previas y la forma en que se gesta un movimiento de características únicas en Latinoamérica.

No en vano encaramos la tarea de dilucidar cómo comienza a construirse esa lucha. Para nosotros, este modesto trabajo es un gran desafío, en tanto entendemos que para conocernos necesitamos acercarnos. Informar aparece entonces como una forma de acercarse a otros distantes en tiempo y espacio; acercamiento que nos permite repensar nuestras luchas.

De Zapata al Zapatismo

Comenzaremos haciendo una breve recuperación de la historia Mexicana, como marco de desarrollo de la lucha zapatista.

La gesta iniciada en 1910 con Pancho Villa al Norte y Emiliano Zapata al Sur, culminó en México con una nueva Constitución. Las banderas levantadas en nombre y representación de las comunidades, fueron parcialmente acogidas: el Artículo 27 estableció la propiedad originaria de la nación sobre todas las tierras y aguas comprendidas dentro del territorio y  acordó transmitir a los ciudadanos el dominio de tres tipos de propiedad derivados de aquélla: privada, ejidal y comunal. Partía de la necesaria eliminación de los latifundistas y de la gran propiedad territorial.

El impacto legitimador de aquél artículo llegará hasta 1968, punto de inflexión histórico en el que emerge un vasto movimiento social protagonizado por obreros, campesinos indígenas y mestizos, colonos, maestros y estudiantes. Se disemina la pasión revolucionaria, y si algunos la transforman en prédica ardiente y en organización en el terreno de la lucha de masas, otros - entre los cuales hay que contar a muchos radicalizados a partir de una matanza el 10 de junio de 1971 (1) - eligen el camino de las armas. Sobre todo en el norte y en el centro de México surgen organizaciones de guerrilla urbana. En el estado de Guerrero, a causa de condiciones particulares, emergen dos movimientos guerrilleros rurales: el de Genaro Vázquez (2) y el de Lucio Cabañas (3).

La crisis económica actuó como un poderoso catalizador de este proceso. La estrategia  de los sucesivos gobiernos priístas (4) fue dirigida a atender prioritariamente los intereses de una minoría ya privilegiada: inflación, destrucción de los recursos productivos, caída del salario real, desempleo, predominio del capital especulativo y corrupción. La fuga de capitales que implica el arrasamiento de las reservas determina la devaluación, la contratación de nuevos créditos y por ende un mayor endeudamiento, un programa de emergencia y la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En otras palabras: más pobreza y una impresionante concentración de la riqueza.

Los campesinos indígenas y mestizos inician su movilización desde 1970, pero con una constancia y una capacidad organizativa sorprendentes. El movimiento se despliega por todos los rumbos del país y su objetivo central destaca pronto: la lucha por la tierra.

Se declara por estos años el fin del reparto de tierras, se tipifica como delincuentes federales a los invasores de predios privados, se complican y centralizan los trámites para la regularización de tierras, se conceden amparos a los dueños de tierras privadas, se producen cientos de asesinatos por motivos agrarios, y se declara indispensable "regularizar" la tenencia.

La represión se transformó en "parte estructural de la política agraria". En 1976 la represión se da a la tarea de aniquilar a las guerrillas rural y urbana, dejando un saldo de 1500 muertos, alrededor de 1000 presos políticos y más de 400 desaparecidos.

Ya hacia 1980 es evidente la profundización de la desigualdad social, la mayor dependencia al capital trasnacional, dentro de un modelo más concentrador y excluyente. Se da un abandono del mercado interno y se produce la reorientación del aparato productivo hacia la exportación, aumentando la brecha entre sectores y/o actividades económicas, entre grandes y pequeñas industrias y entre regiones. Todo esto se acompaña de una activa propaganda a favor de las mágicas virtudes del mercado, la liberalización comercial y las privatizaciones.

Al mismo tiempo y, en forma desigual, se desarrollaron un gran número de luchas sociales y políticas. Su gravitación fue tan fuerte que logró atraer, hasta los ochenta, un conglomerado de saber intelectual y técnico que se incorporó para dirigirlas, instruirlas, apoyarlas o sólo con propósitos de investigación. Se escribieron libros, tesis, crónicas y artículos; se investigaron los movimientos, se levantó el registro de sus vicisitudes, aparecieron folletos, revistas y periódicos, y se organizaron colecciones editoriales, seminarios y discusiones. Todo ese material forma hoy una verdadera biblioteca que contiene la historia y los avatares de esa intensa movilización social.

Con el advenimiento de la caída del muro de Berlín y el predominio ideológico del neoliberalismo, decae esa efervescencia cultural y muchos de los cuadros intelectuales que la animaron, son cooptados por el gobierno. Entre los cómplices del desastre nacional se contaba en sus filas a un premio Nóbel, Octavio Paz,  que fue incapaz de ponerse al lado de su pueblo.

En 1988 se produce un intento masivo y generalizado por pasar a la ofensiva. En gran número, las clases subalternas deciden transitar la vía hasta entonces relativamente poco explorada de la lucha electoral. Es cierto que los veinte años anteriores habían preparado las condiciones. Porque desde el ‘68 venía fraguándose en las mismas luchas, al toparse en todas partes con el autoritarismo, una estrategia objetiva que fue generalizando desde abajo la aspiración a la democracia. Esta vino a coincidir con el valor preponderante que ese tema tenía ya en el discurso intelectual, entre la mayor parte de la izquierda y en el PAN (5), sin contar con la alta valoración que había readquirido en el contexto internacional. Pero también se acumularon otros hechos que contribuyeron a fermentar un nuevo estado de ánimo social: los continuos fraudes electorales y las disputadas elecciones de Chihuahua, la movilización de la sociedad civil en el Distrito Federal a consecuencia de los sismos de 1985 y el desprestigio del PRI y del gobierno por su incapacidad para atender la emergencia, el surgimiento de nuevas organizaciones urbano-populares y la ampliación de otras en la ciudad de México, la movilización -entre noviembre de 1986 y febrero de 1987- de miles de estudiantes de la UNAM agrupados en el CEU, la huelga de los electricistas del SME y su marcha al Zócalo del 3 de marzo de 1987 que irradiaba -o al menos así se percibía- una fuerza inusitada y, finalmente, el crack de la Bolsa de Valores y la devaluación de octubre de 1987.

Los elementos claves para configurar la coyuntura de 1988 lo aportó la escisión del PRI, los fraudes electorales para impedir los posibles avances del PRD (6), el despiadado acoso a ese partido -casi 300 de cuyos militantes fueron asesinados-, una vasta e incansable campaña de desprestigio, etc. A pesar de todo, el PRD se organizó y ocupó un espacio ganado a pulso en la lucha electoral. Parecía que la movilización social había encontrado una nueva forma de expresarse. Es cierto que la mayor parte de los cuadros de izquierda hallaron en ese partido una instancia de organización nacional, y en la contienda electoral una manera de sostener una tenaz lucha contra el régimen. Pero sólo era una apariencia.

Orígenes del movimiento

Luego de haber revisado brevemente la historia mexicana, a continuación nos abocaremos a recuperar el contexto chiapaneco como territorio en el que se gesta el movimiento zapatista.

A mediados de la década del ‘30, por la aplicación de políticas agrarias que respondían al Artículo 27 de la Nueva Constitución (7), se produce en México el mayor reparto de tierras para  los campesinos que la demandaban. En ese entonces Lázaro Cárdenas (8) era el presidente.

Entre el ‘40 y el ’60, el gobierno aplicó una política de colonización para dar solución al conflicto agrario. Ésta consistió en proteger a los terratenientes y en conservar la estructura agraria, dejando intacta la propiedad latifundista. El Estado de Chiapas promovió, así, la colonización de las áreas boscosas, comenzándose a poblar de forma paulatina el “desierto del lacandón” –hoy conocido como “Selva Lacandona”-. La Lacandona se fue constituyendo por grupos de campesinos e indígenas –choles, tzeltales y tzotziles-, que fueron obligados a trasladarse desde varios estados, en los que presionaban al gobierno para que se les entregara tierras que estaban en manos de los terratenientes. De esta manera el Estado logró disolver los conflictos, protegiendo las tierras privadas.

A este factor histórico se sumaron otros de carácter coyuntural, como la crisis de la agricultura y de la economía mexicana -desde mediados de la década del ’70- , el agotamiento del corporativismo como instrumento de control político y una pérdida de legitimidad del presidencialismo y del partido de Estado. Fue en la selva donde estas comunidades comenzaron a cultivar maíz y frijol para su supervivencia y donde, a partir de la década del ’70, se iniciaron y desarrollaron procesos de organización independientes de grupos de campesinos, indígenas y mestizos.

Más tarde, la explotación capitalista -petrolera, de construcción de represas para producción de energía eléctrica, de expansión de la ganadería, de desarrollo de zonas turísticas y de aumento del crecimiento urbano- se expandió a nuevos territorios, desplazando a miles de campesinos de sus relaciones de producción, sin integrarlos a otras. En Chiapas la economía campesina se deterioró y se dio un proceso denominado “descampesinización sin proletarización”. Las contradicciones de clase se profundizaron, por lo que el movimiento campesino se radicalizó y ejerció presión por la recuperación de tierras. Este movimiento -cuya bandera principal era la del reparto agrario- logró masificarse a partir del ’74.

Desarrollo del movimiento campesino indígena

El desarrollo del movimiento campesino se puede dividir en cuatro fases. La primera  abarcaría el período 1974-1978, la segunda 1978-1980, la tercera 1980-1984, y la cuarta 1985-1992.

1er fase: surgen dos vertientes

En esta fase, el movimiento campesino incrementó las ocupaciones de las propiedades privadas en todo el Estado, y el aparato represor del mismo -ejército federal, policía estatal, guardias blancas-, se encargo de desalojar, perseguir y encarcelar al campesinado. También los propios finqueros dieron su respuesta violenta.

El proceso de lucha y organización del campesinado chiapaneco se intensificó a principios de los ‘70, particularmente entre 1974 y 1977, iniciándose y desarrollándose en base a dos vertientes. Una fue el Congreso Indígena que se realizó en San Cristóbal de las Casas, en el mes de octubre de 1974, y que fue auspiciado por el gobierno del Estado mexicano y organizado por la Diócesis de San Cristóbal. Aunque en un principio fue una iniciativa del gobierno mexicano para canalizar el descontento generalizado y prepsentarse como una demagógica apertura democrática, finalmente se convirtió en un instrumento de cohesión del sufrimiento y descontento de los indígenas tzotziles, choles, tzeltales y tojolabales. La otra vertiente fueron los movimientos que comenzaron a desarrollarse paralelamente a este Congreso, con una dinámica propia, sin intervención del Estado, dando lugar al surgimiento de otras experiencias de organización y lucha (9).

2da fase: organizaciones de izquierda y expansión de la lucha

Entre 1978 y 1979 llegaron a Chiapas las primeras organizaciones políticas de izquierda (10), produciendo una fuerte incidencia ideológica en el joven movimiento campesino. Por otro lado se produjo la expansión del conflicto hacia otras regiones del Estado y el incremento de las demandas del campesinado.

Una de las organizaciones de izquierda, “Línea Proletaria”, se insertó en el proceso de organización de los campesinos de la Lacandona, más específicamente en la región norte y en la Sierra Madre. En estas regiones impulsó la protesta campesina respecto a la demanda de tierras y la organización autónoma en la producción. El trabajo político de “Línea Proletaria” se basó en la creación de instancias de organización política (11) y económica (12) de los campesinos.

La Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) -organización paralela al Congreso indígena-, trabajó en la organización de los campesinos en relación al Sindicato de Obreros Agrícolas Miguel de la Cruz. Exigió demandas laborales a los patrones, como el pago de salario.

Ambas organizaciones, tanto “Línea Proletaria” como la CIOAC, contribuyeron a hacer visible la lucha campesina y a darle el marco organizativo para salir de la espontaneidad y la desarticulación de los primeros años.

El movimiento comienza a dividirse en algunas regiones: un sector es seducido por organismos gubernamentales y otro sigue por el mismo camino que antes. A pesar de esto, el conflicto se empieza a hacer visible en otras regiones como ser Soconusco, Petrolera y Altos, mediante acciones de ocupación de tierras promovidas por la “Alianza Campesina Revolucionaria”. Como era de esperar, estas acciones tuvieron como respuesta la represión estatal y para-estatal.

Es así que, a pesar de la desarticulación, el proceso de lucha y organización se profundiza. La experiencia de las luchas se va acumulando entre las organizaciones.

3ra fase: consolidación de las organizaciones y surgimiento de nuevas

A partir de esta fase todas estas organizaciones fueron interrelacionándose y conformando organizaciones sociales con un mismo objetivo: solucionar el problema agrario, conseguir espacios de participación y mejorar las condiciones de vida.

Del proceso iniciado en 1974, la CIOAC se consolidó, abarcando noventa comunidades de varias regiones de Chiapas y, a pesar de priorizar en un principio demandas de corte laboral, terminó luchando por reivindicaciones de carácter agrario. La “Unión de Uniones Ejidales y Grupos Campesinos Solidarios de Chiapas” (UU), que abarcaba ciento cincuenta y ocho comunidades, giró hacia la búsqueda de mecanismos para aumentar la producción, la productividad y mejorar los salarios. Se conformó la “Coordinadora de Lucha de Chiapas” (CLCH) - integrada por obreros, campesinos, estudiantes, docentes y el movimiento urbano popular-, cuya creación fue fundamentalmente influenciada por la “Organización Campesina Emiliano Zapata” (OCEZ) (13). Todas estas organizaciones estaban diseminadas por el Estado chiapaneco.

Otras organizaciones surgieron, con menor alcance que las anteriores, como la “Coordinadora Nacional de Pueblos Indios” (CNPI), la “Alianza Campesina Revolucionaria” (ACR), la “Coordinadora Campesina Revolucionaria Independiente” (CCRI) y, la “Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas” (UNTA) que era una rama del Partido Socialista de los Trabajadores.

En esta fase, uno de los rasgos más sobresalientes fue el surgimiento de estas organizaciones y su diversidad y riqueza en las formas de lucha llevadas adelante. Las movilizaciones masivas fueron una constante entre 1980 y 1985, al igual que la represión estatal.

4ta fase: Transición del movimiento

Una década de represión quiebra a las organizaciones y al movimiento popular en general. La crisis de la economía y de la agricultura también contribuyen a la división de las organizaciones, de las cuales surgen otras nuevas. Se inicia así, a partir de 1985, una nueva fase de la lucha. A los reclamos por la tierra se sumaron demandas vinculadas a la producción y al incremento de los precios de garantía (14). La lucha política se fortalece al mismo tiempo que la violencia se institucionaliza, tendiendo a cerrar los espacios de participación y favoreciendo a los sectores pudientes (los sectores empresariales). El neoliberalismo se hace sentir.

Las tres organizaciones más importantes hasta el momento se disuelven en estos años. Muchos dirigentes fueron asesinados, perseguidos y encarcelados. Surgen entre otras organizaciones, la “Unión General Obrero Campesino Popular” (UGOCP) y la “Coordinadora Nacional de Pueblos Indios” (CNPI), organizaciones a nivel nacional que adquieren mayor presencia en Chiapas.

La lucha y la organización incorporan nuevos colores. El discurso de las nuevas organizaciones suma, al de las demandas agrarias, el reconocimiento étnico, la libertad política y la democracia. El reclamo al reconocimiento de la dignidad y el respeto a la cultura de los pueblos indígenas son iniciadores de movilizaciones y motor de creación de nuevas organizaciones.

El 12 de Julio de 1986 se realiza el Primer Congreso Campesino, del cual participó la CCRI, la CIOAC, la OCEZ, el CRIACH (Consejo de Representantes Indígenas de los Altos de Chiapas), la UU, la “Unión de Crédito Pajal Ya Kactic”, entre otras. Las principales demandas del congreso estuvieron relacionadas con la producción y con la comercialización.

En pleno gobierno de Carlos Salinas de Gortari (15), la lucha por la tierra entra en un laberinto sin salida; los cambios que el gobierno produce sobre el Artículo 27 de la Constitución Nacional favorecen la creación de sociedades mercantiles.

A partir de 1992, comienza a hacerse visible el nivel de organización de los indígenas chiapanecos a través de grandes movilizaciones en las se desconocen las reformas salinistas al Artículo 27, y donde se acusa al Gobierno Nacional  de vender el país. Al conmemorarse 500 años de la invasión española, las movilizaciones se extienden a nivel nacional y latinoamericano. En San Cristóbal de las Casas, miles de indígenas ocupan la ciudad y como acción directa destrozan la estatua del conquistador Diego de Mazariegos. Condenaron allí a la conquista española y las políticas neoliberales del presente régimen, exigiendo solución a los problemas agrarios, democracia y libertad. La movilización abrió de nuevo la posibilidad de coordinación y se fundó el Frente de Organizaciones Sociales de Chiapas (FOSCH) que en su mejor momento llegó a aglutinar a treinta y cinco organizaciones.

Constitución del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Hasta aquí recorrimos el desarrollo del movimiento campesino-indígena chiapaneco entre los años 1974 y 1992. Ahora bien: ¿En qué momento comienzan a consolidarse los cimientos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional?

Dentro del movimiento campesino-indígena, cuyo recorrido mencionamos anteriormente, la organización en la que el movimiento zapatista fija su origen son las denominadas “Fuerzas de Liberación Nacional” (FLN) (16).

Este contingente guerrillero - al cual, en algún momento, entró a militar el ahora subcomandante Marcos - se fundó el 6 de agosto de 1969 en el Distrito Federal. En un folleto se lee:

“cerrados todos los caminos del diálogo político, un pequeño grupo de hombres y mujeres...tomaron la decisión de iniciar uno de los movimientos armados más originales que registra nuestra historia. Conocedores de las fibras más sensibles de nuestra idiosincrasia, se propusieron modificar primero la conciencia nacional, fincaron el crecimiento del movimiento en dar preponderancia a las causas políticas más que a las militares, prohibieron el uso de la violencia para adquirir armas y equipos; descartaron el terrorismo como método de lucha; no fijaron plazo para desarrollar las actividades conspirativas y dejaron claro que era a la dictatorial figura presidencial a la que declaraban la guerra, no al pueblo de México”.

Según los mismos zapatistas, “para entender al EZLN hay que considerar el antecedente de las FLN”. Se tiene conocimiento de su presencia en la zona de Ocosingo (Chiapas) en los inicios de 1974.

Luego de un grave ataque a una de sus sedes (17), varios militantes históricos, entre ellos Fernando Yánez, asumieron la tarea de dar continuidad, en Chiapas, a las FLN y su proyecto político. Muchos de esos gestores continúan en el anonimato. Su fundador, Cesar Yañez Muñoz, fue desaparecido en Chiapas mientras desarrollaba la organización guerrillera. Marcos arribaría a la región en 1983.

Las FLN se fueron integrando a las luchas campesino-indígenas, gestando lo que sería el EZLN. No encontraron un pueblo fragmentado y desorganizado, sino una región cohesionada, con cierta experiencia política y con esperanzas de alcanzar mejores condiciones de vida, que se habría dignificado en un proceso organizativo impulsado por la participación de las comunidades en la solución de sus propios problemas. La incorporación a estas redes ya existentes, dio la posibilidad a las FLN de conformar el Ejército Zapatista como una organización amplia.

Desde el análisis del propio “portavoz “ de los zapatistas, el Subcomandante Insurgente Marcos, el EZLN no nace como una “guerrilla”, sino como un ejército popular, estrechamente ligado a las comunidades indígenas. El Subcomandante señala que la construcción de aquellos militantes de izquierda no estuvo signada por la “aplicación” de teorías importadas e impuestas, sino por un calendario de lucha construido desde abajo, a partir de la fijación de la propia coyuntura, escuchando y aprendiendo de la realidad concreta: la de los guerreros de raíz maya de las montañas. Y dice:

“De esa mezcla habría de nacer no sólo el EZLN, también la palabra hecha arma, escudo y espada de los más olvidados de la Patria: los pueblos indios zapatistas.” (18)

Se convierten así en el único caso de un movimiento rebelde en que un profundo y extenso proceso interno, de construcción y de lucha, dio paso a otra organización, sin abandonar lo que fuera la primera. Ello incluiría la decisión de dirigentes y mandos de vivir ese proceso, asimilarlo y dar paso a la construcción de algo nuevo. Las FLN se mimetizaron y el 17 de noviembre de 1983 se funda el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Nace entonces una de las experiencias más originales de la izquierda rebelde latinoamericana.

Cuando el FLN llega a Chiapas con la idea de gestar una revolución mediante la aplicación de la teoría marxista según el leninismo, “el manifiesto comunista es una guía para la acción”, se encuentra que había otra teoría, la teoría autóctona, la que fueron construyendo los pueblos originarios, los campesinos, con su propia práctica, con su propia vivencia. Entonces al evaluar la viabilidad de la teoría revolucionaria que venían con la idea de aplicar los marxistas, tuvieron que replantearse y reformular conceptos y prácticas.

Según el trabajo de Matamoros Ponce, los militantes de la izquierda marxista fueron rechazados al comienzo. La desconfianza de las comunidades estaba relacionada con la connotación antirreligiosa del marxismo, incompatible con las creencias de los indígenas, religiosos y practicantes. Varios años pasaron hasta que por la falta de respuesta a sus reivindicaciones, las comunidades se fueron incorporando a los zapatistas, sin abandonar sus formas de organización tradicional.

“No dieron lecciones dogmáticas de guerrilla o de estrategia militar, sino que, ellos mismos reforzaron sus relaciones organizativas con el movimiento indígena. En otras palabras, asimilaron a su propia visión de resistencia y lucha, la autoorganización campesina, los usos y costumbres, sus formas de gobierno” (19).

No fue hasta el levantamiento del EZLN en la madrugada del 1° de enero de 1994, cuando las demandas y reivindicaciones indígenas fueron puestas en el primer plano de la conciencia nacional mexicana, y a partir de entonces se desató un proceso organizativo indígena nunca visto en la historia de México:

“por primera vez en la historia, los pueblos indígenas de México nos planteábamos una seria articulación de nuestras demandas y aspiraciones. Un actor, incómodo para muchos, emergía en el escenario nacional y proponía una nueva relación entre los pueblos indígenas, la sociedad en general y el gobierno, basada fundamentalmente en el reconocimiento de derechos colectivos para la reconstitución de la vida indígena” (20).

Con su aparición, el EZLN cancela el periodo de transición del movimiento campesino y crea condiciones para un nuevo proceso, determinado ahora por la presencia armada de una organización político-militar que legitima un nuevo discurso político y una nueva manera de buscar solución a los problemas sociales.

Conclusión

Cuestionarse sobre los caminos de la dignidad es uno de los caminos que nos debemos. En particular, Chiapas es un estado de contrastes. Las contradicciones definen a la perfección el mapa doble del estado chiapaneco: la riqueza de sus recursos naturales coexisten con el índice más elevado de marginación. Crece la represión a la par de la lucha y la organización popular; el enriquecimiento de unos pocos contrasta con la miseria de las mayorías campesinas, indígenas y mestizas; múltiple es su diversidad cultural, desarrollada junto al mayor índice de analfabetismo y de mortalidad del país por enfermedades curables. Es en este contexto en el que se desarrolla el movimiento zapatista, con la fuerza de un grito originario que habita las contradicciones mismas: las dice y las discute.

A lo largo del recorrido analizado, el proceso nos muestra la confluencia para la resignificación como eje de esta génesis. Se cruzan así el problema de la tierra, la lucha agraria, el proceso de modernización de la economía chiapaneca, el desarrollo político-ideológico de un amplio movimiento campesino y popular, la violencia gubernamental y la falta de democracia. Esta fusión amplia y compleja que antecede y explica el movimiento armado pone en escena a sobrevivientes de una organización político-militar con un planteamiento insurreccional, fusionados con luchadores agraristas y con el movimiento indígena de la selva.

De los pueblos originarios persiste su cosmovisión: su relación con la tierra y la naturaleza y sus formas de trabajo comunitario. Se actualizan entonces ancestrales usos y costumbres culturales de organización de las comunidades -toma de decisión, ética de comportamiento y organización comunitaria de la vida campesina-. El EZLN crece apoyándose en las raíces colectivas del viejo calpulli (lugar y sistema de reunión comunitaria  precolombina), en la democracia directa y en la autonomía que les han permitido a estos pueblos  resistir durante más de cinco siglos de opresión.

De cristianos como Fray Bartolomé de las Casas y Monseñor Samuel Ruiz recuperaron una rama negada por la misma iglesia: la teología de la liberación (21), que, como actor presente en la vida de las comunidades, se identifica como colaborador en la toma de conciencia y la autoorganización.

De los mitos fundadores de la nación mexicana toman la sublevación de campesinos e indígenas, el Ejército del Sur como ejército de masas, la lucha intransigente contra los poderosos que no busca apropiarse del poder y el programa agrario de redistribución de las tierras. Como continuadores de una revolución interrumpida desde el asesinato de Emiliano Zapata en 1919, “Tierra y libertad” es la consigna central de los nuevos zapatistas.

Del marxismo-leninismo, a nivel internacional -los casos como el cubano o el  nicaragüense, a los que podríamos sumar la guerra civil en El Salvador y la guerrilla de Guatemala-, toman las expectativas esperanzadoras respecto a la viabilidad de la lucha armada para la transformación del sistema capitalista.

Del guevarismo, es decir, el marxismo en su forma revolucionaria latinoamericana, toma la ética revolucionaria que señala la importancia de la lucha armada, el lazo orgánico entre los combatientes y el campesinado, el fusil como expresión material de la desconfianza de los explotados hacia sus opresores, y la disposición a  arriesgar la vida por la emancipación de sus hermanos.

Del movimiento campesino chiapaneco toman la insistencia en la organización y en la unión de los distintos actores sociales como forma de lucha. Es en ese recorrido que el movimiento se va nutriendo de la experiencia política que le dará nacimiento.

De los intelectuales  toman, en su origen, a una fuerza que tuvo la capacidad de abrirse a escuchar a los otros con quienes pretendía construir un camino.

El levantamiento se produce en 1994, pero tenía muchos años preparándose. Dice Marcos:

“Hemos realmente sufrido un proceso de re- educación, de re-modelación. Como si nos hubiéramos desmontado, puesto en piezas separadas, el marxismo, el leninismo, el socialismo, la cultura urbana, la poesía, la literatura, todo aquello con lo cual estábamos hechos(…) Nos hemos desestructurado y enseguida nos hemos vuelto a reconstruir diferentemente. Era la única forma de sobrevivir” (22).

Distintos niveles de cohesión de lo social apuntalan la construcción de esta nueva forma de resistencia. Creemos que el desafío es, hoy, analizar seriamente los caminos de la dignidad, reconociendo la participación simbólica de una red de resistencias de orígenes múltiples, para combatir las propias contradicciones y recuperar, así, memoria y utopía en un solo gesto. Es la única forma de sobrevivir.


Bibliografía

  • Anahí Alviso Merino, “La guerrilla del Ejército Zapatista de liberación Nacional. ¿Una experiencia marxista?”, Revista Nómadas Nº 8, Universidad Complutense de Madrid, España. Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe. Ciencias sociales y Humanidades, 2003.
  • Adelfo Regino Montes, “Los pueblos indígenas: diversidad negada”, Revista Chiapas Nº7, 1999, México.
  • Rubén Jiménez Ricárdez, Ensayo “Las razones de la sublevación”, Revista Chiapas Nº3, 1995, México.
  • Juan González Esponda y Elizabeth Pólito Barrios, Notas para comprender el origen de la rebelión zapatista”, Revista Chiapas Nº1,1995, México.
  • “Breve resumen histórico de la rebelión zapatista”, sitio web: zapateando.wordpress.com.
  • Subcomandante Insurgente Marcos, "Chiapas: el Sureste en dos vientos, una tormenta y una profecía", Documentos y comunicados del EZLN, t. I Era, México, 1994, pág. 60.
  • Hugo Guzmán Rambaldi, “Zapatistas revelan su historia”, Revista Punto Final Nº543, 2003, Chile.
  • Palabras de la Comisión Sexta en el 23º Aniversario del EZLN, Casa-Museo del Doctor Margil AC, Municipio de Apodaca, Nuevo León, México, 17 de Noviembre de 2006.
  • Carlos Antonio Aguirre Rojas, “Mandar Obedeciendo” Las lecciones políticas del neozapatismo mexicano, Prohistoria Ediciones, 2009.
  • Fernando Matamoros Ponce, “Memoria y utopía en México” Imaginarios en la génesis del neozapatismo, Ediciones Herramienta, Bs. As., 2009.

  • Opiná sobre este tema

    Titulo:
    Comentario: (no más de 500 palabras please)
    Firma:
    E-Mail:

(1) Fue durante  la presidencia de Luis Echeverría Álvarez, cuando un grupo paramilitar, “Los Halcones”, organizados por el Ejército, reprimió una movilización estudiantil que estaba manifestándose en solidaridad con los estudiantes de Monterrey, en una lucha enmarcada en una disconformidad por las políticas que el gobierno del PRI estaba aplicando en la educación superior.

(2) Genaro Vázquez Rojas (1931-1972). Docente, líder sindical, pasó a la clandestinidad encabezando la “Asociación Cívica Nacional Revolucionaria”.

(3) Lucio Cabañas Barrientos (1939-1974), líder estudiantil, maestro rural. Comandaba el grupo insurgente “Partido de los Pobres” que se asentaba en las sierras del estado de Guerrero.

(4) Partido Revolucionario Institucional (PRI).

(5) Partido de Acción Nacional. Fundado en 1939. Llega a la Presidencia de México en diciembre de 1996 con la asunción de Vicente Fox.

(6) Partido de la Revolución Democrática (PRD). Fundado en 1989.

(7) Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que reforma la del 5 de febrero de 1857. Fue promulgada en febrero de 1917 y entró en vigor en mayo del mismo año.

(8) Lázaro Cárdenas, miembro del Partido de la Revolución Mexicana. Fue Presidente de México entre 1934 y 1940.

(9) Los casos más sobresalientes fueron: los comuneros de Venustiano Carranza; el levantamiento de indígenas tzotziles en el municipio de San Andrés Larráinzar, el violento despertar de los chamulas y, por último, el resurgimiento de la lucha agraria de los campesinos mestizos de la región de la Frailesca, principalmente, en el municipio de Villa Flores, cuyo movimiento se extendió a los de Chiapa de Corzo, Tzimol y Socoltenango y que en 1976 fundaron la Alianza Campesina "10 de abril".

(10) Línea Proletaria y la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC)

(11) Unión de Uniones y Grupos Campesinos Solidarios de Chiapas (UU). Se constituyó el 4 de septiembre de 1980 en el municipio de Las Margaritas, Chiapas. Abarcaba 158 comunidades tzeltales, tojolabales, choles, tzotziles y mestizas dispersas en diez municipios del estado chiapaneco. Tres años después de su creación terminaría dividiéndose.

(12) Unión de Crédito "Pajal Ya Kactic".

(13) Organización Campesina Emiliano Zapata. Fundada el 18 de junio de 1982 en la Comunidad Tzotzil de Venustiano Carranza.  Aglutinaba comunidades de las regiones Altos, Centro, Norte y Fronteriza.

(14) Los precios de garantía intentan controlar los precios solamente en dirección descendente, mientras permiten aumentos sin restricción. Son costosos para el presupuesto público, porque normalmente están diseñados para elevar el precio a los productores por encima del precio de equilibrio de mercado, y también para mantener los precios a los consumidores en o debajo el nivel de mercado. Entonces el gobierno paga la diferencia. Fuente: www.fao.org.

(15) Carlos Salinas de Gortari, miembro del PRI. Fue presidente de México entre 1988 y 1994.

(16) Cuando el EIM se disolvió, algunos de sus miembros tomaron la decisión de conformar las Fuerzas de Liberación Nacional, en cuya asamblea fundacional Yáñez fue elegido como primer responsable, un 6 de agosto de 1969. En 1972 impulsó la formación del Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata (NGEZ), del que fue comandante en jefe y, en 1974, cuando dio inicio la primera operación contrainsurgente en las cañadas, conocida como Operación Diamante, "Manuel" dirigió el repliegue táctico del grupo en la selva Lacandona, pero fue descubierto y asesinado por el ejército en Cintalapa, municipo de Ocosingo, el 16 de abril de 1974.

(17) A inicios de 1974 se produjo un hecho represivo en Monterrey, donde las fuerzas policiales y del ejército atacaron “La Casa Grande” como la denominaban, ubicada en San Miguel Nepantla, zona vecina del Distrito Federal. Fueron asesinados la mayoría de los militantes que se encontraban en el lugar y sólo sobrevivieron dos.

(18) Palabras del Subcomandante Marcos en el 23º aniversario del EZLN, el 17 noviembre del 2006 en la Casa-Museo del Doctor Margil AC, Municipio de Apodaca, Nuevo León.

(19) Fernando Matamoros Ponce, “Memoria y utopía en México” Imaginarios en la génesis del neozapatismo, Ediciones Herramienta, Bs. As., 2009, pág. 236.

(20) Adelfo Regino, “Los Pueblos Indígenas: diversidad negada”, Chiapas Nº7, Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM-Era, México, 1999, pág. 27.

(21) Para mayor información acerca de la relación entre el EZLN y las Comunidades Eclesiásticas de Base, representantes de la Teología de la Liberación en Chiapas consultar el texto “Memoria y utopía en México” de F. Matamoros Ponce.

(22) Memoria y utopía en México. Imaginarios en la génesis del neozapatismo. Fernando Matamoros Ponce. Pág.288.

¬ Anterior Ir a la Portada Siguiente ®