Reportaje a Ismael Jalil de Correpi

¿Gatillo fácil o política intencionada?

El 17 de junio pasado, en la ciudad de Bariloche la policía de la provincia de Río Negro asesinó a un adolescente de 15 años. Apenas transcurridas unas horas de conocida la noticia, mientras Corea del Sur y Argentina se batían en pleno mundial de Sudáfrica, una pueblada puso la noticia en la prensa nacional, pero la misma, que en otro momento podría haber abarcado grandes titulares y debates a todo lo largo del país, permaneció prácticamente en segundo plano.

En esas movilizaciones posteriores dos personas más perdieron la vida producto de la represión policial. Tres muertos en total, una noticia que no pudo ganarle espacio a aquellas relacionadas con el mundial, el fútbol alegre de la selección argentina o la presencia de “barras K” en Sudáfrica.

¿Casualidad o política intencionada?

Un documento redactado por la Correpi (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional) intitulado “Gatillo Fácil y represión en Bariloche: Ni abuso ni exceso‏”, fue la excusa para charlar, en nuestro programa radial de los sábados por la mañana, con Ismael Jalil, integrante de la Mesa de Dirección de la  Correpi y del equipo de abogados.

Mdh: Nos llamó la atención el perfil de este documento, porque no es lo que se escucha habitualmente alrededor de los temas relacionados con el  gatillo fácil, incluso porque  “gatillo fácil” es una definición que parece “una casualidad”.

Ismael Jalil: No, precisamente está muy lejos de ser una casualidad. “Gatillo fácil” es un término que viene desde hace mucho tiempo atrás, no es un invento nuestro. Cualquiera que busque en la historia que no se cuenta de la Argentina podrá ver por ejemplo entre el material que produjo ese ejemplo de periodista que fue Rodolfo Walsh, el término “gatillo alegre” con el que ya calificaba esta política sistemática del estado capitalista que desarrola sobre los sectores más pobres, al que primero empuja hacia la desesperación, hacia la falta de salidas o la ausencia de alternativas y después los disciplina matándolos en la calle simulando un enfrentamiento. Vos fijate una cosa, que curioso  no? Estos casos en la inmensísima mayoría tiene un denominador común, la bala entra por la nuca o por la nalga. ¿De qué enfrentamiento estamos hablando?

Y además, otro denominador común, al lado del cuerpo, cuando los vecinos que se acercan por una cuestión que tiene que ver incluso con la dignidad humana  -habrá hasta quien lo hace por curiosidad-  forma parte de la naturaleza humana esta reacción si en la calle de un barrio matan a un pibe o escuchan  un tiroteo, después cuando se calma salen a ver. Cuando salen a ver esos vecinos se encuentra con que está el cuerpo del pibe todavía ahí, el cuerpo del pibe está tirado ahí con un balazo por atrás y con un hombre  uniformado o no, que está cerca, pateándolo inclusive –esto lo refieren los vecinos generalmente-  misteriosamente al rato aparece un arma plantada. Y misteriosamente ese arma nunca funciona, ese arma está limada, ese arma es lo que comúnmente se denomina “un perro”.

Estos detalles, estas características que se van repitiendo en cada uno de estos hechos, son después  avaladas en  instancia judicial. ¿Por qué decimos esto? Porque hoy por hoy-y  ustedes no saben lo que es la provincia de  Buenos Aires en ese sentido, a nivel de la Casación Penal de la provincia de Buenos Aires- intentan alivianar, intentan resolver el tema del  imputado de un homicidio  de estas características y lo transforman en un homicidio culposo,  “el arma se disparó”. ¿Alguien sabe cual es la diferencia entre una pistola y un revolver? La pistola, fundamentalmente, necesita de una presión muy concreta y una actividad muy concreta por parte de quien la empuña para que la bala se dispare.

Mdh: y además tienen seguro.

Ismael Jalil: Exacto, por eso es imposible decir que “la bala se escapó”.

Nosotros en el Departamento Judicial de Morón hemos llegado al absurdo de un fallo judicial que planteó que un chico que está muerto por un balazo recibido en la nuca en  momentos en que estaba tirado en el piso, boca abajo, en realidad murió porque cuando levantó la cabeza pegó contra el arma y el arma se disparó, entonces el Juzgado dijo que eso era un homicidio culposo  porque el policía no había tenido la intención de hacerlo.

Mdh: un fallo totalmente delirante…

Ismael Jalil: pero esto que vos planteás como totalmente delirante, no es totalmente delirante porque esto es una política, esto es, concretamente, disciplinar a la sociedad argentina, a una sociedad que tiene las mimas características, sobre todo en los últimos tiempos, de la sociedad latinoamericana  donde el 50% de la población es joven, ese 50% de la población es pobre y donde obviamente aplican desde el estado una política de disciplinamiento  que nosotros llamamos “represión preventiva”  a diferencia de la “selectiva” que es la que se despliega sobre los militantes sociales y políticos, porque implica que cuando vos tenés a esta franja de jóvenes muertos en estas condiciones, lo que está haciendo el estado es eliminar la posible protesta que se le viene encima si este joven se organiza, se dispone a luchar y resistir las políticas de hambre, desocupación, marginalidad, falta de educación, falta de vivienda y la falta de alternativas, la política que el sistema capitalista siempre baja hacia los sectores más pobres.

Mdh: ¿Ustedes hablan de un muerto por día en casos que podrían encuadrarse dentro de esta denominación mentirosa que se llama “gatillo fácil”?

Ismael Jalil:. Nosotros hemos recopilado los casos que han llegado a nuestro conocimiento, porque hay muchos casos que no llegan a nuestro conocimiento y otros que son distorsionados. Los medios en general - por supuesto hago la excepción y ustedes evidentemente están dentro de ella- se encargan de plantear que cuando el chico es muerto  en un asesinato de estas características el título es siempre “murió un joven en un hecho confuso”. Siempre pasó lo mismo y a veces es muy difícil, hay que hacer un trabajo  de mucha búsqueda y de mucha conciencia para poder desentrañar ese discurso que está encubriendo un crímen de estado. Nosotros tenemos registrado, en este momento, un muerto por día en manos de la institucionalidad del estado.

Mdh: a nosotros nos sorprendió mucho que en Bariloche hubieron tres muertos, primero un pibe de quince años y dos muertos en las movilizaciones posteriores y sin embargo el tema no tuvo tanta repercusión en la prensa nacional como cuando hay represión selectiva, como ustedes la llaman. Es grave, por ejemplo cuando matan a Fuentealba, y debería ser tres veces más grave que maten tres personas en este tipo de acciones.

Ismael Jalil: lo que pasa es que hay un tema fundamental, el estado cuando despliega esta violencia, lo hace como consecuencia del agotamiento de lo que llama “el otro mecanismo” , de generar conciencia a su favor, que es el consenso. Cuando el consenso fracasa recurre a la monopolización de la violencia, cuando ejecuta la violencia monopolizada  de la que él dispone, hace esto que hace y cuando mata a un maestro como Fuentealba, a los efectos de lo que es  la repercusión pública que va a tener no lo puede justificar. Nadie puede, desde la lógica de ellos, justificar la muerte de un maestro, entonces el hecho de por sí cobra una dimensión y además, en el marco de las luchas políticas y sociales cobra también una dimensión.

El problema es que los medios, como el propio estado y como los responsables propios de esta situación niegan el carácter político que tienen estas cuestiones de gatillo fácil, no le dan entidad de cuestión política.

Mdh:  los presentan como hechos policiales anecdóticos…

Ismael Jalil: claro, lo tratan como un hecho policial aislado, y nosotros sostenemos que no son hechos policiales aislados, nosotros sostenemos que es toda la institución, en el sentido de que es de la esencia misma de la institución, que la función que cumple es el disciplinamiento social y que estas “herramientas” que utilizan son de la esencia misma de la función policial. Frente a esto, si los medios de comunicación se plantaran, como por ejemplo  lo hacen ustedes dando esta posibilidad de difusión,  estarían en contra de los intereses que ellos defienden porque los monopolios privados o aún estatales defienden los mismos intereses de clase, que son de una clase distinta a la de los que ellos matan.

Mdh: otra cuestión en Bariloche, es que pudieron movilizar un sector de base social, no sabemos desde aquí  que importancia tuvo esta movilización de comerciantes pero que se publicitó como muy grande.

Ismael Jalil: 1000 personas según los medios.

Mdh: 1000 personas en Bariloche es un número importante, preocupante. ¿Cómo ven ustedes esta movilización?

Ismael Jalil: Es un número importante pero no sorprendente. Hace tiempo atrás cuando fue la deportación de Priebke, el nazi que había sido sorprendido como un almacenero de barrio y que después se tuvo que ir a hacer cargo de las matanzas en Italia, estuvieron a punto de hacerle pasar a la República Argentina el peor de los escarnios que era una marcha de apoyo a un  jerarca nazi, porque estuvieron a punto de salir a la calle a respaldar a este “pobre viejito”, que el tiempo ya había pasado y  que ahora estaba integrado a la comunidad barilochense.  Así que esto no puede sorprender, la característica de fascismo, la característica de gente que lo que plantea directamente es el exterminio, esta cosa de espíritu nazi que hay en – esto siempre hay que aclararlo y  no se puede generalizar- un sector importante de las llamadas fuerzas vivas barilochenses, lo que es el Bajo de Bariloche, conviene destacar esto.

Mdh: está bien, pero esto también ocurre en otras ciudades, más allá de que Bariloche pueda considerarse como un extremo, es decir, el taxista que dice “hay que matar a todos los negros”  es un discurso arraigado, posiblemente minoritario, en un sector social con un importante acceso a los medios de difusión.

Ismael Jalil: Lo que quería marcar es la diferencia entre una sociedad que es capaz de salir a plantear una marcha de apoyo a un nazi con aquel que, promovido desde los medios de comunicación, la gran campaña de la “inseguridad” y no se cuantas cosas más, terminan infundiendo el temor, y salir a plantear esto de que “ya no se puede vivir más” y “hay que salir a matarlos a todos”. Creo que hay una diferencia entre ambos. Por esto digo que Bariloche no me sorprende porque además quien conoce Bariloche en serio, y conocerlo en serio no es caminar por la costa del lago, yo invitaría a la gente que va a Bariloche a subir, a ir para el Alto para ver en qué condiciones, quienes trabajan y sostienen la vida económica del Bariloche del Bajo, del Bariloche de la fabriquita de chocolate, del turista y de la cajita felíz  y  de los libritos de cuentos, que vayan a ver lo que son los controles que se hacen para bajar de aquellos  barrios hacia el centro de Bariloche, son degradantes, ya marcaban desde hace tiempo el tema de  este avance sobre la población pobre de Bariloche y para alguien que está acostumbrado a vivir  naturalmente en comunidad y que tiene el respeto por la dignidad del otro eso debiera afectarlo, sin embargo lo que estaba reclamando ese puñado de gente en el centro de Bariloche era precisamente que ese tipo de actitudes se reproduzcan porque ellos querían vivir bien y cómodos sin negros y pobres a la vista.

Mdh: Ismael, te agradecemos mucho este contacto.

Ismael Jalil: Les agradezco mucho y les mando un abrazo muy grande a un medio de una provincia  que, tienen que saberlo, lamentablemente ostenta uno de los records en este tipo de cuestiones, Santa Fe está cabeza a cabeza con el conurbano bonaerense en el índice más alto de gatillo fácil y de violencia institucional.

Gráficos extraídos de la Revista Herramienta

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