Política educativa de vanguardia

por Gabriela Invinkebried

A partir del 2009, existe en educación especial, un nuevo lineamiento político, en el cual se redefine al sujeto de la educación especial. Para aclarar un poquito ésto, la educación especial no solo atendía la discapacidad intelectual o de las otras, sino también, a niños que no se encuadraban dentro de la Escuela común, dícese aquellos alumnos que tenían sobreedad, problemas de atención más los de aprendizaje, asociados a quilombos conductuales, y familias disfuncionales y/o abandónicas. Dicho más lindo… Quienes se encuentran en situación de riesgo social es porque el contexto de pertenencia configura condiciones (socio-económicos, culturales y familiares) de extrema marginalidad y exclusión que potencian su vulnerabilidad tanto para su desarrollo emocional, físico y cognitivo.

De más está decir, que la educación común no pudo resolver ésta problemática asegurando haber agotado todas las estrategias de retención y contención del niño, por ese motivo lo absorbió la Especial, así llenó las escuelas especiales de pibes en riesgo social o “inadaptados” convirtiéndolos  (después de un recorrido con discapacitados) en nuevos discapacitados, que tienen problemas porque no encajan en ningún lado, porque “no tienen ningún problema”.

Desde ésta nueva perspectiva en la política educacional, se restringirá el ingreso de niños irregulares sociales a la Especial y se  tratará de adelgazar esa brecha que la escuela común estableció desde su estructura rígida donde, solo entraban los que son “educables” en contraposición a esa población infantil, que cada vez  está más presente en el barrio. Por todo esto, hablaremos de Educación inclusiva.

Inclusión, la última moda

La educación inclusiva implica que todos los niños/as de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales incluidos aquellos que presentan algún tipo de discapacidad (física, motora, intelectual). Se trata de una educación que no pone  requisitos de entrada ni mecanismos de selección  o discriminación de ningún tipo, para hacer realmente efectivos los derechos a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación. En la escuela inclusiva todos los las estudiantes se benefician de una enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades educativas especiales.

Y ahí las maestras de común se agarran la cabeza, primero porque no están preparadas para trabajar con una diversidad tan marcada, ni siquiera vieron en su formación éste término, tan de moda hoy en día. Pero bueno, en los mejores de los casos estaría acompañada por una docente especial que hará las adecuaciones correspondientes uno o dos días a la semana, los asesoramientos que esto implica y con toda la predisposición del mundo.

 De acuerdo a la definición anterior se puede acotar que la educación inclusiva hace un intento por responder de buena manera a la diversidad, valorando a cada miembro de la comunidad y dignificando la diferencia, entregando una educación que propicie  diferentes oportunidades de aprendizaje de acuerdo a las características y necesidades, ya  sean personales, físicas, psicológicas y /o sociales de las personas que conforman una determinada comunidad que vive en el principio de la inclusión.

Mientras tanto…el trabajo entre las escuelas, las familias, los alumnos y la comunidad toda trata de entender de qué manera resolver la educación desde la niñez a la adolescencia sin contención del Estado, gestores de éste mismo emergente llamado riesgo social. La escuela se siente totalmente sola a la hora de tomar decisiones para mejorar la estabilidad emocional del alumno dentro de una mega estructura, la institución educativa. Es cierto que hay parches por todos lados (salud, trabajo, vecinales, seguridad) pero si éste nueva modalidad de trabajo en  educación no se la llamaría atención a la diversidad, se llamaría “atención a la miseria y el hambre”

No estoy en desacuerdo que nuestros chicos estén en la escuela común, solo pienso que las cosas podrían ser abordadas desde la familia de cada chico, no exigirle a las escuelas que sean psicólogos, psicopedagogos y asistentes sociales de una población que tiene derecho a tener la mejor educación, como todos.


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Un poco de crítica al sistema

Yo pienso a la inclusión no como una moda sino como un valor y me atrevería a decir como  un derecho  que nunca fue respetado ni por los sistemas educativos, ni por los económicos ni los sociales,… ¿pero si hablamos de inclusión es porque en algún momento hubo un proceso de exclusión? Dos termino antagónicos como el de integración, si integramos es porque en algún momento desintegramos, apartamos a alguien de un lugar al que pertenecía.

Creo de alguna manera que la exclusión comienza en el momento que definimos utilizando  esta etimología de sistema “común”!!! Que es ser común, que es ser normal? Normal  es aquel que sigue los parámetros y la homogeneidad que imponen los sistemas educativos? Será aquel que sus tiempos de aprendizajes están direccionados por los curriculum mediantes las famosas “expectativas de logro”? será aquel que permanece en su banco inmóvil sin posibilidad de utilizar su cuerpo, sus gestos su expresión?

El sistema educativo en su conjunto    para comenzar con los procesos de inclusión ,deberá, desarraigar de la educación, aquellos conceptos miserables , como  lo son el orden,  la homogeneidad,  la pasividad,  las expectativas de logro, los contenidos básicos comunes, el autoritarismos, la imposición de los aprendizajes . Esta ideología de “educación mediocre” solo forma sujetos pasivos, sin posibilidad de adquirir autonomía, castoriadis dirá: la autonomía consiste en poner en tela de juicio la institución dada de la sociedad y es esta misma institución la que, por intermedio sobre todo de la educación, debe capacitarlo para cuestionarla.  ¿Estaremos de alguna manera formando sujetos OPRIMIDOS? ¿Qué no  piensen, que no  puedan cuestionar,  ni debatir? ¿ Estaremos formando sujetos que puedan sobrevivir al miedo de libertad”

En estos tiempos de pensar a la educación son necesarias las palabras bondadosas y extremadamente ciertas de nuestro queridísimo Paulo Freire  “un educador humanista, revolucionario, no puede esperar esta posibilidad. Su acción al identificarse, desde luego. Con la de los educando, debe orientarse en el sentido de la liberación de ambos. En el sentido del pensamiento autentico y no en el de la donación, el de la entrega de conocimiento. Su acción debe estar empapada de una profunda creencia en los hombres. Creencia en su poder creador”

Camila Uzinka
Licenciada en Educ. Especial

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