Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado

Hubo, o habría de haber habido un negro que cebaba mate en el cabildo de 1810 que también limpiaba letrinas y juntaba la bosta de los caballos y con esas mismas manos acomodaba la bombilla del mate por la que los señoritos de levita absorbían la infusión y levantaban la voz para hacer oír sus conocimientos de retórica.

Lo escupía, ese era el secreto de la eterna espuma de los mates de Jacinto. Mariano Moreno fue quien lo descubrió una mañana cuando salió al retrete y pasó por la salita donde Jacinto preparaba los mates, que después una esclava también negra, llevaba al salón principal. Moreno vio a Jacinto escupiendo el mate a través de la puerta mal cerrada y no le dijo nada a nadie. Después de la reunión todos se retiraron a la taberna a disfrutar del happy hour pero Mariano se quedó, buscó a Jacinto y lo interpeló con firmeza, el negro no solía dejarse intimidar por los doctorcitos de corbatín que pronunciaban todas las eses y con tranquilidad africana le contó, sin que el prócer se lo pida, como fue capturado y de que forma luchó por su libertad, le explicó que entendía perfectamente el trance revolucionario que atravesaba América por entonces, sabía de Tupac Amaru, de los héroes de Haití y del esfuerzo que en este mismo cabildo español se estaba haciendo para tener identidad propia y que el escupía el mate porque a través de la saliva se transmite el espíritu libertario y es con los mates o con los besos apasionados que nos multiplicamos. Moreno quedó de una pieza, y así, monoambientizado, tomó con fuerza la mano del negro Jacinto, hizo una teatral reverencia de respeto y se fue conmovido hasta la espina, igual no tomó más mate en el cabildo.

Después tomó mucha agua salada pero ya estaba muerto.

Libertad a Seguro


Esa noche San Martín se puso en pedo y se propasó con Mariquita Sánchez de Thompson quien tremendamente ofuscada le dijo que no hubo ni habrá héroes de sangre india en estas tierras porque son todos iguales de borrachos y violentos, José de San Martín acusó recibo y entre dientes dijo Ya vas a ver mosquita muerta, entonces se fue a la plaza y con la empuñadura de su sable corvo la emprendió contra la puerta principal del cabildo al grito de fredom! fredom!, dos granaderos se los quisieron llevar pero un puñado de porteños insomnes se lo impidieron, entonces vino más gente y todos se preguntaban entre si de que se trataba todo aquello y nadie sabia, en realidad importaba poco porque de todas formas los ánimos ya estaban caldeados desde la época de las invasiones inglesas y para colmo se corría el rumor que España había sido invadida por Napoleón, a la final tuvieron que abrir las puertas y entraron en tropel, adentro había una mesa enorme con pastelitos y chocolate caliente, después que se morfaron todo el virrey Cisneros pensó que las fieras se calmarían pero no, al contrario, se ve que el abundante desayuno les cargó las pilas y un jacobino afrancesado empezó a decir asamblemón!, asamblemón!, y la mayoría de los presentes se acomodó el corbatín y se dispuso a discutir hablando de a uno como dios manda hasta que le tocó el turno a Castelli que era como un Víctor Hugo Morales de antes quien dijo lo que dijo, cuando terminó hasta el representante del rey se convenció que tenia que irse y tocó la banda: febo asoma ya sus rayos iluminan el histórico momento y todos se abrazaron y salieron a festejar subidos a la carreta con la que French y Berutti hacían fletes, éstos después le hicieron gancho a San Martín con Mariquita Sánchez quien lo volvió a rechazar y para colmo se enteró que andaba chapando por los rincones con Blas Parera.

Libertad a Seguro


El palacio estaba a medio terminar pero el rey se quiso mudar lo mismo y resulta que las almenas no tenían aberturas y llovía y llovía y hacia un frío de cagarse. La reina le dejó  la cabeza así al rey Arnulfo tercero haciendo especial hincapié en la falta de autoridad que el monarca tenía para hacerse respetar por los constructores que no se decidían a terminar la obra en el plazo previsto, la madre de la reina contribuía a sacar de quicio al pobre Arnulfo que a la final se rayó juntó sus cosas en un par de carretas y se fue al castillo que tenía puertas sin picaporte, ventanas sin vidrios y baños sin tazas, entre otras carencias.

Los lacayos del rey, pobres siervos, debían escuchar gritos a jornada completa, soportar castigos físicos y ejecuciones sumarias mientras los albañiles carpinteros y artesanos se apelotonaban intentando terminar los trabajos.

El concejero real pretendía convencer al rey de lo difícil que es realizar trabajos manuales con elementos que no se dejan domar sencillamente dado que los materiales están vivos, un precursor el consejero que ya intuía que todas las cosas existen gracias a la unión de unas cuantas moléculas formadas por átomos que agarrados de la mano forman la materia, Trabajar con materiales es casi tan difícil como trabajar con animales o personas, decía el tipo y al rey que le importaba un carajo la física la química y la constitución de los elementos le dijo que si no terminaban el castillo en quince días haría rellenar los cimientos de otra edificación con los cadáveres de todos y cada uno de los junagransiete que en ese momento transpiraban la camiseta para concluir la obra, funcionó, en trece días y con la mitad de la corte adentro dieron por finalizada la labor, y siete días después de la inauguración el castillo se vino abajo, así el rey pudo ver como eran los ladrillos por adentro y entendió pero ya era tarde.

Libertad a Seguro


La cueva ya no es nuestra cueva desde el día que juntaste tus cosas y te piantaste.

Ahora ya nadie borra de las paredes los mamuts y los hombrecitos con lanzas que dibujaban los pibes, porque, eso sí, nadie puede negar que eras limpita, si hasta armaste con un palo y unas hojas un extraño instrumento con el que sacabas la basura, limpiabas el cielorraso y hasta echabas las alimañas que pretendían invadirnos.

Verte sentada sobre tu piedra favorita pasándote por el pelo el espinazo seco de algún pescado era todo lo que un hombre de las cavernas debería ver para sentirse completo. Pero te fuistes y  ahora ese tigre dientes de sable está entrando y nadie va a hacer nada.

Libertad a Seguro


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Poemas urbanos.

7

En automóvil
tratamos
de atravesar
la ciudad
por el centro
a eso
del mediodía
mi amigo conduce
diestro y siniestro
dice no llegamos
y efectivamente
no llegamos
los otros
coches
quietos
tampoco.

8

Separa tu basura
para organizar
la miseria
separa los tantos
para diferenciarte
de los que viven
de tu basura
separate de ellos
separémonos
abstractos de un lado
materiales de otro
los putos acá
acá los adictos
los hetero
en otra bolsa
y en esta otra
los normales
jóvenes
en este tarro
viejos
en este otro
y un perro
un caballo
y un pibe
metiendo el hocico
en el contenedor.

9

El perturbado
inspector
de tránsito
levanta su mano
firme
con los dedos
estirados así
bien arriba
las uñas
como saludando
al fhurer
mientras sopla un silbato
para detener el auto
el conductor piensa
cuánto tiene
mientras algo
en algún lugar
debería romperse
pero no pasa nada.

10

Señor
intendente
la fiesta
se terminó
y las botellas
y los vasos vacíos
los platos sucios
las migas
en la alfombra
y la cara esa
que tiene
de anteojos
con montura finita
y saco de tres botones
se va a caer
de una vez
para siempre.
Abajo
nada
solo
una carrera política
satinada,
ya se sabe
todo pez
es pescado.

Delfina Contreras

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