Los consejos de Seguro presentados por Adrián Alvarado Las primeras victimas de las bolsas fueron anónimas y por consiguiente no entraron en las estadísticas ni en la agenda de los medios, dos cirujas, a los dos los encontraron con bolsas en la cabeza asfixiados, vivían en un basural, ahí murieron y ahí fueron enterrados, basura a la basura. Después los cadáveres en los volcaderos empezaron a preocupar a los grandes generadores de desperdicios, el modus operandi del supuesto asesino serial era el mismo, todos los muertos tenían una bolsa de plástico en la cabeza, la policía no tenia pistas ni ideas, mientras tanto los cuerpos se acumulaban. Libertad a Seguro La señora se sentó en una mesa que daba a la ventana, se sacó los dientes postizos y llamó al mozo, pidió un café completo y un vaso de agua limpia para depositar la dentadura, el mozo trató de explicarle que no podía exponer la prótesis sobre la mesa en un vaso porque le daba mal aspecto al establecimiento, la señora le dijo que traiga entonces una taza grande de loza con agua así nadie vería los dientes que tanto avergonzaban al gastronómico. El garzón fue a preguntar y le dieron el visto bueno, le llevó una taza grande hasta la mitad de agua, la señora depositó la dentadura dentro y todos contentos, la casa estaba en orden. Después de tomar el café no va que la señora se saca la peluca y la pone arriba de la mesa. Blanca y radiante la pelada y el pelo de artificio al lado de la taza con los dientes. Vuelve el mozo a pedirle que aunque sea guarde la peluca en su cartera y la señora que no, que no le entra, que si se la quiere llevar y guardarla en otro lado que se la lleve, el tipo va y consulta con el dueño, vuelve y se lleva la peluca con un poquito de asco dado que todavía estaba caliente. La casa volvía a estar en orden pero no duró mucho porque la señora se sacó una de las piernas y la puso sobre la silla de al lado. Vino ahora el mismísimo dueño del bar en persona dispuesto a echarla pero no pudo porque cuando se acercó a la mesa la señora se desenroscó la mano izquierda y tomándola con la derecha saludó al dueño del bar exhibiendo una amplia y amable sonrisa sin dientes. Entre conmovido y conmocionado el hombre le preguntó si estaba haciendo todo aquello a propósito y la señora le dijo que sí, que lo hacía a propósito porque necesitaba hacerlo, y el tipo que porque no lo hace en su casa y ella que si no tiene derecho a salir a tomar algo como el resto de los mortales enteros que no necesitan incomodas prótesis para vivir y el tipo que sí, que está bien, que tiene razón pero... y ella que le pide si no le puede llevar la bolsita de la sonda al baño y el tipo medio que llora y va al baño de mujeres vacía la bolsa y se la lleva de vuelta y la señora ya no está. Sobre la mesa los dientes, la mano izquierda y la pierna en la silla y un ojo de vidrio sobre una nota que decía "Dios no existe". Libertad a Seguro Opiná sobre este tema |
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