Colaboración

Natalia está de intercambio universitario en México hace poco más de un mes y parece que mucho más. Estudia letras, gente, pueblos... Ve mucho y mira más. Desde allá nos cuenta que está muy latente la polémica acerca de la Masacre de Acteal y que "como estuve un par de días acompañando las movilizaciones, leyendo diarios y escuchando posiciones... pues me animé a escribir algo...."

La masacre de Acteal: el caso de Nuestra América

por Natalia M. Picciola

Martí sostiene allá por el siglo XIX que "el gobernador debe hablar la lengua de los gobernados". Hoy no soy más que un gobernado más buscando su lengua, un lenguaje común.

¿Qué lengua habla la injusticia? ¿En qué idioma diremos finalmente la verdad?

Mis días me sugieren un orden para interpretar el caos que no es nunca el mismo... y es por eso que en cada vuelta a la caracola de la vida debo presentarme, armar mi nombre, lidiar conmigo para comenzar a comprender los doloridos pies de América.

Y por acá a cada rato es la hora en que la dignidad se le enoja al hombre y aparece la rebeldía como acto digno.

El 22 de diciembre de 1997, 45 tzotsiles fueron masacrados mientras rezaban en una iglesia de la comunidad de Acteal (Chiapas). De las víctimas, 16 eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas. La masacre se llevó a cabo durante un periodo de siete horas, en el cual los asesinos los perseguían por todo el poblado. Los responsables directos de la masacre fueron grupos paramilitares opuestos al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

A partir del 23 de diciembre del mismo año, y en días posteriores, se detuvo a 86 indígenas, quienes tras varios años de proceso recibieron condenas de entre 30 y 40 años de cárcel. En su momento también fueron procesados siete elementos de Seguridad Pública Estatal y un militar, acusados del traslado de armas utilizadas durante la matanza.

En una sesión histórica, en el día de hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por cuatro votos contra uno amparó a 26 de los imputados y ordenó la libertad inmediata de 20 de ellos, con la ausencia de los sobrevivientes y familiares de las víctimas de Acteal, a quienes elementos de la Policía Federal les impidieron el acceso al recinto judicial.

En los próximos días por lo menos otros 30 implicados en estos hechos pueden verse beneficiados con una resolución de amparo similar a las anteriores, la cual, sin embargo, no implica un reconocimiento de inocencia.

La defensa de los acusados se basa fundamentalmente en las fallas de procedimiento de las instituciones jurídicas encargadas del caso.

Heridas recientes nos hablan de la complejidad de la situación: a la confusa situación de detención se suma la impunidad con la que actuaron y continuan actuando las fuerzas paramilitares y el conocimiento de esta situación por parte del estado. A la diversas posturas - armadas o pacíficas- dentro del mismo movimiento indigenista se suman los dolores humanos que tren consigo la muerte y el dudoso estado de la justicia mexicana en la actualidad.

Salí a caminar por las calles de San Cristobal de Las Casas y en la "Plaza de la resistencia", los pueblos reprimidos y sobrevivientes de Acteal cantan referencias religiosas a la par de una clara idea de lucha.

"No, no, no basta rezar
hacen falta muchas cosas para conseguir la paz"

En el cielo resuenan los tributos a los santos nuestros de cada día, en las aulas se dicute un hombre nuevo y en la plaza se acomodan -hipnóticas y dignas- las voces insurgentes que reclaman por justicia.

El coro de indígenas denuncia la impunidad frente a una nueva acción para encubrir el crimen de estado.

Algo debe de estar claro: hay algunas cosas de las cuales no podemos dudar.

Las organizaciones paramilitares deben ser erradicadas de suelo chiapaneco.

Los altos jefes de las organizaciones paramilitares y sus sostenes políticos-ideológicos de poder seguirán impunes.

Los hechos constituyen un crimen de estado y el gobierno debe reconocerlos como tales.

Es necesario para los pies de américa, encontrar algo de justicia para el caso de Acteal, que pone en evidencia cuan lejos estamos como humanidad de escuchar las voces del otro.

La masacre de Acteal constituye un caso más de Nuestra América: la que Martí soñó, la que todos debemos hacer nacer.

Sólo salí a caminar. Es necesario salir.


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