Tips de autoayuda

La Comisión de Propaganda para la Superación Social en Tiempos de Crisis dependiente de la Secretaría de Difusión Pública de El Mango del Hacha que dio por terminadas sus tareas resolvió retomarlas por exigencia de la comisión directiva y de Maytland Goyeneche, quien se adjudica la autoría de los dos tips que a continuación se despliegan en estas páginas.

Seis

por Maytland Goyeneche

Luego de desayunar  café con leche y facturas del día anterior el maestro chequeó sus mails para comenzar la jornada. Borró los spam y organizó los correos de sus alumnos por categoría. Mientras se preparaba un vasito con ginebra leyó el de su discípulo más activo, tal vez porque era el más breve:

“_Maestro, me duele.”

Más disciplinado que intrigado respondió mientras llenaba el vasito otra vez

“_¿y que quieres que haga, que te ausculte para diagnosticarte dengue?¿acaso se te olvida que soy tu maestro en el camino hacia la  superación personal, y no tu médico de cabecera?”

Inmediatamente recibió la respuesta.

“_ usted no entiende maestro. Me duele. Me duele el hambre en el mundo, la pobreza, la escasez del salmón, la extinción de las especies.

Me duele un niño pidiendo en la parada de colectivo. La delincuencia, la ignorancia, la dejadez. La inflación, la capa de ozono, el gatillo fácil, la caída de los mercados. Me apesadumbra el aborto clandestino, la mentira generalizada, el flagelo de la droga, las escuelas desatendidas, la inseguridad… me atormenta el trabajo infantil, la pornografía infantil, la desnutrición infantil, el descenso de Godoy Cruz de Mendoza, la mercantilización del amor… me aflige la guerra, la inmoralidad, la falta de rigor, la indecencia, la traición... me desconsuelan los terremotos, los huracanes, las inundaciones, la tala de bosques, el femicidio, el parricidio, el homicidio. Me abate la falta de solidaridad, la avaricia, el trabajo esclavo…

Entiende ahora maestro. Me duele… y no sé qué hacer para evitar el dolor…”

Enternecido más que contrariado el maestro se dispuso a contestar el e-mail de su discípulo.

_ “Estarías loco si no te doliera, pero no olvides que no vivimos para sufrir. ¿Acaso los locos olvidan que alguna vez fueron niños? No lo olvides, tú también fuiste un niño dulce y elocuente, que siempre decía lo que sentía, y sin embargo ignoraba que no es el sol quien se oculta sino la tierra quien se mueve, y eso no impide que goce con un chocolatín, o sufra con una caída. Al fin del día todos heredarán algo, pero el mejor legado es el cúmulo de recuerdos que no ocultan la experiencia de ver al sol asomando por el este mientras juegan a las escondidas, y verlo ocultarse entre los eucaliptos al hacerse la noche. Así como tampoco podrán olvidar cómo sonaba el silbato del tren, ni cómo olía el pan recién horneado, hecho con la harina del trigal del norte, ése que nos había deslumbrado con su mar de oro. Y cuando las espigas hayan madurado, estarás acercándote, entonces, al momento de olvidar no solo el dolor, sino también tus apetencias materiales.

He dicho.”

El alumno cerró la sesión y se dirigió a la farmacia más cercana a comprar curitas mientras se preguntaba:¿qué le pondrá a la ginebra el tipo este?...


Siete

por Maytland Goyeneche

El mensaje de texto era breve y conciso: “maestro, ¿el sentido de la vida?”

El maestro chequeó en su agenda del facebook que el discípulo estuviera al día en los pagos y contestó con un mensaje de texto también breve y conciso: “la luna y los borrachos vieron llegar la niebla. Los memos se pusieron a pastar”

El siguiente mensaje de texto no por breve fue conciso: “maestro, tengo que pastar para comprenderlo?”

“La luciérnaga se abre camino por la oscuridad” fue la respuesta, esta vez contundente.

El discípulo insistió: “no tengo linterna maestro”

Algo molesto el maestro respondió sin rodeos: “Frente al océano y frente al sol qué grandes las pequeñas hierbas. Y no te molestes en pastarlas, que cuando sopla poniente, no quedan azahares en los naranjos. Y no te hagas el vivo, que también los dioses tienen un lado oscuro, y yo también leí esa tira de Mafalda…”

El alumno temeroso de la ira del iluminado maestro insiste: “entonces todo el dolor, la alegría y la complacencia del mundo se reduce a un chiste de Mafalda?

Al borde de la incontinencia verbal el maestro escribió sulfuroso y contando hasta diez: “Mafalda no es un chiste, es una dayly strip, veo que de mis lecciones anteriores solo has aprendido a comprender tu idiotez, pero mis enseñanzas no implicaban ejercerla. Aprende, entonces, a superarla.”

El discípulo preocupado guardó su celular y se puso a terminar el balance de la empresa.  Veinte minutos mas tarde le llegó un nuevo mensaje del maestro: “esa luz que se apaga, ¿es un imperio?¿o una luciérnaga?”


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