Otra vez Berlusconi

por Lorena Fortonani

Las polémicas declaraciones del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, se colocaron esta semana en el centro de la escena, renovando la polémica y el revuelo que suele despertar con sus dichos. Este líder fascista, que va por el mundo rompiendo protocolos y  haciendo declaraciones que lo exponen al más alto ridículo, nos tiene acostumbrados a hacer comentarios desafortunados que luego se ve en la obligación de aclarar.

La semana pasada, mientras visitaba L'Aquila una de las localidades más afectadas por el terremoto, levanto polémica al decir que los afectados tenían que vivir la situación como si estuvieran en un fin de semana de camping, en unas vacaciones en las que el gobierno se haría cargo de todos los gastos. Frases que después sonaron por todos los periódicos internacionales y Berlusconi replicó diciendo que solo intentaba levantar el animo de los damnificados.

En la lista de declaraciones controvertidas no quedo afuera la Argentina. Su alusión en forma de broma  a los vuelos de la muerte que se realizaban durante la última dictadura militar en nuestro país, le ganó un entredicho diplomático con el gobierno y el repudio de los organismos de derechos humanos.

Si repasamos el historial de dichos de este personaje, encontramos reiteradas menciones sobre el color de piel de Obama,  e irónicas frases hacia aquellas personas que perdieron su trabajo como consecuencia de los efectos que la crisis internacional está generando en Italia.

Más allá de estos papelones y shows mediáticos que parecen gustarle mucho al primer ministro, lo inquietante es que la personalidad de tipos como Berlusconi siga atrayendo la atención de muchos italianos. Posiblemente sus promesas de producir un cambio en Italia, de bajar impuestos, subir pensiones y crear 1,5 millones de puesto de trabajo, haya convencido a los italianos para que por tercera vez le den su voto de confianza para asumir el cargo de primer ministro. Esta vez liderando una coalición de centro derecha Pueblo de la Libertad, que incluye en sus filas a partidos como Alianza Nacional ligado fuertemente a ideas fascistas.

Evidentemente los que se identifican con este mandatario, olvidan quién es, los actos de corrupción de sus anteriores gobiernos,  sus conexiones con la mafia italiana, la política xenofóbica que su gobierno puso en marcha contra los  inmigrantes, y su “mafiosa” manera de controlar el poder. Recordemos que fue varias veces procesado, juzgado e incluso condenado por causas de corrupción, pero encontró motivos para saltar la justicia y culpar a las fuerzas de oposición de izquierda de querer sacarlo del poder por medio de un complot político.

Tal vez la misma realidad política de Italia, que muestra un gran distanciamiento entre los ciudadanos y el Estado, nos permita revelar el misterio del amplio apoyo que los italianos le siguen dando cada vez que se predispone a ocupar cargos públicos.

Y todavía se enoja cuando la izquierda lo compara con Hitler, con Musollini y hasta con algún dictador argentino, cuando lo tildan de bufón, payaso y lo acusan de tomarse la política como si fuera un juego de tontos.

Lo preocupante es que este tipo de personajes, que ya no deberían  tener nada que ver con la política ni con el poder, sigan estando en los primeros planos de la política mundial.


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