Crónicas Curturales Cuando la pena de muerte se hizo tema mediático nuestro cronista curtural recurrió a dos de sus amigos ficticios mas recientes que han hecho de ella un modus operandi y le salió esto… Light Yagami y Dexter, dos amigos a temer por Maytland Goyeneche Historias sin goyete Hay muchos tipos de historias, de las que destacan dos tipos bien diferenciados. Las historias correctas: un tipo mata a una vieja usurera y luego se arrepiente pero no tanto. Y las historias que no tienen mucho goyete: un tipo se toma un jarabe y se vuelve peludo, feo y malo, de a ratos. La falta de realismo de estas últimas es apenas un detalle para adentrarnos en una forma distinta de aprehender la realidad, de interpretarla, no por fantasiosa (fantástica dirían Borges y Bioy) menos válida. Pero a veces se pasan de mambo: un tipo inventa una máquina y por accidente se convierte en mosca. O peor: un astronauta llega a un planeta donde los monos andan vestidos y hablan inglés. O mucho peor: hay un mundo paralelo al nuestro habitado por unos demonios (llamados Shinigami) que tienen una libreta donde anotan los nombres de personas (de nuestro mundo) que conocen y por medio de este sencillo acto le provocan la muerte. Death note Este último es el argumento base de Death Note, la serie animada de origen japonés, que como todos sabemos se denominan animé (o sea, cualquier dibujo animado que venga de Japón) dirigida por Tetsurō Akaki y animado por la empresa Madhouse que consta de 37 capítulos de 20 minutos más o menos, con una animación bastante cuidada, tres películas de acción real (live action, con personas de carne y hueso), una novela y el manga, que fue primero, con 12 tomos y una bastante extensa lista de seguidores a lo largo y ancho del mundo. Los autores del manga Tsugumi Ōba en guiones y Takeshi Obata dibujando no habían destacado mucho antes de esta serie, pero se han convertido en unos tipos hiperfamosos y está bien, las historias escapan a la mediocridad general, los dibujos están muy buenos y no se conforman con entregar al público lo que este pide, sino que se arriesgan a dar siempre un poco más. Y eso no es algo que se vea todos los días. Esta libreta cae en manos de un estudiante (la mente más brillante de Japón) y empieza a hacer estragos. Entonces entra en escena el investigador (que también es un joven de 17 años y es la mente más brillante de Japón) y comienza un duelo de inteligencias entre el chabón que tiene la libreta sobrenatural y el que lo quiere desenmascarar para restablecer la justicia. Más allá de que la idea de un cuadernito con ciertas reglas que sirve para anotar nombres de personas para fiambrizarlas no tiene el más mínimo goyete lo que se desarrolla a partir de allí tiene su encanto y por momentos es maestra, por más que esta maestría no dure tanto y pronto luego de un par de picos de calidad desbarranque hacia una trama que se enreda en sí misma sin lograr cumplir lo que prometió al principio (ojo, estoy hablando del animé, no del manga ni de las películas que no he visto). Cuando Light Yagami encuentra la libreta lo primero que hace es matar asesinos. En general los que ya han sido condenados o algunos que están en proceso. Una de las regla de la libreta es conocer el nombre y el rostro de la persona que se quiere matar, por si acaso existieran dos personas del mismo nombre y no se anden muriendo por ahí cuando no es el deseo del dueño de la libreta. Entonces mata a todos los delincuentes que aparecen en las noticias y siembra cierto pánico en la población. De repente los presos empiezan a morir de a cientos (de ataques al corazón, sino se especifica el tipo de muerte los tipos se mueren de ataques al corazón) y sin motivo aparente, reina el desconcierto. Light Yagami quiere lograr un mundo sin delito y empieza por los delincuentes mas peligrosos. Pero se bandea un poco: quiere un mundo perfecto, y quiere ser el Dios de ese mundo. Más allá del exceso de megalomanía, no está tan mal la idea de que la gente no cometa delitos, aunque sea por temor a sufrir un ataque del corazón. Si estuviéramos en contra de la pena de muerte podremos objetar los medios, pero no el fin. Hasta que el gobierno contrata a Elle Lawliet (pero que se conoce solo como “L”) para que atrape al asesino de asesinos que está dejando a la policía como unos inútiles, y por extensión, al gobierno. Cuando Elle Lawliet da un discurso en la ONU advirtiendo al asesino de asesinos que se entregue porque lo van a atrapar el chambón se ceba mal y mata a Elle Lawliet. Bue, a un asesino condenado a muerte que lo puso para que se haga pasar por L, porque ya les dije que Elle Lawliet era la mente más brillante de Japón. Y ahí es donde la serie en cierta medida toma posición frente a la pena de muerte. El que la ejecuta, no está bien del marulo. Mata a culpables e inocentes por igual si se le cruzan en el camino. No tiene excusa para presentarse como el salvador del mundo si no tiene escrúpulos para matar a un inocente, entonces está bien que lo atrapen. Si es que eso es posible, no se olviden que Light Yagami es la mente más brillante de Japón. Y si matar delincuentes está bien o mal pasa a ser secundario y todo se resume al duelo de mentes brillantes, una buena y otra mala. No está mal. Eludir un tema espinoso es indispensable sino querés asumir la postura políticamente correcta pero tampoco te querés jugar por la menos prestigiosa y fascista, y de paso no recibís palos de nadie por ese tema. La usamos o no la usamos? Pero la pelota queda picando en el área chica. ¿Qué harías tú si llegara a tus manos esa libretita?, ah!, que estás en contra de quitarle la vida a la gente… que no sos Dios… que la vida es sagrada… ¿Pero si podés anotar George Bush y evitar una escalada de sangre fenomenal? ¿si podés escribir Jorge Rafael Videla y unos cientos más del palo, de ese “palo”? ¿si podés escribir Hitler? (claro, esos nombres en su momento contextual, no ahora que ya pasó todo, salame…) está bien, es muy fantasioso, ¿pero lo harías? ¿no tratarías de salvar todas esas vidas inocentes? Y si de golpe un violento asesino está por violar y luego descuartizar en 23 pedazos a tu hijita de cuatro años, y solo tenés a mano esa libreta, y una birome… ¿no la usarías? Okay, se trata de situación excepcional. No vale para un tema sobre normativas, normas, de lo que ocurre por norma, no por excepción. Es lo mismo que plantear el caso de torturar al que puso la bomba en la escuela esa, que al final no sé que hicieron ¿lo torturaron para que cante en qué escuela había puesto la bomba? Ah.. ¿pero igual no cantó? Que cagada loco… ¿y que al final explotó y mató un millón de niños? ¡qué mal!… pero por lo menos sufrió el guacho… claro, no le va a devolver la vida a los escolares, pero algo habría que hacer… Y si lo matamos? ¿es que no deberíamos matar a alguien que asesina a un millón de niños? ¿y alguien que asesina un millón de adultos? ¿y solo asesina a 30000? ¿y solo asesina a tu hija? Cada uno tendrá sus respuestas, que cada cual se ponga el saco que le quepa. Yo no quiero pecar de un incondicional políticamente correcto, ni de un irracional fascista, ni de presionado por las condiciones burguesas de mi propia existencia, pero… mierda, que se trata de mi hija. Entonces, si se trata de situaciones excepcionales estamos a favor. Todavía no se si estoy a favor o en contra, ni en qué condiciones. Pero yo usaría la libreta. Y no sé si por venganza o por justicia. Y usaría la libreta o un paredón de 300 ladrillos, o una horca o una guillotina… lo que sea que esté de moda en ese momento. Pero no se olviden, son situaciones excepcionales. Dexter A diferencia de Death note, Dexter no es un dibujo animado (no confundir con el Dexter que tiene un laboratorio que sí es un dibujo animado) sino una serie con actores, (Michael C. Hall es el actor que lo interpreta y que ya había hecho un personaje en cierta manera marginal en Six Feet Under) que comenzó en el 2006 y ya va por su tercera temporada en EEUU. Por estos pagos ya se han podido apreciar la primera temporada y en estos momentos están transmitiendo la segunda, pero los mas afortunados que disponen de internét ya tienen acceso a la tercera temporada (subtitulada y todo). Está basada en la novela (no muy famosa y que no he leído e ignoro si estará buena, siquiera si se le arrima un poco a la serie televisiva) El Oscuro Pasajero (Darkly Dreaming Dexter) de Jeff Lindsay. Dexter Morgan es un forense especializado en análisis de salpicaduras de sangre en el Departamento de Policía de Miami. También es un novio fiel, buen padrastro, un hermano piola y un buen tipo. Y asesino serial. Resulta que de niño vio como mataban a su madre, con una motosierra, y lo dejaron abandonado en un container todo bañado de sangre y lo rescató el padre adoptivo y lo educó para que no ande por ahí matando cualquier inocente sino por lo menos a alguien que haya hecho mérito. Me parece que es de los argumentos sin mucho goyete… En coincidencia con Death note aquí tenemos a un tipo que hace justicia por mano propia, al margen del estado y de las autoridades cualquiera sean estas. Y lo hace aplicando la pena de muerte. Pero Dexter, a diferencia de Light Yagami no es un megalómano, apenas es un psicópata que tiene la necesidad de matar y lo hace sólo con aquellos que se lo merecen. El asunto es quiénes se lo merecen. Pero Dexter Morgan es, al fin de cuentas, un asesino, solo que no mata niñitas inocentes sino despiadados delincuentes. ¿Eso hace que Dexter sea un buen tipo? No para nada, es un buen tipo al margen de que le guste descuartizar cadáveres de cosecha propia. Pero Dexter Morgan sí genera empatía. Queremos a Dexter. Incluso aceptaríamos que mate un inocente para salvar el pellejo. Cosa que no haría bajo ninguna circunstancia. Acepta entregarse antes que eliminar al que lo está por descubrir, tipo que por otro lado si bien es inocente, es un cabrón de mierda. Pero no deja de ser un asesino. Hace eso que está prohibido por las escrituras (no matar, no fornicar…). Y para quien esté en contra de la pena de muerte… bueno, es un problema sentir simpatía por Dexter. Contradicciones del sistema. Pero es un psicópata, necesita matar a alguien (y descuartizarlo…) y si no se desquita con alguien podría llegar a pasar algo muy malo, tanto para Dexter como para los demás inocentes que andan por el mundo y que son muchos mas que los culpables. La norma y la excepción Tanto el caso de la libreta como del psicópata justiciero son casos particulares que no se ajustan a la normativa de una sociedad, salvo que todas las personas tuvieran una libretita de la muerte o todas las personas necesitaran matar gente para mantener un equilibrio psicosocial. Por lo tanto no sirven para discutir sobre normas como la pena de muerte. Pero valga el caso para reflexionar aunque sea un poco sobre la cuestión, porque vivimos en sociedad y no podemos andar haciendo lo que nos dé la gana porque sino se va todo al caño. Por eso es que es necesario que la pena de muerte sea una norma para que se haga justicia con los asesinos del jardinero de Susana Gimenez. Y mientras no sea una norma, no está bien lo que hacen estos jóvenes desequilibrados. Curiosamente, tanto en Japón, como en el Estado de Florida (donde queda Miami, la ciudad de Dexter) existe la pena de muerte, solo que administrada por el Estado. Ojo, lo del jardinero era una ironía… Pero al final… ¿apoyás o no la pena de muerte? Y que se yo… creo que sí, pero cuando estás seguro de que es culpable. Y en este tipo de sociedad donde los jueces mandan a la cárcel a los pobres seguro que no. No así. Cuando tengamos otro tipo de sociedad lo discutimos. Buenas noches. Opiná sobre este tema |
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