Un nuevo SI para la revolucion

por Lorena Fortonani

El referéndum del 15 de febrero, fué disparador de toda una de toda una serie de debates tanto dentro como fuera de Venezuela, a favor y en contra del proyecto chavista.

Los ataques vinieron de la derecha tanto local como internacional y de los distintos grupos opositores que no ven con buenos ojos el rumbo que esta tomando el país.

Se escucharon muchos cuestionamientos a la “reelección indefinida”, primero en base a que el pueblo ya dijo no a esta posibilidad en el referéndum que se realizó en el 2007 y después por ir en contra de la democracia en el país.

Los que apoyaban la enmienda dieron a conocer el mayor nivel de partición de los ciudadanos, desde que Hugo Chávez está en el poder, y tildaron de hipócritas a aquellos que hablan del mandatario como un dictador y desconocen los cambios políticos y sociales que viene generando en Venezuela.

Por eso el triunfo de la opción SI, con el 54,6% de los votos, fue una medida de fuerte apoyo político al gobierno. Acorde a los acontecimientos, Chávez manifestó sus expectativas de que la victoria refuerce la revolución bolivariana y permita seguir avanzando en cambios políticos y sociales sustanciales para el país. “Hoy ha ganado la verdad contra la mentira, ganó la constancia de un pueblo. Sale fortalecido el socialismo bolivariano ante el mundo”, dijo en el balcón del pueblo una vez conocidos los resultados.

Analizar la polarización que se generó entre grupos opositores y partidarios del proyecto chavista, nos va a permitir entender el porqué de la importancia de este referéndum.

El bloque opositor a la iniciativa de enmienda constitucional, lo encarnó un grupo de asociaciones civiles llamado Comando Angostura, con el apoyo de los 5 principales partidos contrarios al gobierno: Primero Justicia, Un Nuevo tiempo, Acción Democrática, Copei y Podemos. Este bloque incluyó a distintos movimientos universitarios que marcharon por las calles del país al grito de “No es No” queriendo mostrar que la medida sólo se correspondía con la ambición de Chávez de enquistarse en el poder.

Este grupo, que presentó el proceso como contrario a los principios democráticos, pareció olvidar varias cuestiones. Desde su llegada al poder, Chávez impulsó un quiebre con el modelo de democracia liberal oligárquica, produciendo cambios y transformaciones que permiten una participación más activa de los ciudadanos en la elaboración de los proyectos y en la toma de decisiones locales y nacionales. En varias oportunidades el mandatario sometió su cargo y sus medidas de gobierno a la aprobación y el consenso de los venezolanos: ganó 3 veces la presidencia, realizo varios referéndums, para aprobar la Constitución vigente, para ser ratificado en el poder en el año 2004, y ahora para tener la posibilidad de ser reelegido. En todas éstas, salvo cuando propuso la reforma constitucional en el año 2007, el presidente contó con el respaldo popular. Pero estas cuestiones parecen ser olvidadas cuando se tilda al gobierno de anti-democrático.

El referéndum que se aprobó el pasado 15 de febrero no hizo otra cosa que poner en manos del pueblo la decisión de elegir si desean que los gobernantes de las distintas escalas de poder tengan la posibilidad de ser reelegidos. Cuestión que se hará efectiva si los ciudadanos consideran que el desempeño de estos funcionarios amerita que continúen en sus cargos. Los ciudadanos tuvieron la posibilidad de optar y lo hicieron con un amplio apoyo, en unos comicios que se desarrollaron en forma transparente con el aval de 98 observadores internacionales de 25 países distintos (representantes de poderes electorales de América Latina, diputados del Parlamento Europeo e investigadores de diversas universidades europeas).

Muchos de estos líderes opositores, que hoy enarbolan la bandera de la democracia, son los mismos que quebraron este orden y realizaron un golpe de estado contra Chávez en el año 2002, contando con el aval de la burguesía venezolana y el apoyo de los Estados Unidos. Sin dejar de lado que es grupo fragmentado, que no cuenta con una plataforma política alternativa, y lleva a delante campañas de desprestigio que no hacen más que polarizar a la población entre chavistas y anti-chavistas.

Una oposición que no se hace cargo de sus errores y justifica la derrota en el referéndum basándose en la desigualdad de la campaña, acusando al gobierno de financiar con fondos públicos la opción a favor del si. Pero ellos no hablan del aval económico que recibieron de distintas ONG´s y fundaciones de Estados Unidos y Europa occidental, y del apoyo que recibieron de los principales medios de prensa locales, como Globovisión, cuyo dueño Alberto Ravell, es uno de los principales opositores al régimen de Chávez. Y no es poca cosa el apoyo que vienen recibiendo de los Estados Unidos. Es de público conocimiento el gobierno estadounidense de George Bush apoyó en forma encubierta diferentes planes de desestabilización contra el gobierno, con la connivencia de la oposición.

Por otro lado, la campaña mediática que llevaron adelante los principales medios de prensa internacional de derecha, como el Washington Post, el diario español El País, el diario colombiano El tiempo, tergiversando la información y manipulando a la opinión publica no llama la atención, es algo a lo que el gobierno de Chávez esta acostumbrado.

Estos medios de comunicación, que tomando palabras de Eduardo Galeano, “reproducen el sistema de poder en el mundo y toman examen de democracia a cada país, confundiendo libertad de expresión con libertad de presión” no hicieron otra cosa que incomunicar a la gente sobre los sucesos en Venezuela. Acusaron de inconstitucional la medida, sosteniendo que el pueblo ya se había pronunciado en contra a fines del 2007. Estas fueron dos iniciativas de consulta popular diferentes de las tantas que permite la Constitución de Venezuela. Acusaron al gobierno de llevar a cabo medidas de presión sobre el electorado, obligándolos a votar a favor del si… difícil que el gobierno haya podido ejercer poder de coacción sobre 6.003.054 millones de venezolanos que apoyaron la enmienda.

Marcan la medida como antidemocrática, pero no informan sobre la posibilidad que brinda la constitución para revocar al presidente a medio mandato si su política resulta insatisfactoria para los ciudadanos. Tachan de patotera y violenta la expulsión de Venezuela del eurodiputado español Luis Francisco Herrero y se olvidan de la gravedad de que un observador electoral realice actos de injerencia, violando las leyes electorales venezolanas y emita públicamente opiniones injuriosas sobre el presidente.

Lo que esta claro es que a estas multinacionales les disgusta el apoyo popular que tiene Chávez, les disgusta no poder convencer a los venezolanos de que Chávez es un dictador y un terrorista y ya no saben que excusas poner a la luz para intentar sacarlo del poder. Será momento de respetar las decisiones que toman los propios venezolanos, y dejar de intervenir con mentiras en los asuntos internos del país.


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