Los consejos de Seguro presentados por Adrián Alvarado Si usted se toma la molestia y averigua donde queda Santa Fe, capital de la provincia de Santa Fe, Argentina y la ubica en el planisferio se va a dar cuenta que acá la media en verano no baja, ni a palos, de los treinta y dos grados y acá sentaban a la vieja en la vereda, a la tarde, en verano. Para ser más exactos, en la misma capital antes mentada y en el centro, sobre la calle Cuatro de enero a la altura del dos mil cuatrocientos sentaban a una mujer vieja en la vereda cuando la temperatura todavía se mantenía lejos de bajar, al contrario, en ese momento del día el calor sube desde el asfalto y las baldosas y el tránsito lo empeora todo. La vieja se asaba a fuego lento entre el fragor de casi el veinticuatro por ciento del parque automotor de esta urbe y creía en dios y le pedía con fervor que un colectivo, de los muchos que pasaban por la calle, tuviera la gentileza de pasarle por encima, la vieja solo quería morir y se murió nomás, aplastada contra la pared de la casa donde había nacido y donde había criado a sus dos hijos, los mismos que la sacaban a la vereda a pedido de sus esposas con la secreta esperanza que un colectivo se la llevara puesta, pero no fue un colectivo, fue una camioneta casi verde cuyo conductor perdió el control presa del estrés y del consumo de estupefacientes quien aplastó a la vieja porque una fuerza superior, según sus propias declaraciones, lo obligó a hacerlo. Ahora está injustamente preso porque la policía le encontró la bolsita. Libertad a Seguro Conversando con mi maestra Digo que hoy no hay ficción que supere la realidad. La ficción se nutre de lo que vemos, leemos y escuchamos, o lo que creemos haber visto, leído y escuchado, y la realidad es, más o menos eso, lo que vemos leemos y escuchamos. Mi maestra dice que la realidad es eso que percibimos a través de los sentidos, los cinco, y que todo depende de las substancias ajenas y propias con las que perturbemos nuestros perturbados cerebros, además de la capacidad para entender las cosas que dicho órgano vital tenga. Digo que una vez leí que el lenguaje ya viene incorporado a nosotros desde el vamos, si bien es necesario aprender las palabras, la capacidad de repetirlas y entenderlas es innata, Exactamente dice mi maestra, Por eso, digo yo, ni bien aprendemos a mentir empezamos a perfeccionar el chamuyo porque en el mundo moderno se hace cada vez más difícil insertarse sin un verso convincente y no estoy hablando de poesía. Habrán escuchado ustedes la campaña publicitaria de esa empresa que vende telefonía móvil cuyo leit motiv es “mientras más hablás más te pones de acuerdo” o sea, hablando se entiende la gente, y es así, mientras más dejés hablar a tu enemigo más posibilidades tiene de convencerte que las diferencias infranqueables no lo son tanto, y es probable que terminen tomando un vino juntos y se muestren las fotos de sus hijos que guardan en la billetera. Mi maestra piensa en voz alta y pasándose el dedo índice por el mentón habla, La realidad es lo que escucho y digo, y es probable que lo que diga o escuche no sea verdad, o sea que esa realidad a la cual me estoy refiriendo puede estar compuesta de hechos inexistentes o irreales. Por eso, digo yo, la realidad no existe, o mejor dicho, lo real no existe porque la pureza de los hechos se muere con el hecho mismo, lo demás son especulaciones y puestas en escena. ¿Cuanto es siete por ocho? me pregunta de súbito, No sé, tengo que pensarlo, le digo atribulado, Usted se hace el piola pero no me sabe las tablas, las matemáticas son bien reales y si las desconoce le estará faltando una herramienta fundamental para hacer funcionar el entendimiento, así que para la próxima me las trae bien aprendidas, ahora vaya que tocó el timbre. Me voy pensando que no solo es mujer, también es maestra, nunca va a ser suficiente lo que su alumno sepa o haga, siempre va a querer más y lo bien que hace. Libertad a Seguro Opiná sobre este tema |
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