Brevísimos de sábado (11-10-08)

Papel picado

por Miguel Espinaco

Tras que éramos pocos parió la abuela.

Bien vale el dicho porque ahora resulta que a un pavote se le ocurrió pedir la captura internacional de los hermanos Castro - de Raúl y de Fidel - y el tema primero uno se lo toma a risa, pero eso nomás hasta que te das cuenta de que la cosa viene en serio, de que se trata de una nueva vuelta de tuerca al intento de reconstruir el viejo cuento de los dos demonios, ahora vestido de acuerdo a las nuevas necesidades de la ocasión.

Porque primero, fijate vos, dijeron que había sido una guerra legítima contra la subversión apátrida, pero después reconocieron que sí, que bueno, que en esa guerra hubo algunos excesos, algunos oficiales descarriados que se dedicaron a hacer cosas reñidas con la moral y con las buenas costumbres.

Después fueron más lejos ante la evidencia y aceptaron que hubo crímenes horribles. Pero los otros también mataron, decían - y señalaban con el dedo a las organizaciones guerrilleras de entonces – así que esos asesinatos también tiene que ser de lesa humanidad, señor juez, decían.

Entonces muchos se pusieron a explicar que lo de lesa humanidad tenía que ver con la presencia del Estado como máquina asesina, que la violencia tenía que ser de tales dimensiones y desproporciones que pudiera considerarse una agresión masiva a la población civil. Entonces dieron un paso más, todavía.

Ahora reconocen que sí, que en Argentina hubo terrorismo de estado, que el estado de Videla se dedicó a hacer terrorismo, pero solo lo reconocen para decir después que también en Cuba, que la guerrilla fue también terrorismo del estado cubano porque – explican - en sucesivas declaraciones públicas de Guevara y los hermanos Castro “se brindaban detalles de cómo se entrenaba a los terroristas argentinos y de otras nacionalidades.”

No se puede negar que el truquito es creativo, es cierto, pero así y todo no deja de ser un sofisma, una argucia, un razonamiento falso para engañar giles, una cortina de humo para disfrazar el juicio al genocidio, al exterminio organizado contra todo opositor, para cambiarle el contenido.

Fijate que los tipos, ahora que ya no pueden negar que hicieron un desastre, que torturaron y que se quedaron con bebés ajenos y que tiraron gente al río desde los aviones y que organizaron un dispositivo al estilo nazi para el exterminio masivo, quieren convertir los juicios contra todo eso en juicios contra la violencia de los 70, y de esa forma pretenden quedar como muchachos buenos que están “contra toda violencia”.

Y ahí es donde todo el argumento se vuelve papel picado. Por un lado, porque la verdad es que todos los cambios en la historia han tenido algo que ver con la violencia: al contrario de lo que muchos repiten sin pensarlo demasiado, lo cierto es que el desorden es la base del progreso.

Por otro lado, porque hay violencias y violencias. Si yo le dijera al Dr. Vigo Leguizamón que quiero hacerle un juicio al General Roca que usó el aparato militar del estado para masacrar indios y para quedarse con sus tierras: ¿me retrucaría muy suelto de cuerpo que entonces, son también de lesa humanidad los crímenes del General San Martín? Al fin de cuentas, San Martín usó también la violencia sistemática y abrevó también en ideologías extrañas al virreynato….

¿Me retrucaría eso, usted, Dr. Vigo Leguizamón? ¿Llevaría tan lejos su pavada al servicio del engaño?


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