El Diecisiete de Julio de la Mesa de Enlace

Por Enzo Vicentín

Es conocido y reiteradamente citado el inicio de “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, donde Karl Marx profundiza una frase de Hegel y afirma que los hechos importantes de la historia universal parecen ocurrir dos veces (eso afirmaba Hegel), primero como tragedia y luego como farsa. Los hombres miran al pasado para identificar en la grandeza de las grandes revoluciones la grandeza de su acción actual. Estos intentos de repetir el pasado heroico eran engaños en los cuales debían creer para no ver las limitaciones de los ideales y las acciones que defendían. Marx argumentaba con esto que la revolución obrera en el siglo XIX no debía mirar hacia atrás (como lo habían hecho todas las revoluciones previas), sino que debía hacerlo hacia el futuro. Toda esta introducción viene a raíz de que considero que no está de más volver al Dieciocho Brumario cuando los argentinos podemos ver que algunos burgueses quisieron disfrazarse de sus figuras pasadas y terminaron mostrando una triste farsa.

Hoy, a fines del mes de octubre, parece bastante lejano cualquier análisis sobre el paro llevado a cabo por la Mesa de Enlace de Entidades Agropecuarias (formada por la Sociedad Rural, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (ConInAgro), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Federación Agraria Argentina (FAA)). Este lockout lanzado el pasado 30 de septiembre, se realizó entre los días viernes 3 y miércoles 8 de octubre. Y pasados 20 días desde su final, parece sin embargo que fueron mucho más que tres semanas las que pasaron. La crisis de la economía mundial a partir del crack inmobiliario en Estados Unidos, la votación del presupuesto 2009 y el actual debate por la eliminación de las AFJP se encadenaron en el tiempo para dejar al “campo” y sus voceros en un cuasi olvido mediático, y borrarlos de la escena pública tal como les pasa a las fugaces figuras de la farándula que ganan un reality show.

El nuevo lockout de la Mesa de Enlace consistió en no enviar durante 6 días ni ganado vacuno en pie para los mercados, ni granos a las industrias y puertos. Para fortalecer el cumplimiento, algunas asambleas de productores autoconvocados negaron el paso en distintas rutas a camiones que transporten ganado o granos, y sólo en Gualeguaychú se registraron cortes totales de tránsito por parte de los seguidores de Alfredo De Angeli. Esta medida de protesta se dio para difundir los reclamos del sector, que apuntaron a cuatro ejes: bajar las retenciones; aumentar los precios que cobran los productores de ganado, leche y trigo; que el Estado nacional ayude a los afectados por la sequía; y que se flexibilicen las regulaciones que aplica la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA). Descartando el punto de la sequía, que es un fenómeno coyuntural, quedan tres reclamos estructurales del sector. El de los precios pagados a los productores de leche, carne o trigo es atendible, siempre y cuando los análisis demuestren que dentro de la cadena de formación de precios los productores ganan muy poco en comparación a los que comercian esos productos. Como ese fenómeno ya se comprobó en algunos productos hace algunos años, merece la atención, siempre y cuando convengamos que estamos hablando de márgenes de rentabilidad empresaria y no de ganancia versus pérdida, o de supervivencia versus desaparición como le gusta declarar a Eduardo Buzzi. Los restantes dos reclamos no dejan de parecerme bastante liberales en términos económicos. Por si a alguien le queda alguna duda, el objetivo de la Mesa de Enlace es bajar las retenciones, si es posible a cero. Lo dijo Buzzi en un reportaje: le preguntan “algunos dicen que con estos precios internacionales (más bajos por la crisis) a los pequeños productores les hubiera convenido la 125 de diputados...” y el titular de la FAA responde “Es mentira, es falso. La redacción que había hecho Diputados fue mezquina. Si se hubiera aprobado, hoy estaríamos mal igual. Queremos retenciones cero” (Clarín, 5/10). Bajar las retenciones a cero tendría efectos catastróficos sobre los precios del mercado interno, pero además de eso es una crítica a la intromisión del Estado en los movimientos del mercado privado. Lo mismo podría decirse de la crítica al creciente control de la ONCCA. Las entidades rurales hablaron de una “normativa regulatoria distorsiva” de parte de esa oficina. ¿Distorsiva respecto a qué? ¿Distorsiva para quienes? Con la cantidad de irregularidades descubiertas en las maniobras de exportación y en el ámbito impositivo por parte del “campo”, no se puede confiar en su pedido de desregulación del mercado. ¡Más bien todo lo contrario! No se puede más que señalar una seria contradicción entre impulsar medidas con un indisimulable tufillo liberal y hablar por otra parte de redistribución de la riqueza o espantarse por la cantidad de pobres que tiene el país.

Si tan lejano parece el recuerdo del lockout agropecuario de principios de mes, en parte se debe a que el sentido de la oportunidad de las cuatro entidades estuvo errado. El paro comenzó el mismo día en que todos los diarios hablaban en su tapa del pánico en los mercados bursátiles de Europa y Estados Unidos. No fue un buen comienzo. Tampoco se revirtió. En los días posteriores la crisis de las bolsas y sus coletazos, con el megasalvataje del gobierno de Bush incluido, monopolizó la atención de los medios de comunicación. Los móviles que en Mayo y Junio estaban en Gualeguaychú y en el interior de Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba, ahora estaban en la Bolsa y en las sedes de las casas de cambio del centro de Buenos Aires. Hacia el final del paro, algunos dirigentes “se quejaban porque supuestamente los medios de comunicación no cubren como antes las actividades que realizan y vinculaban ese hecho con una presión del Gobierno para bajarle el tono al conflicto. ‘La conferencia de prensa sólo la transmitieron en vivo TN y Crónica TV y cubrieron apenas unos minutos’” le dijo un dirigente a Página 12 (Página/12, 8/10). La lógica de los medios, se sabe, es tirana. Pero no son los muchachos del “campo” los indicados para quejarse de que los ningunean en los medios, cuando estos les dieron horas y horas de TV en vivo para que dijeran cualquier cosa durante el conflicto que terminó con el voto no positivo de Cobos. La bronca entre las entidades agropecuarias y los medios no estuvo, en mi opinión, en la poca cobertura, sino en la cobertura misma, o sea, no en el ninguneo, sino en cómo trataron la noticia del nuevo lockout. El diario Clarín, por ejemplo, comenzó titulando el sábado 4 “El paro rural arrancó con gente en la ruta, pero un solo corte”, pero al día siguiente tituló “El paro del campo, sin cortes y sólo un puñado de productores en la ruta”. Luego del cierre del lockout (jueves 9) tituló “Con menos productores en las marchas terminó el paro del campo”, y una nota secundaria llevó como título “Chacareros huérfanos de apoyo”. No hay que ser muy lúcido para darse cuenta que Clarín reflejó la escasa dimensión de este nuevo lockout, como para concluir que esto ni se comparó a lo que el “campo” logró en la primera mitad del año. Si la Mesa de Enlace pensó que con la hecatombe capitalista desatada en Estados Unidos, De Angeli podía tener más rating y más tapas que Bush, Sarkozy y compañía, le erró feo. Y si pensó que los medios de comunicación eran aliados estables, también le pifió y por mucho.

Si de apoyos hablamos, merece una mención el hecho de que uno de los principales dirigentes políticos que apoyó a la Mesa de Enlace durante el conflicto de marzo-julio, el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, esta vez salió rápidamente a despegarse de las entidades agropecuarias y a criticar el nuevo paro. “Las protestas no conducen a nada y no tiene sentido que sigamos enfrentándonos cuando lo que tenemos que pedir es el diálogo. No es bueno que tengamos que llegar a medidas de fuerza. Es vital que demos vuelta la página del enfrentamiento y a través del diálogo alcancemos consensos para fijar políticas agropecuarias de largo plazo” declaró Schiaretti (Página/12, 1/10), dejando en offside a los productores de la Mesa de Enlace. Si Buzzi, Llambías y compañía pensaron que agitando el avispero mediático hubieran podido volver a quebrar internamente al Partido Justicialista, hay que decir que el cálculo les salió bastante mal. Y si, por el contrario, eran conscientes de que la realidad no es la misma y por lo tanto no esperaban cosechar los apoyos políticos que supieron conseguir en el conflicto de marzo-julio, entonces podemos preguntarnos… para qué fueron a un nuevo lockout.

El lockout pasó y con él se terminaron las menciones en los diarios para los dirigentes del campo. Hoy, vale repetirse, sus figuras parecen más alejadas que lo que marca el calendario. Las cosas no salieron como la Mesa de Enlace quiso, y el Gobierno se limitó a no confrontar, saliendo a anunciar sólo ayudas a los productores afectados por la sequía justo el día en que el paro finalizaba. Todos los diarios hablaron de que el Gobierno planeaba bajar las retenciones al maíz y el trigo, pero eso finalmente quedó archivado. El Gobierno “hizo la plancha” nuevamente, y esta vez le salió bien, no tanto por voluntad propia sino por la coyuntura internacional.

El lockout pasó, pero algunas consecuencias tuvo. Sobre todo al interior de la Mesa de Enlace. Y no fueron particularmente positivas. Luego de que el Secretario de Agricultura Cheppi anunciara las ayudas para pequeños productores afectados por la sequía, las reacciones dentro de la Mesa de Enlace fueron encontradas: mientras Hugo Biolcatti declaró que las ayudas eran “un paso en el sentido correcto para los pequeños y medianos productores”, Eduardo Buzzi salió a criticarlas afirmando que “no contemplan en absoluto lo que se reclamó en la última protesta de seis días” y que “con esto no se resuelve nada” (Página/12, 11/10). No fue el único chispazo que se vio dentro de la Mesa de Enlace luego del fin del lockout. En el acto inaugural de la Expo Venado 2008 que organizó la Sociedad Rural de Venado Tuerto, el vicepresidente de CRA, Néstor Roulet, se despachó con un nefasto discurso en el cual afirmó “mi maestra de Historia decía que tres instituciones hicieron grande la Argentina: la Iglesia, el Ejército y el campo. Ojalá que de nuevo activemos esto, porque con estas tres instituciones y el resto de la sociedad la Argentina tiene que ser realmente un país grande, como se merece, no un país más chico como lo es ahora” (La Capital, 14-10). Semejante reivindicación de la histórica alianza que le costó al país varias dictaduras, entre ellas la genocida de 1976, no pasó desapercibida. La Federación Agraria salió rápidamente y “con los tapones de punta” (como se dice en el lenguaje futbolero) a contestarle a Roulet: “La Federación Agraria enfrentó las políticas neoliberales y concentradoras durante la última dictadura, y lo sigue haciendo hoy. Los pequeños y medianos productores, finalmente, nada tenemos que ver con la historia de sangre y saqueo que reivindicó Néstor Roulet durante la inauguración de Expo Venado 2008” (Crítica de la Argentina, edición digital, 17-10). Cuando a la FAA se la criticó y critica por estar junto a la Sociedad Rural, se la critica justamente por estar junto a organizaciones que apoyaron todos los golpes de estado y se favorecieron de sus políticas. Resulta que ahora también vemos que en la CRA piensan igual que Miguens. ¿Seguirá unida la Mesa de Enlace después de esto? ¿Hasta cuando la FAA va a compartir los actos con reivindicadores del “Dios, Patria y Familia”?

Independientemente de la interna de la Mesa de Enlace, los productores por ella representados están pasando un presente sombrío, y no precisamente porque el último lockout fue un fracaso estrepitoso. La hecatombre financiera afectó profundamente a los mercados de materias primas a nivel mundial, y entre ellas al de la soja. Hoy el grano de soja cotiza en Chicago a 327 dólares por tonelada, un valor bajísimo si observamos los precios de dos o tres meses atrás. No por esquizofrenia los integrantes de la Mesa de Enlace piden a los gritos bajar las retenciones. Y es que hoy, si estaría vigente el esquema de la resolución 125 rechazada en el Senado por el decisivo voto de Julio Cobos, a los productores y exportadores de soja les iría mejor ya que pagarían alrededor de un 30 % de retenciones y no un 35 %. Ironía del destino o no, el voto de Cobos es hoy perjudicial para los sojeros, que lo trataron casi como un enviado del cielo después de su voto no positivo. Y según parece, los productores seguirán preocupados por largo tiempo ya que la tonelada de soja debería llegar a 387 dólares para no ser perjudicados por el esquema de retenciones fijas. Mientras el valor de la tonelada esté por debajo, y hoy está en 327, los sojeros lamentarán que la 125 no haya sido aprobada. Alguno podría pensar que el perjuicio no es importante, pero sí que lo es: una nota de Clarín afirma que el “campo” puede perder en el 2009 unos 500 millones de dólares si el precio de la soja se mantiene alrededor de los 360 dólares por tonelada (Clarín, 11-10). Mientras, Buzzi afirma que con el esquema de retenciones móviles a los productores les estaría yendo peor. Parece que no lee los diarios.

Marx analiza a lo largo de su Dieciocho Brumario por qué la imitación que hizo Luis Bonaparte de la figura de su tío fue exitosa. En nuestro caso, digamos que la imitación que la Mesa de Enlace quiso hacer de ella misma tuvo un resultado no positivo. Llambías pensó que era el Llambías que chicaneaba al Gobierno en cada discurso y recibía ovaciones, Biolcatti pensó que era el mismo que cuando iba a los cortes de ruta era recibido por cientos de productores, Buzzi pensó que era el que corriendo por izquierda al kirchnerismo se ganaba la simpatía de varios progresistas, De Angeli pensó que era el que cada vez que abría la boca tenía diez cámaras enfrente. Sin poderse sacar de encima las imágenes que los mostraron a ellos juntos hablando ante 200 mil personas en Rosario o Buenos Aires, tal vez pensaron que podían volver a repetir la historia. Y lo que protagonizaron fue en realidad una farsa de aquella movilización. Luis Bonaparte pudo conseguir lo que su tío había hecho. La Mesa de Enlace no pudo conseguir lo que consiguió el pasado 17 de julio. Pasearon el fantasma de la rebelión contra el Gobierno, hasta marearlo. Mirando hacia el pasado, quedaron encandilados por la brillantez de esas imágenes del medio país apoyándolos. Y de tanto caminar mirando para atrás, se dieron de frente contra una pared. Y ahora están mareados, sin saber cómo seguir.


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