Brevísimos de sábado (30-08-08) Las restas por Miguel Espinaco Hace un año Binner ganaba las elecciones prometiendo cambio, esa vaga consigna, esa indefinida promesa que ahora es moda universal. Hasta en Estados Unidos, mirá vos, justamente porque las cosas están como la mona en todos lados y nadie, en ninguna parte, quiere más de lo mismo. Triunfo mediante, hace unos ocho meses ya que el gobierno cambió de signo en la Provincia y acá estamos, y habrá quienes opinen que es todavía demasiado pronto para enojarse después de un cuarto de siglo de gobierno unicolor y dirán que la herencia y todo eso, y habrá quienes insistan en que hay que esperar, mirar bien y después, recién después, hablar. Empecemos del principio. Está claro que este gobierno no es socialista, por lo menos en el sentido más preciso del término, no creo que nadie haya imaginado tamaño exceso. No es socialista, digo, en el sentido de que no es anticapitalista: Binner y los suyos no reniegan de la magia del mercado, ni de la rentabilidad, ni del sueño del empresario emprendedor que gana plata y reparte trabajo digno para que todos seamos felices y comamos perdices. Muchos dirán con todo derecho, que el uso ha promovido otro significado para la palabra socialismo, que ese sentido hay que atribuirle al nombre que lleva el partido de gobierno, el sentido de lo que sería un capitalismo socialista - que suene contradictorio no es mi culpa - digamos un socialismo devaluado, desteñido, light, cuyo objetivo se limitaría a promover una mejor distribución del ingreso dentro del salvaje mundo del capital. Dejemos de lado las observaciones que pudieran hacerse sobre estas metas tan improbables y preguntémonos solamente: ¿va para ese lado el gobierno de Binner? ¿va para el lado de una mejor distribución del ingreso? Este último mes, el gobernador santafesino ha insistido con eso de que la economía son sumas y restas. Ese argumento simplista, esa ecuación tan cara al sentido común post neoliberal, fue utilizada para la oferta salarial a los trabajadores estatales y también para los aumentos de las tarifas y servicios que aparecieron a granel por estos días. Así, nos enteramos de que aumentaron los peajes un 40% y nos enteraremos en pocos días, de que ese aumento terminará en los precios como el mercado manda, pero hay más. Ayer se anunció el aumento de la luz, un 14%, el aumento del agua un 29, y ya nos habían contado que habrá una cuota más de impuesto inmobiliario. Y todo esto se suma a la tasa en Santa Fe y al colectivo que todavía acá no, pero que esperá unas semanitas y vas a ver. Del otro lado, a los trabajadores estatales les tocaron las restas, aumentos entre el 8 y el 12 % que en realidad resultan disminuciones, bajas de salario que ahora alcanzan para menos, retenciones que, en este caso, el gobernador socialista no critica. A lo mejor es cierto y es demasiado pronto para enojarse después de un cuarto de siglo de gobierno unicolor, y hay que ver la herencia y todo eso, pero por lo que se ha visto en estos días, este socialismo devaluado que promete Binner, este capitalismo socialista, se viene pareciendo demasiado al capitalismo a secas, a ese capitalismo que no cambia a pesar de los "cambios" que casi todos nos prometen en cada nuevo sueño electoral. Opiná sobre este tema |
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