Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado

Usted parece el genio de la lámpara, dijo Pablo, correspondiendo la sonrisa, No, para nada, yo solo puedo satisfacer pequeños deseos terrenales, además en la lámpara no entro ni a palos, ¿la toma con hielo o sola?, Sola, gracias, Tengo muy buenas noticias, dijo Magorno, Encontramos al tipo con el que se reunió en la Terminal y confesó todo, usted pasó a ser cómplice en calidad de convidado de piedra, dicho en grandes rasgos, o sea que safó, se lo va a procesar de todas formas pero no va a ir preso, le recomiendo que se consiga un abogado mas o menos despierto, Bárbaro, dijo Pablo, ¿Pero como fue que lo encontraron?, si se puede saber, ¿y que fue lo que dijo?, Eso lo va a saber a su debido tiempo, por ahora no es importante cómo lo encontramos ni qué fue lo que dijo, usted lo único que tiene que hacer es mantener su versión como hasta ahora, Pero si yo no di ninguna versión de nada, Con lo que le dijo a Ledesma es suficiente, el otro nos dijo como lo hicieron, asumió toda la responsabilidad y nos contó los orígenes de la organización que se remonta hasta el siglo once o doce, en lo que después terminó siendo México, muy interesante, parece que los sacrificios humanos que realizaban los aztecas estaban relacionados con esta cuestión de los suicidios asistidos y estos tipos con los que usted se conectó a través de Internet son ancestros de aquellos, si es un bolazo está muy bien armado, Sabe más que yo, dijo Pablo, Me gano el sueldo, para eso me pagan y esta ginebra está la mar de buena, dijo el inspector, Pablo se lo quedó mirando, no podía distinguir si lo estaba jodiendo o lo había dicho naturalmente, igual le resultó muy raro que Magorno dijera las mismas palabras que dijo aquel tipo con el que se reunió en la Terminal, pensó que el alcohol lo estaba poniendo paranoico y no se calentó más, el inspector tenia un humor estupendo y no tenia ninguna intención de arruinárselo. Hizo fondo blanco y estiró el brazo con el vaso vacío diciendo, Brindemos por eso.



La ginebra llegaba inexorablemente a su fin, como la conversación entre Pablo y el inspector Magorno. En algún momento uno de los dos, o los dos, al mismo tiempo, descubrieron que nunca ningún amanecer los encontraría charlando juntos, nunca ninguno de ambos permitiría que el otro le pasara un brazo por los hombros en ninguna circunstancia, nunca se reirían juntos a mandíbula batiente de una misma cosa. Es raro que el alcohol no surtiera un efecto amalgamador entre éstas disímiles personalidades, suponemos que ambos sabían beber y que no eran de esos que andan a los abrazos con todo el mundo después de tomar un par de tragos, además Pablo quería tocar la banda, tenía serias intenciones de emborracharse pero en otro ámbito un poco más agradable y con amigos de verdad.

¿Y cuando salgo?, le preguntó impaciente, Ya nomás, en un rato, primero tenemos que procurar un cierre más decente para la tele, Usted me está cargando, ya está todo aclarado, me dijo que podía irme y ahora resulta que me tengo que quedar, yo le puse voluntad pero no me anda sobrando, Mire Pablo, acá las cosas son así y usted sabía de antemano de que venía todo esto, se lo dijimos bien clarito y aparte no me va a negar que le gusta, ¿Qué me gusta qué cosa?, Las cámaras, se nota que nació para esto. El programa puede ser un éxito y podemos ganar buen dinero honestamente, ¿me explico?, la mirada del inspector fue evidente, Si, se explica, pero no me pueden obligar, dijo Pablo, No, no podemos obligarlo, pero si el proceso se complica y descubrimos que usted está más metido de lo que parece…, ¿Ahora me está amenazando?, No sea boludo Pablo, con esto nos beneficiamos todos, o colabora o se jode, Ahora sí me está amenazando, ¿y que mierda quiere que haga?, Baje el tono porque la paciencia tiene límites, lo que queremos que haga es lo siguiente, tiene que hacer un declaración contando los detalles del suicidio asistido y queremos que se arrepienta de lo que hizo aunque esté mintiendo, no le va a salir mal, usted es buen actor, no me conteste ahora, píenselo, termine la ginebra, yo vuelvo en quince minutos.



No terminaría la ginebra, eso ya estaba decidido, necesitaba pensar y rápido, si hace lo que le dijo Magorno asumiría definitivamente toda la responsabilidad, si se niega van a arreglar todo para que vaya en cana, las dos opciones apuntaban al mismo lugar. Era probable que no fuera cierto que encontraron al tipo ese de la Terminal y que no tengan ninguna versión de nada. También empezó a desconfiar seriamente de la existencia de las cámaras y del supuesto contrato con Endemol, del Gestolector, incluso de la existencia real de aquella oficina y de todas las cosas que pasaron en ese lugar. Quizás sea un efecto de la ginebra, pero no lograba recordar como fue que terminó ahí, si lo llevaron o fue por propia voluntad, lo que sí recordaba vagamente era todo lo relacionado con aquel suicidio que le tocó asistir, también recordaba casi palabra por palabra una conversación telefónica que tuvo con un tipo que hablaba con acento mexicano, este personaje le explicó como funcionaba la organización y la relación de todas esas muertes con los Aztecas y cierto misticismo latino americano de antes de Colon que tenemos el deber de rescatar para librarnos definitivamente del yugo que nos agobia y nos aplasta como pueblo. Le había gustado eso y por eso se había enganchado. De golpe se acordó que Magorno había mencionado la conexión mexicana y la cuestión de los sacrificios, entonces era probable que sí supieran algo, aparte el inspector había dicho que la ginebra estaba la mar de buena igual que el canoso aquel. Esto se ponía interesante, de todos modos Pablo no podía dejar de sentirse un peón que en cualquier momento sería comido y Pablo no tenía la menor intención de terminar siendo la cena de nadie. Ya tomé una decisión, dijo en voz alta, Hágame un favor, el último, tráigame cigarrillos y terminemos con esto.

Magorno entró cejijunto y circunspecto, se sentó delante de Pablo, acomodó su corbata con el dibujo de un salmón boca abajo, metió una mano en el bolsillo interno del saco y sorprendió a pablo sacando un atado sin abrir de Particulares, un encendedor y un pequeño cenicero de cerámica, diciendo, Espero que haya tomado la decisión correcta, piense bien lo que va a decir y no se olvide bajo ninguna circunstancia como ha sido tratado en este lugar, lo escucho, Pablo encendió un cigarrillo, se acomodó en la silla aspirando el humo con ganas y lo largó por la nariz como un dragón cansado, No le voy a decir que no sabia lo que estaba haciendo, tampoco estoy arrepentido, es probable que sí tenga dudas respecto a la honorabilidad de la organización que está detrás de la muerte punto com, pero sin dudas lo que llevamos a cabo fue un acto de piedad. Imagine usted por un rato que sufre una herida enorme que lo somete a una agonía innecesaria y le pide a un amigo que termine ese sufrimiento. Pablo hizo una pausa, le dio una larga pitada al cigarrillo, exhaló el humo para arriba con violencia y volvió a mirar a los ojos a Magorno, Usted se está muriendo indefectiblemente y el sufrimiento se alarga, ¿con que necesidad va esperar que la muerte lo venga a buscar?, ¿no es mejor ir a su encuentro, plantarse adelante y decirle acá estoy, vamos?, Mucha literatura, usted tiene la cabeza quemada, como el quijote pero sin romanticismo, No hay romanticismo literario en este asunto, estamos hablando de la vida y de la muerte que son dos caras de la misma moneda, Todo bien, como usted quiera Gonzáles, pero ahora cuénteme detalles de la muerte del viejo, Pablo aplastó la colilla en el cenicero y empezó, Fue un jueves, había sol.


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Dicen / quienes no saben lo que dicen / que entre el amor y el odio hay sólo una delgada línea / digo yo / sin entender bien que está pasando conmigo / que amor y odio son los nombres de una misma cosa / que sería algo así como una bola de pasto seco dando vueltas en el estomago con algo vivo adentro / ya sos parte de mis entrañas / si termino con vos / termino conmigo

Delfina Contreras

Convenceme / decime que toda esta mierda está bien / que todo este quilombo genera discusiones de las de armas tomar / y que mi hijo está creciendo en un país que vale la pena / contagiame ese entusiasmo de barba y pelo largo / ponete esa boina y vamos / dale / yo te sigo.

Delfina Contreras

Sos una mujer valiente / me dijo / que cosa es la valentía / pregunto / las ganas / me dice / no / le digo / no es eso / miedo se llama / el coraje es eso / miedo de perder lo poco que se tiene / matar o morir / como un soldado.

Delfina Contreras

Sueño que me hundo en la vereda y descubro que lo había leído y pienso que si lo leído es sueño lo que escribo es el final del proceso y eso es el hueso del esqueleto que sostiene el cuerpo que soy en esta letra. Después hay que corregir y eso no es magia, es truco, artificio, ni milagro, ni fantasía, reciclaje.

Delfina Contreras

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