Brevísimos de sábado (28-06-08)

Laura

por Adrián Alvarado

Laura se va, quiere irse, está enojada, se come las uñas hasta la carne viendo la tele, viendo como De Angelis se acomoda el diente que se le quiere salir cuando dice un discurso, con el dedo se lo acomoda, y a ella no le da risa ni ahí. Y el toro ese que lleva su nombre, el toro inflable que hizo un tipo que se le quiso vender a los de la carpa del campo y le dijeron que no pero el toro se quedó igual y ahora le están pagando la nafta del grupo electrógeno con que se alimenta, Laura está asqueada por todo eso y por los huevos con patas de la presidenta, Es un país de mierda, piensa, No aprendemos más, dice, Estamos condenados a este circo, a nadie le importa un carajo el otro, me tengo que ir, dice, Me tengo que ir ahora o no me voy más.

Laura casi tiene treinta y quiere tener un hijo, pero no quiere tenerlo acá, le da vergüenza y llora de bronca pensando que mañana tiene que ir de nuevo a la tienda donde trabaja ocho horas por día, esa tienda de mierda donde se cansa y después no le queda tiempo ni ganas de estudiar la carrera de letras que cada vez le queda más grande. Laura se cae y se levanta pero permanece de pie porque tiene voluntad y fuerza suficiente para seguir y terminar lo que empezó, pero también es conciente que nada de lo que la rodea merece tanto esfuerzo y la idea de irse se hace más consistente como en cada 24 de marzo que termina siendo siempre lo mismo, se quiere ir cuando piensa en todos esos militantes muertos, cuando ve las fotos que cuelgan con esas caras y la lista interminable y los presente en voz alta que hacen más dolorosa la ausencia y la rabia de ideales y de ganas que todo cambie. Laura tiene contradicciones porque irse es una forma de dejar de resistir, de abandonar la lucha, ¿pero que lucha es ésta? se pregunta, y le dan unas ganas locas de agarrar una bandera que no hay y ponerse al frente de una marcha definitiva que no existe y prende otro cigarrillo y se le ponen los ojos así y aprieta los puños en el bolsillo de la campera y despega la vista de ese pibe que está revisando la basura. Me voy, dice, Mañana.

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