Brevísimos de sábado (21-06-08)

Árbol sin bosque

por Miguel Espinaco

Suponé que de golpe podés, que ya no está esa obligación de cercanía, ese patriotismo de la limitación, esa tentación de cercar el mundo, de ponerle un límite visible.

Supone que podés cambiar los anteojos de ver de cerca, que podés verte parado en un pedazo de la esfera tan pequeño y descubrir entonces que hay un lejos, una distancia, un montón de planeta inaccesible, una porción de mundo que apenas puede imaginarse, sospecharse, que ahí nomás enfrente, en las calles de Sydney, la gente pierde el tiempo hablado de una obra de Picasso que se vendió carísima o ni eso, nada más hablando de un informe que les dice a ellos, a ellos australianos, que son los más gordos del planeta. Mirá que tema para hablar en la oficina.

Supone que podés enfocar a ese chino que viven en Foshan, ciudad sitiada por dos ríos que crecen mientras él mira y mide cómo está por desbordarse y seguramente piensa: el mes pasado el terremoto, ahora esto. O escaparte a La Paz y saber que en cualquier supermercado se habla del tipo que tenía un rifle con mira telescópica y que a lo mejor quería asesinar a Evo. O pasear un poco por Chicago y escuchar que hablan de que Obama dijo por la radio que va a ayudar al ciudadano común, pero más hablan todavía de los Cachorros que les ganaron a los Medias Blancas con un jonrón de un tal Ramirez.

Imaginá que se puede. Salir del pedazo de mundo que nos toca, digo, viajar a La Habana por ejemplo, donde todos deben tener algo que decir sobre el fin de las sanciones europeas. O a Massachussets donde la tele seguro que habla y habla de los embarazos en masa, de las compañeritas de secundaria que se pusieron de acuerdo para embarazarse todas juntas. O a Ankara, donde están reunidos los emisarios israelíes y los sirios en conversaciones de paz pero seguro que nadie se acuerda de eso, que muchos están todavía de festejo como anoche en la plaza Kizilay, donde se juntaron para festejar que en la Eurocopa la selección eliminó a Croacia. O a Nápoles si no sos rumano, claro, allá donde el tema debe ser la directiva retorno que promete llenar de Guantánamos a Europa pero que lo mismo a muchos le parece bien.

Qué se yo. Anteayer me preguntaron así, de golpe, si estaba con el campo o con Cristina y anoche un periodista me dijo desde la tele que el país tenía los ojos y los oídos puestos en Gualeguaychú: lentes de cerca, pensé, patriotismo de la limitación de ver acá nomás, árbol sin bosque, pedazo de mundo en el que no conviene dejarse arrinconar.


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