Brevísimos de sábado (05-04-08) La Perrera por Adrián Alvarado El perro ladra el colectivo, lo corre hasta la próxima parada y ladra, fuerte. Da la sensación que no va a cansarse nunca. Parece que ladra al colectivero o al interior del colectivo, no se sabe, y no importa. Es temprano y todos nos enojamos con ese perro tarado que no para. Escucho entonces a alguien hacer referencia a la perrera, Debería volver, dice, no puede ser que estos perros callejeros molesten de esta forma, y es ahí que hago el ejercicio de recordar esa camioneta con cúpula que tenia un agujero en el techo y una tapa. Había otros modelos diferentes pero el que yo recuerdo era así, una camioneta con cúpula que tenia un agujero en el techo por el que metían a los perros, a estos los agarraban con un lazo que estaba al final de una especie de caña flexible, los cazaban, y todos nosotros sabíamos que se los llevaban para matarlos. Éramos chicos y corríamos a avisar a los vecinos que entren a sus perros porque venía la perrera, control antirrábico se llamaba, muerto el perro se acabo la rabia, decían. Con ese criterio, salvando las distancias que existen entre los perros y las personas, mataron en Corrientes a uno de los obreros que cortaban un puente en los albores del gobierno de la alianza. Con ese aleccionador criterio, mataron a Kostecki y a Santillán, a Cabezas, a Pocho Lepratti, con ese criterio desaparecieron a Julio López y fusilaron a Fuentealba, es así como piensan, si alguien molesta mucho lo matamos, van a protestar por un tiempo pero después empiezan a olvidarse y a la mayoría se les van las ganas de joder. La lista no termina con Fuentealba, es mucho mas larga. La rabia no se termina con la muerte del perro, la bronca se multiplica y en algún momento explota, estamos parados fumando encima de un depósito de pólvora ellos lo saben, nosotros lo sabemos y en una de esas también lo sabe el perro ese que no para de ladrar el colectivo. Opiná sobre este tema |
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