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Cumbre Borrascosa
La cumbre del G8 en Evian

Por Daniela Pierotti

     El liberal, democrático y occidental bloque del G8, constituye verdaderamente el piloto que controla la evolución (o involución) de la economía mundial. Los jefes de estado de las grandes potencias, es decir los países productores de petróleo, en un modo que paradójicamente puede calificarse de "autoconvocado", deciden en 1975 comenzar a reunirse para resolver los grandes problemas del mundo que ellos mismos generaron. En un principio eran siete, ahora conforman el G8: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y la recién incorporada Rusia que a partir del 2006 será miembro pleno. Es decir que los planes van para largo.
Los encuentros que la prensa oficialista calificaba de "reuniones informales" en realidad eran de carácter secreto, situación que se revierte a partir de que el movimiento anti-globalización, además de descubrirlos, los comienza a escrachar con manifestaciones y contra-cumbres que se realizan en forma simultánea a estas reuniones de amigos.

     Las discusiones del G8 giran en torno a la economía, el petróleo, la inflación, cuestiones de índole militar y política, en manera amplia, macro, mundial, global, que apuntan a la conquista de nuevos mercados y al afianzamiento de un comercio a favor de sus inversiones, sus transnacionales y a beneficio de sus tasas de ganancias (que también son macro).

     Las cumbres se realizan anualmente y este año el país anfitrión fue Francia. El lugar escogido fue Evian, recostado sobre los alpes franceses, uno de los principales centros productores de agua mineral. A 40 km de allí, en Annemasse, tuvo lugar la contra-cumbre. Pude decirse que el G8 constituye la cumbre que representa los intereses del Norte y que la contra-cumbre constituye la que reclama los derechos del Sur.

     África, el agua, la lucha contra el terrorismo, la producción de armas, los problemas de la democracia, el estado y las empresas constituyó el temario desarrollado del 1 al 3 de junio, fecha del encuentro.

     Mientras estos muchachos parecen ser la mano providente que decidirá el rumbo del planeta, lo cierto es que la ayuda supuesta que ellos dan a los países más pobres, no se concreta a menos que se cumplan una serie de condiciones que por supuesto no hacen más que afianzar su política de dominio, o sometimiento de países ricos sobre pobres, y que lejos de acortar esta brecha, la agranda. Esto se debe por un lado a que desde 28 años atrás, fecha de su fundación, hasta hoy, los compromisos que firmaron no fueron cumplidos, o fueron cumplidos a medias. Por otro lado, la ayuda ofrecida tiene cara de chantaje, es decir de "sí pero si", o de negocio, o de cheque en blanco.

     Veamos un ejemplo que muestra claramente el modo de proceder, que espontáneamente se calificará de imperialista:

     En el 2001, en la reunión de Génova, se crea el Fondo Mundial contra el SIDA, la tuberculosis y el paludismo, que requiere unos 10000 millones, diez mil millones de dólares por año. Sin embargo: hasta diciembre pasado las promesas de asignaciones por 2100 millones eran para los próximos 5 años. Con el dinero disponible actual no se pueden financiar las actividades de dos meses. Estados Unidos prometió 15000 millones para los próximos 10 años, de los que 14000 administrará Washington unilateralmente en programas de ayuda CONDICIONADA al África. Esto significa que junto con los países que rechacen el maíz transgénico de las transnacionales estadounidenses, sería privada de la ayuda. Esto fue denunciado por el periódico ginebrino Le Temps del 28 de mayo.

La jornada

     El 1º de junio, primer día de la cumbre, se dedicó a la reunión con los países del Sur. El presidente brasileño Luis Ignacio Lula da Silva y el mexicano Vicente Fox participaron como portavoces del grupo Río de los países latinoamericanos. Lula aceptó la invitación con el justificativo de que nunca debe desperdiciarse la oportunidad de hacer escuchar verdades, lo cual dio lugar a muchas protestas y a manifestaciones nutridas cerca de la cumbre. El brasileño, planteó su preocupación por la discriminación que sufren los países pobres en cuanto al acceso a los mercados de los países ricos. Se quejó de la guerra de subsidios y del proteccionismo que los excluye del comercio. Aunque se expresó con un lenguaje que puede tildarse de punzante, sus palabras no fueron más que una serie de cuestionamientos que implican en definitiva un pedido de ayuda que juega con las reglas de las principales potencias. La introducción de "verdaderos cambios" exigida por Lula, pierde sentido cuando después propone la creación de un fondo contra la pobreza y el hambre que sería financiado por un impuesto a la venta de armas y al servicio de la deuda externa de los países más pobres. Es decir, alentando la industria armamentista y las transferencias de armas (uno de los principales negocios de 5 de los 8 países en cuestión), lo que significa las guerras y los conflictos bélicos, se destinaría un porcentaje de dinero para apalear el hambre. Otra aspiración del presidente fue la de su incorporación como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. En un discurso en la Organización Internacional del Trabajo, con sede en Ginebra, el 2 de junio, el presidente brasileño expresó que su visita a Evian dejó un balance positivo (dedúzcase el punto de vista).

     Las reuniones con los países del sur se concertaron para el primer día, y las malas lenguas sostienen que fue una estrategia para diluir el clima tenso existente entre Bush y Chirac luego de los desacuerdos sobre el tema Iraq. El resto de la jornada, 2 y 3 de junio, fue enteramente dedicado para limar asperezas de este tipo entre las superpotencias de la hermandad de la "justicia". Las divisiones que provocó la agresión a Iraq quedaron entonces caratuladas como "momentáneas" y se procedió a discutir el temario mencionado arriba, tendiente todo a sostener y cuidar los intereses de la OMC y los grandes entes empresarios.

     Como resoluciones relevantes, el bloque de países ricos aprobó decisiones sobre la política de asistencia al África, en el marco que analizaremos a continuación. Aceptó aportar recursos al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y el paludismo (como en años anteriores) pero, se rehusa a eliminar subsidios masivos en agricultura y las barreras a las exportaciones de valor agregado y textiles, como lo destaca en un informe Gustavo Capdevilla de ALAI, América Latina en Movimiento.

     En el área de las negociaciones comerciales, existen fuertes denuncias de que "Estados Unidos bloqueó negociaciones que hubieran otorgado a los pobres acceso a medicamentos baratos para el SIDA, mientras que pasíses europeos, principalmente Francia y Alemania, se negaron a desmantelar subsidios agrícolas que perjudican a los agricultores del mundo en desarrollo", señala un informe de Oxfam. "No precisamos nuevos planes, sino que el G-8 cumpla las promesas ya realizadas". Lo cual es absolutamente posible, teniendo en cuenta que en pocas semanas la coalición invasora contra Iraq logró reunir más de 70000 millones de dólares en función de un objetivo concreto: eso es más del quíntuple de la ayuda ofrecida a África el año pasado que no se entregó.

África mía

     El NEPAD es el programa económico oficial en el que se enmarca la ayuda a África. Esta "Nueva Asociación para el Desarrollo de África" aprobada en la cumbre anterior, en Canadá, fue lanzada hace dos años por los presidentes de Sudáfrica, Nigeria, Senegal, Argelia y Egipto para impulsar el desarrollo de los países africanos, principalmente de los subsaharianos, considerados los más pobres del mundo. Los grupos reunidos en la contra-cumbre manifestaron serias dudas sobre el éxito de este programa por diversas y sólidas razones. Lejos de establecer relaciones justas entre África y los países industrializados del norte, el NEPAD se enmarca en la política neoliberal dominante, a través de la inmersión en el comercio mundial con reglas de ajuste, privatización y libre mercado financiero, siendo la apertura de los mercados del G8 a las exportaciones africanas una mentira, ya que estos poco producen. Lo que sucede es que la promoción del espacio regional ofrece un mercado más grande para las industrias y mayores posibilidades para las inversiones extranjeras, punto estratégico de la ayuda. Aunque esta consistiría, siempre a cambio de algo, en "prevenir hambrunas, promover la seguridad alimentaria y combatir el SIDA". Una suerte de proteccionismo a cuenta.

     La Organización humanitaria británica Oxfam, asistente a Annemasse, instó al G8 a cancelar la deuda externa de los países africanos que deben reembolsarla a expensas de la salud pública y la educación. Además exigió que se reduzcan los subsidios agrícolas y se modifiquen las normas del comercio internacional.

La cumbre de otro mundo

     La contra-cumbre tuvo lugar y los ejes temáticos alrededor de los del G8 viraron hacia la denuncia por incumplimiento de los compromisos asumidos en las cumbres previas.

     El 1ºde junio, más de 1.000.000 personas de varios países europeos se manifestaron contra la reunión de los ocho.
La multitud partió desde dos frentes en forma simultánea, Ginebra (Suiza) y Annemasse (Francia) y se concentraron en la frontera franco-suiza alrededor del mediodía. Entre los reclamos, plasmados en cánticos y pancartas, la abolición de la deuda externa y el cuestionamiento a la industria farmacéutica tuvieron los primeros lugares. Pacíficamente, se marchó y se realizaron actos simbólicos, como romper y quemar cadenas que representaban la deuda externa, acostarse en el suelo y hacer silencio en memoria de las 26 millones de víctimas del SIDA, etc. La estrategia fue la de bloqueo de accesos a Evian, por lo que se concentraron en puentes y carreteras, impidiendo el acceso de 2000 invitados a la cumbre y que esta se retrasara por dos horas.

     "G8: la fiesta de los grandes a espaldas de los pequeños" fue la consigna que resumió el espíritu de protesta. Espíritu que como viene sucediendo año a año fue fuertemente golpeado por grupos de activistas de derecha que crearon disturbios y provocaron daños que fueron sobredimensionados por la prensa oficialista. Así se trató de subdimensionar la represión de la que fueron víctimas los manifestantes y las detensiones masivas que sirvieron para crear un clima de criminalización en torno al movimiento anti-globalización. Los organizadores de la contra-cumbre dejaron en claro su repudio a las acciones de violencia y aisladas que perjudican al movimiento.

     "Ellos son 8, nosotros somos millones", fue otra de las consignas, enmarcada en la ley de las desigualdades establecida por las leyes capitalistas.

     Una vez más no se pudo evitar la concreción de la cumbre del G8, aunque quizá no sea ese el objetivo. El año próximo se realizará en Cancún, México. No se podrá evitar, pero seguiremos molestando.

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