Breves de sábado (02/12/06)

Un oportuno montaje

por Miguel Espinaco

Si no fuera por la frontera, el asunto no se vería tan extraño.

Es casi "natural" digamos - exagerando un poco del significado de la palabra natural - que los estados se dediquen a defender negocios de empresas privadas, a mano armada. Sin ir más lejos, no hace mucho el presidente argentino Kirchner mandó a la gendarmería - que vendría a ser algo así como la fuerza armada de uso doméstico - a defender a las petroleras del enojo de sus trabajadores en Santa Cruz, pero claro, eso era un tema local, una cuestión que no involucraba cuestiones de soberanía, palabreja que viene adosada al concepto de frontera, esa línea imaginaria que separa los cotos de caza de cada empresariado nacional. Bah, nacional…

La cosa es que acá hay fronteras, hay dos países, y entonces la cosa se complica.

Resulta que Tabaré Vázquez ordenó al comandante en jefe de su ejército, Jorge Rosales, la instalación de una guardia en torno al perímetro de la planta de Botnia en Fray Bentos y entonces Rosales se dedicó a movilizar el Batallón de Infantería Nº 9 para cumplir la orden. La excusa, dicen, apareció cuando el Washington Post en una edición reciente, contó que una señora de 88 años estaría "dispuesta a inmolarse" para acabar con la construcción de la planta de Botnia. El chisme, parece, surgió de la boca del dirigente ambientalista Daniel Taillant que, entre otras actividades, se dedica a ser el marido de la Secretaria de Medio Ambiente de la Nación, Romina Picolotti.

El dato creció como una bola de nieve y los diarios se hicieron un show de titulares. El intendente de Fray Bentos, Omar Lafluf, al defender la intervención militar para custodiar la fábrica de Botnia, agregó que escuchó amenazas de parte de los vecinos de Gualguaychú. "Alguien dijo que iba a venir un Ben Laden", dicen que dijo. Y para ponerle más condimento todavía, el diario El Observador contaba hace unos días que los servicios policiales y los militares coinciden en que es "altamente probable que entre los funcionarios de Botnia haya agentes de la SIDE de la Argentina".

Las declaraciones altisonantes se sumaron: para Kirchner se trata de una afrenta, para Busti de una provocación, para Aníbal Fernández es una medida desmedida y para la ministra de defensa resulta excesiva, aunque el viceministro uruguayo de Defensa, José Bayardi, se encargó de poner en duda tanto asombro ya que su cartera, dice, ya había hablado con el ministerio de defensa argentino "de la decisión de vigilar el predio externo de Botnia".

En estos casos, ya se sabe, sobra ponerse a especular alrededor de quién miente y quién no. Por lo pronto, la medida es más política que militar: el viceministro del Interior uruguayo, Juan Faroppa, habló de "20 efectivos" del Ejército y rechazó que esa medida sea un "movimiento de tropas", de cualquier forma no conviene minimizar que la acción realizada y el tenor de las réplicas, prefiguran un escenario complicado habiendo fronteras de por medio.

Todo el episodio, por ahora, se parece más a un oportuno montaje que a cualquier otra cosa. Fijate que viene como anillo al dedo para desmontar la movilización del pueblo de Gualeguychú, más si uno presta atención y ve que el fantasma del monstruo grande que pisa fuerte le es agitado en las narices a los vecinos movilizados, al mismo tiempo que, casualmente, todas las declaraciones oficiales - lo cual incluye las voces oficiales de la asamblea - han comenzado a poner el acento en la "contaminación visual".

Si esto sigue así, el resultado de este lento giro discursivo condimentado con amenazas intimidatorias como la de las tropas movilizadas, terminará en que la pregunta se transforme, erróneamente, en si vale la pena tanto lío por una chimenea que se va a ver fea.

Si esto sigue así, en un tiempo habrá que hacer un esfuerzo para recordar que ese es apenas un problema secundario, que lo más grave sigue siendo todavía la amenaza de que las aguas Río Uruguay terminen contaminadas, porque Botnia usará 85.700 metros cúbicos diarios de agua del río y le devolverá, en el mismo día, 71.500 metros cúbicos de agua con sus desechos.


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