Apuntes sobre socialismo

Las cosas por su nombre

por Miguel Espinaco

Antes era llegar al primer mundo. El capitalismo globalizado, te decían, no hay otra viejo, hay que adaptarse o perecer, hay que adaptarse o quedar en la lona. Ellos, mientras tanto, meta mover millones de millones con un click en la computadora, meta hacer subir y bajar los mercados traficando comida, máquinas, armas, remedios, seres humanos que se compran y que se venden, que se los hace laburar como burros y que después se los desocupa y bien gracias, meta contratar economistas para que adornen el cuentito con cifras de déficit fiscal y de producto bruto interno, meta contratar vendedores de ilusiones para que te expliquen que si te esforzás llegás al éxito, dale contratar policías para que te domestiquen y políticos para que te envasen el verso en paquetitos de colores para que vos votés a uno hoy, a otro mañana.

Después vino la crisis y el infierno tan temido y enseguida un escalón arriba después de que los sueldos se esfumaron. Ahora capitalismo serio, neodesarrollismo, dicen algunos, viva la soja y el petróleo y el superávit fiscal para pagar deuda y para subsidiar a empresarios y para ganar voluntades y votos. Y entonces algunos que vuelven al trabajo, un poco de respiro aunque el pobrezómetro que no se mueve casi nada, aunque la redistribución del ingreso como una promesa, aunque los discursos llenos de mañanas abundantes de prosperidad que al final no llegan.

A mi no me gusta para nada hacerme el distraído. Casi nunca critico al modelo, ya sea al de los noventa o al de ahora, por lo menos no hablo casi nunca nada más que del modelo. Donde muchos hablan del modelo o del plan y critican, yo digo derecho viejo capitalismo y critico, no me convencen los eufemismos, prefiero llamar a las cosas por su nombre. Y no es que sea nomás una cuestión de palabras, es que en la crítica empieza la construcción de las alternativas.

Si critico el modelo de los noventa, sólo al modelo, tendré que pensar en algo así como en un capitalismo con patrones buenos que repartan la ganancia, soñar con eso, pero no. Enseguida se nota que no alcanzaría con una campaña de abuenamiento - ni por las buenas ni por las malas - enseguida se notaría que el problema no es nada más que un problema de buena y de mala gente, enseguida se notaría que, como escribe Galeano, las cosas te compran y el automóvil te maneja y la computadora te programa y la TV te ve, se notaría que el sistema del capital funciona inclusive a pesar de los capitalistas que sueñan con manejarlo.

Es que la lógica del capital tiene su propia vida que vive de algún modo antes que sus dueños. Si de golpe, todos los patrones se volvieran buena gente - cosa tan difícil porque cada cual es quien es - gente caritativa y comprensiva, se fundirían sin remedio y otros tomarían su lugar, porque ocurre que la única regla del capital es la de ganar plata para multiplicarse y para sobrevivir, ocurre que en este juego no hay lugar para ser humanos, no hay espacio para ser gente.

Las famosas leyes de la competencia son apenas la costra de las leyes de la violencia cotidiana de miseria, barbarie, desocupación, sueldos por el piso. No puede escapar a ellas aquel pequeño comerciante que sube los precios o que despide, ni puede escapar aquel grande que controla millones o que trafica armas, remedios y gente, porque hacerse humano es quedarse afuera del juego.

Entonces, por eso, mejor empezar por la crítica de las cosas tal cual son, no a tal o cual modelo, crítica integral al sistema del capital, al sistema de explotación del hombre por el hombre, en el cual muchos laburan, otros son descartados y una minoría acumula las riquezas que se producen. Si no, si no vamos a la raíz del problema para buscar las soluciones, esas soluciones resultarán nada más que parches que se terminarán arruinando más temprano que tarde. Y de estos parches está llena la historia del capitalismo que ya lleva un par de siglos de vida.

Esta primera parte será, para no aburrir, apenas una introducción, apenas la excusa para dejar anotado un plan de acción para estos apuntes que irán en entregas: primero habrá un poco de historia sobre como apareció este sistema, en qué consiste su mecanismo, y más adelante, algo sobre las alternativas al mundo del capital que fueron apareciendo en la historia y entre ellas tendrá - claro - su lugar privilegiado el socialismo.

Chau. Hasta el próximo número.


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