Parece que nuestros artistas están canalizando por otro lado. Seguro está más calmo y reflexivo, Delfina sigue la misma línea con un texto en prosa y dos poemas. Mientras la Bestia pasa factura a la abuela le compraron piernas ortopédicas y un skate, todavía la están buscando.
Así estamos.

Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado.

El hombre como concepto de supervivencia capítulo tres

1

No hay mal que por bien no venga dijo Segovia y se tocó el tramontina que le habían clavado en la espalda para verificar que seguía firme. Se subió a la bicicleta y encaró al hospital, cuando llegó a la guardia se sentó y al apoyar la espalda se acordó que no podía.

Mientras esperaba se mantuvo sentado con la cara entre las manos, encorvado, tenía la campera puesta así que nadie se daba cuenta de nada, entonces se la sacó porque se aburría, se paró y empezó a dar vueltas de manos en los bolsillos, de inmediato se acercó un flaco para preguntarle si no le dolía, Segovia para hacerse el gracioso le preguntó si no le dolía que cosa, El cuchillo, dice el flaco, y Segovia le contesta que el cuchillo no le duele, lo que le duele un poco es la espalda y larga la carcajada el muy salame. En ese momento el tramontina salió disparado y terminó clavándose en una puerta, Segovia no podía parar de reírse y mientras más reía más sangraba y se divertía salpicando a todo el mundo hasta que alguien lo durmió de una trompada.

Cuando se despertó estaba en la cama boca abajo, se quiso incorporar y no pudo, su mujer estaba sentada al lado diciéndole No te muevas boludo, perdiste mucha sangre. Segovia le preguntó por el cuchillo, Que se yo donde quedó el cuchillo, Pero es muy importante tenía las huellas, ¿Las huellas de quien?, Las huellas del agresor, Yo te clavé el tramontina Segovia, ¿Vos?, Sí yo, ¿Y me lo decís así?, Si querés hago un volante y lo reparto en el bondi, Pero… ¿porqué?, Porque la publicidad en el transporte colectivo funciona, No, ¿porqué me clavaste el cuchillo en la espalda?, Porque no pude evitarlo, ¿Evitar que cosa?, Las ganas de matarte, ¿Pero yo que te hice mujer?, Nada Segovia, nada, por eso.

2

Alejandro se despierta con la radio. Lo primero que escucha cuando abre los ojos es música o gente hablando, así se despierta, después se levanta, desayuna y canta, se ríe o está de acuerdo dependiendo del humor con que encare el día.

A las siete y media se cruza a la casa de la vecina que no le da bola con cualquier excusa para verla un ratito, dos palabras con ellas le cambian la jornada, pero sale el padre que lo quiere bastante y le dice que Martita está en cama con un poco de fiebre, Alejandro le deja dos besos y un que se mejore y se va, vuelve a su casa pensando en lo lindo que sería cuidar a la vecina, acostarse a su lado y dejar que apoye la cabecita afiebrada en su pecho y que se le pase y le agradezca y lo abrace. Sonríe.

Después se va al patio a controlar que el globo haya mantenido el aire y prende el gas para calentarlo de vuelta, prepara el bolso y se calza las antiparras, se sube al canasto desata las amarras y levanta vuelo, viento no hay, nunca hay viento acá.

El globo aerostático asciende como una burbuja en el agua pero más despacio, Alejandro sonríe de nuevo, el sol se va quedando abajo, es una carrera que sabe que va a perder pero no le importa. El día es maravilloso y el está contento, cuando llega a la cima de la montaña ya está el Yeti en la puerta del chalet esperándolo con el mate, le tira la soga para que Alejandro la ate y el bestia trae el globo a mano hasta que el canasto se apoya en la tierra. El Yeti saluda a su amigo con un manotón en la espalda y le ofrece un mate, Alejandro lo agarra y le hace un par de chistes que son una variante de los mismos chistes que le viene haciendo hace años y el Yeti se ríe como si fuera la primera vez.

Hace frío acá arriba, se meten rápido y le ponen más leña al fuego de la chimenea. ¿Caliento otro termo?, dice el Yeti, Dale dice Alejandro y mira la mesa de trabajo, hay catorce leones sin cabeza, unas cabras vacías y cuatro osos polares sin ojos, lo primero que hace cuando se sienta a trabajar es ponerle los ojos a un oso, después de coserle las mostacillas lo mira y piensa que su cara es la primera cosa que está viendo y le dedica una sonrisa con dientes y todo. El Yeti le ofrece otro mate.

Libertad a Seguro



Opiná sobre este tema

Con criterio endeble encaró la tarea de reestablecer el orden y no le fue mal, acomodó sus días uno tras otro como piezas de dominó y se le cayeron y volvió a empezar hasta que se aburrió. Probó con cartas, hizo castillos de naipes que se le caían constantemente hasta que logró construir uno que no se cayó entonces se compró un barniz en aerosol y lo plastificó y llamó a sus amigos y se los mostró y nadie entendía que tenía de extraordinario aquella construcción vana, hasta que alguien se lo dijo y se sintió un tarado y le prendió fuego, el fuego tomó la mesa las cortinas la casa y su futuro y el porvenir fue la intemperie, entonces con criterio endeble empezó la tarea de reestablecer el orden y decidió hacer terapia. Pobre.

Delfina Contreras

El perfume
del contacto
de la piel del recuerdo
se me quedó pegado
y no puedo olvidarme
ni quiero.

Delfina Contreras

24

El fuego
se secó
y quedaron cenizas
memoria
y viento.

Delfina Contreras

No está
se fue
y yo acá
esperando
la comida.

La Bestia

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