Seguro ya no está preso, está lejos, y no está en libertad. Delfina también y lejos, la Bestia ni hablar y doña Apolinaria bien gracias, ahí anda, cantando, los ejes de mi carrito, pa' que los quiero engrasar. Los locos Adams, un poroto. Imagínese la música y entrelé con confianza que es literatura nomás.

Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado.

La lengua se le trabó y se le llenó de pelos y habló igual y no se le entendió nada y después empezaron a crecerle matas de pelambre en las orejas y dejó de escuchar.

Cuando los pelos comenzaron a crecerle desde adentro de los ojos se asustó y fue al médico y le dijo Doctor, doctor, qué padezco, y el medico no le dijo padece un osito, le dijo que haría un análisis, que esperara y que se compre una tijera copada. Emmanuel así lo hizo.

En su casa, hundido en la desesperación del sillón del living se miró el ombligo y vio como empezaban a salirle pelos de ahí y lloró y después se murió.

En el féretro había pelos y todo era bastante bizarro porque estaban velando un montón de cabello y los padres de Emmanuel lloraban y se rasgaban las vestiduras, espectáculo lamentable por cierto, porque la madre andaba con el vestido todo roto y su marido con la camisa hecha un harapo.

Así las cosas el café se quemó y los sánguches tenían salmonella y alguien tiró el pucho en el cajón y el piloso cadáver de Emmanuel hizo un ruido y se transformó en cenizas.

Se ahorraron el crematorio.

Libertad a Seguro.


Las rayitas de colores subían y bajaban en medio de la noche, no justo en el medio, más bien al costado, pasa que mirado desde los ojos de otro las cosas no se ven como uno quiere, se ven como el personaje quiere verlas y Marcela estaba sola en el comedor de su casa a la noche escuchando música con auriculares en lo oscuro.

Esta soledad de la que estaba disfrutando era excepcional y excepcionalmente se armó un porro, puso hielo en un vaso gigante y lo llenó de coca. Se sentó a fumar no sin antes apagar todas las luces, agarró con mano firme el control remoto y se sumergió en una profundidad de poltrona.

Sonreía Marcela y miraba las rayitas de colores que subían y bajaban, y el teléfono fijo sonó y ella no lo escuchó, el celular de última generación entonó un ringtone absurdo para nadie y su casilla de correo electrónico recibió una bocha de mails nuevos. Su novio, antes de pegarse un tiro, la llamó por su nombre a cuarto kilómetros de distancia.

Marcela no escuchó nada o mejor dicho escuchó otra cosa. Marcela escuchaba música y sonreía.

Durante el tiempo que duró el disco se detonaron siete tarados con chalecos de dinamita en algún sitio, en otro lado se morían de hambre algunos pibes y el doble de criaturas venían al mundo con un pan bajo el brazo mojado con liquido amniótico.

Un terremoto en Japón le dejó la boca abierta a la tierra que terminó tragándose un montón de gente y la luna tosió y escupió toneladas de roca de puro asco sobre nuestro planeta que se transformaron en granizo gris al cruzar la atmósfera.

Cuando el silencio dijo acá estoy Marcela escuchó las piedritas cayendo en el techo de chapa y dijo Llueve, me voy a dormir. Soñó con gaviotas sin pico.

Libertad a Seguro.



Opiná sobre este tema

1

La calma dura
lo que un golpe
tarda en doler.
El duelo será
de negro
o no será
porque la ausencia
es oscuridad
y memoria
y la calma
ya no dura
y la cama
es un páramo.


2

La permanencia de
los niños
frente
al televisor
queda bajo la
exclusivaresponsabilidad
de los padres
de los padres
de esos chicos
que los llevan
a la tele
para
que se coman
los restos
ustedes.

Los restos
pueden verse
fuera del horario
de protección
al menor.

Delfina Contreras

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