La fiesta esa que hicimos

Cumplimos 200 programas de radio y 50 emisiones de la revista, entonces a más de un trasnochado miembro del staff permanente se nos ocurrió festejarlo. Todos al mismo tiempo en una sola reunión manifestamos el deseo de organizar una fiesta. La primera pregunta que surgió fue: ¿Qué capacidad de convocatoria tenemos nosotros? Primero el silencio, después la frase contundente: Vamos a ver si no convocamos.

Y sí, convocamos a más de cien personas que se encontraron en un salón primorosamente acondicionado con tablones enmantelados de nylon violeta y argentinas guirnaldas (argentinas por plateadas) colgando de los ventiladores de techo del Kinder. Acá, en el corazón de la capital de Santa Fe que es el lugar que elegimos para quedarnos porque no nos quedó otro remedio.

Nos salió bien porque somos un equipo formidable a la hora de organizar un evento y porque fueron a tocar unos amigos que suelen tener un número aceptable de seguidores y parientes y porque rifábamos una bicicleta y porque la comida era económica y porque la bebida también y porque somos re simpáticos con aquellos que nos conocen poco.

Mariano Caudana, un amigo, interpretó parte de su inminente álbum solista cautivando a la monada. Otra, otra, pedían y el cantautor confiado dijo, Elijan ustedes, una señora entrada en años le pidió un tanguito y ahí nomás arrancó con Malena y después no lo dejaban ir pero se fue lo mismo porque ya daba muestras de síndrome de abstinencia. Inmediatamente después se entregó, como buen artista despechado que es, al desenfreno del vicio, cerveza rubia y pastafrola.

Después le tocó el turno a la gente de Sonido Lila, un par de pibes que deberían figurar en algún ranking. Esteban Coutaz y Alejandra Cavallero nos obsequiaron su talento con una humildad que algunas estrellitas de cabotaje deberían imitar. Guitarra y voz ella, teclado y coros el, fluyendo, arrancaron suspiros y humedecieron lencería y calzoncillos ajenos en partes más o menos iguales.

Cuando rifamos el rodado hubo disturbios porque el afortunado no se encontraba presente y los que sí estaban querían que saquemos otro número. A esa altura el vino los choripanes y las empanadas de atún habían hecho efecto y algunos de los invitados armaron un conato de violencia que fue debidamente reprimido por personal de seguridad.

Una vez restaurada la calma los fans de Sonido Lila tomaron las riendas del combinado y se armó un bailongo moderno que contó con la desaprobación de aquellos que habían pasado la barrera de los treinta, discutieron un rato hasta que se pusieron de acuerdo y entonces los echamos porque ya era tarde y nosotros estábamos desde temprano, limpiamos todo y nos fuimos a contar el botín.

Hubo ausencias que casi nadie notó y hubo presencias indispensables que nos ayudaron a seguir pagando el espacio radial que supimos conseguir pero casi no podemos sostener porque sale un ojo de la cara. El COMFER bien gracias.

Gracias en serio, a los que fueron, a los que compraron la rifa, a los que nos dieron una mano, a los que nos dieron las dos, a los que no pudieron ir y lamentaron no haber ido y gracias a dios que nos ignora.

Nosotros.



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