Niño mi niño vendrás en primavera te traeré, gurisito mío, podrías haber sido más chiquito que te parió, y quien te parió es la mujer que elegí y que me eligió para traerte al mundo y juntos vamos a cuidarte y quererte en partes más o menos iguales.
Eso de tortita de manteca para mamá que te da la teta y tortita de cebada para papá que no te da nada es un invento feminista porque papá va a tener que trabajar como un burro para comprarte pañales geriátricos porque los pañales normales no te entran, y mamá no se va a poder levantar de la cama por el post operatorio, la cesárea que le tuvieron que hacer para que salgas, pedazo de animal, fue de veinticinco centímetros. Tu madre, tan chiquita, tan frágil (frágil las pelotas dijo cuando leyó esto).
Llegaste después de nueve meses de espera y un accidente, porque, como hace casi todo el mundo, no planificamos tu venida. Un espermatozoide hizo lo suyo con un óvulo y cual sea monkey creciste en el vientre de tu madre y hubo que sacarte abriéndote paso a golpe de bisturí.
Naciste con los ojos abiertos como preguntándonos por qué, y claro, concebir un niño en este país de mierda es un acto de egoísmo extremo. Quizá nos convencieron con eso de que para realizarse en la vida hay que escribir un libro plantar un árbol y tener un hijo. A mí me falta plantar un árbol y en homenaje a ti, querido animal mío, plantaré en poco tiempo una semilla de sequoia en el patio de la casa de tu abuela que está muy contenta con tu llegada la vieja, que creía que se iba a morir sin tener nietos porque a ella también le da por la explosión demográfica como a casi todos. Si seguimos así no vamos a entrar y más si siguen naciendo niños de tu tamaño, seis kilos novecientos el muy bestia.
Espero que crezcas sanito y que me quieras porque si no te agarro a trompadas y que quieras a tu madre a pesar de haberse arrepentido de tenerte, pero bueno, no deja de ser tierna la imagen: tu madre amamantándote casi no se ve abajo tuyo pero sonríe, orgullosa, porque logró lo que casi toda mujer espera, ser a través de su descendencia.
Te quiero hoy, dentro de veinte años no sé. Si tú no me quieres en el 2024 la culpa será mía. Pero no te preocupes porque no se si llego.
Libertad a Seguro