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El mercado del aborto

Por Daniela Pierotti

     "La ausencia de programas de educación sexual y la persistencia de mitos y falsos conceptos sobre la sexualidad placentera y comunicacional, trae aparejado graves problemas, que abarcan un amplio espectro, desde las disfunciones sexuales hasta el aborto. Durante muchos años los sexólogos (sexoterapeutas y educadores sexuales) dejaron de lado la planificación familiar como un campo que no les competía. Este error lo pagaron las parejas que accedieron al ejercicio de la sexualidad sin la información suficiente como para evitar embarazos indeseados." La evaluación que hace el Licenciado en Salud Sexual y Reproductiva, Luis María Aller Atucha y Jorge Pailles, de la Universidad de Pinamar, en sus estudios sobre la práctica del aborto en Argentina, es muy esclarecedora a la hora de inclinarse o no por la despenalización del Aborto en nuestro país.

     Sobre entrevistas realizadas a jefes de Servicios de Ginecología y Obstetricia, docentes universitarios, investigadores y periodistas de las tres provincias más importantes en Argentina y decenas de organismos encuestadores y de otros grupos de estudio y trabajo en este campo, es que dejamos apenas un resumen, limitado, de la situación de las mujeres en nuestro país.

     Este es un informe en el que se vuelcan muchos datos numéricos, esos datos no son números sin sentido, sino todo lo contrario definen situaciones, muestran diferencias económicas, políticas, muestran crudamente la marginación y la discriminación que se vive en nuestro país. El análisis de estos números, que son tasas y porcentajes, y el trascenderlos, es decir cerrar o abrir conceptos a su alrededor, es lo que hace que este informe de números valga la pena ser leído.

Consecuencias en salud

     Según el programa Nacional de Estadísticas de Salud del Ministerio de Salud y Acción Social, "los abortos son la primera causa de mortalidad materna". El aborto constituye la tercera causa de todas las muertes en la mujer en nuestro país. El 35,95% del total de las muertes maternas en Argentina son debido a complicaciones de abortos inducidos.

     Esta situación que parece grave, y que realmente lo es, en realidad es aún peor. Porque este dato oficial, está basado en un subregistro. Esto es así porque las muertes por aborto son también registradas bajo el rubro de "Hemorragia del embarazo y del parto", que se estima que alcanza el 15% del total de las muertes.

     Si al 35,9% agregamos la mitad de este último porcentaje (7,5%), obtenemos un 43,4% de muertes maternas por causas de aborto complicado, cifra que se acerca mucho más a la realidad.

     Esto se traduce en una alta tasa de mortalidad materna en Argentina: 50 por cien mil nacidos vivos, que no se corresponde con el nivel de alfabetización, atención médica y desarrollo socioeconómico declarada, la tasa de fecundidad es demasiado baja.

     Las tasas de mortalidad materna son inferiores en países con infraestructura de atención en salud más precaria y con una alta proporción de parto no hospitalario. Es el caso de Brasil por ejemplo, donde la tasa de mortalidad es de 44 por cien mil. Pero son mucho más inferiores en países con buenos programas de planificación familiar y con tasas de natalidad similares o levemente superiores a las de Argentina. Es el caso de Colombia, con 36 sobre cien mil; Costa Rica, con 22; y Chile, con 36.

     Costa Rica y Chile son un buen ejemplo de la sustitución del aborto por medios preventivos de regulación de la fecundidad. Desde 1970 a 1992, en Costa Rica la tasa de mortalidad materna descendió de un 95 a un 22 por cien mil. Mientras que en Chile el descenso fue de 168 en 1970 hasta 36 en 1993. Lo mismo se observa en Cuba que baja de 140 en 1962 hasta 32 en 1984.

     Volviendo a nuestro país, desde 1981 la tasa de mortalidad materna se mantiene prácticamente constante en poco más del 50 por cien mil. De este total, entre el 35% y el 43% se deben a complicaciones por aborto.

     Pero, si nos concentramos en diferentes áreas del país, la situación se agrava. En el noroeste y noreste las tasas suben hasta el 84,7 y 88,9 respectivamente.

     Si ahora cruzamos las tasas de mortalidad materna por edad, observamos que los casos de altísima mortalidad materna se observan en menores de 15 años en la región noroeste, la que alcanza el 209 por cien mil. Esto es equivalente a lo que sucede en Kenya (204) u Honduras (211).

     Está demostrado que la actividad sexual entre adolescentes es una práctica común y cada vez la edad de iniciación sexual es más temprana. Esto conlleva a la existencia de más embarazos no deseados que pueden terminar en aborto.

     Según el INDEC, en el caso de embarazo precoz (10 a 14 años) el riesgo de morir por esta causa aumenta sensiblemente y, sumado a la práctica abortiva, lleva a la situación que se observa en el noroeste argentino.

     Según un documento de CEDES, sobre abortos hospitalizados y entradas y salidas de emergencia, desarrollado por Silvina Ramos y Anahí Viladrich, los estudios sobre mortalidad materna muestran que las muertes por complicaciones de aborto corresponden en su totalidad a mujeres de sectores sociales de bajos recursos que acuden a los hospitales en situaciones ya críticas, y allí fallecen.

     Las probabilidades de complicaciones son mucho más elevadas si la mujer se provocó el aborto ella misma o si acudió a una persona empírica sin capacitación, que si lo practicó un médico, o una partera o enfermera capacitada.

     El Instituto Alan Guttmacher, según estudios realizados en América Latina, señala que el 73% de las mujeres rurales pobres se practican autoaborto o recurren a una persona no calificada. En esta misma situación se encuentra el 57% de las mujeres urbanas pobres. Mientras que el 90% de las mujeres urbanas con mayores recursos recurren a un médico bien calificado.

     Las estadísticas internacionales señalan que 1 de cada 3 a 5 abortos realizados por personal no calificado requiere hospitalización.

     Veamos qué sucede en Estados Unidos y en otros países desarrollados.

     La mortalidad materna en EEUU no supera el 10 por cien mil, siendo en Canadá igual a 8 por cien mil, en Noruega 7 por cien mil y en Suecia 6 por cien mil.

     La muerte por aborto legal en EEUU es de 1,4 por cada cien mil abortos. Por el contrario, se estima que de los abortos ilegales la relación es de 500 muertes por cada cien mil abortos realizados.

     Si el aborto estuviera bien hecho, no tendría por qué complicarse. Desgraciadamente, quienes lo practican son comadronas o médicos aborteros que se convierten en médicos marginales y que no cuentan con los elementos necesarios para la operación. Según el Dr. Carlos Vargas, jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Pinamar, "a un médico con experiencia no tiene porqué complicársele ningún aborto".

     Sobre la bibliografía escrita, que es mucha, siempre se llega a la misma conclusión: por un lado los abortos clandestinos practicados en buenas condiciones sanitarias, en clínicas o sanatorios privados y con altos costos económicos, son un recurso accesible para mujeres de clase media y alta. Por el contrario, los casos de aborto que requieren hospitalización debido a hemorragias e infecciones, con consecuencias como la muerte, corresponden a mujeres de sectores carenciados, las más desprotegidas, con muy poca información, con o sin pareja estable.

     La mayor o menor mortalidad por aborto se atribuye a diferencias en los siguientes factores: la técnica empleada, la preparación de quien lo realiza, la duración del embarazo, la facilidad de acceso y la calidad de instalaciones médicas para tratar las complicaciones. Lo dice el Population Council, explayándose en afirmar que "los riesgos para la vida y la salud de la mujer son mucho mayores cuando el aborto es practicado por personas sin experiencia o en condiciones antihigiénicas". Pero esto ya es redundar en los conceptos.

El impacto económico

     La muerte no es la única complicación del aborto inseguro. También puede traer como consecuencia infecciones pélvicas, hemorragias y shock, laceraciones cervicales, perforaciones uterinas y daños en vejiga y los intestinos.

     El aborto inseguro cuesta a la salud pública en Argentina alrededor de 57 millones de pesos anuales ($ 57.000.000). Se gastan más de 150 mil pesos por día en la atención de abortos complicados.

     Por lo tanto, las complicaciones del aborto ilegal, no sólo pesan sobre la mujer, sino sobre las instituciones médicas y la sociedad en general.

     El tratamiento de complicaciones por aborto ilegal llega a consumir el 50% de los presupuestos de los hospitales de maternidad. Se consume los ya escasos recursos, las camas, el suministro de sangre y el tiempo del personal médico capacitado.

     A estos gastos sobre la Salud Pública se le debe sumar el dinero movilizado por maniobras abortivas en manos de profesionales privados o de personal empírico.

     Se estima que el 50% de los abortos se realizan en condiciones adecuadas, el 40% en malas condiciones y el 10% restante necesita sólo un mínimo de atención (autoaborto sin complicaciones).

     El costo por aborto practicado por un médico con infraestructura adecuada va de $600 a $1500. Se supone que no deben esperarse complicaciones, salvo en muy raras situaciones. He aquí el negocio: el mercado negro del aborto mueve alrededor de 150 millones de pesos anuales ($ 150.000.000), eso es medio millón de dólares por día.

     Por fuera del campo médico, un aborto realizado por personas empíricas (con ramitas de perejil, agujas, sondas, etc.) tiene un costo promedio de $ 200. Estas condiciones antihigiénicas generan alrededor de un 30% de casos con complicaciones.

     De las coincidencias de la información recogida respecto de los gastos en la demanda por la internación por abortos inseguros en los hospitales podemos mencionar lo siguiente:

     El tiempo de internación es de aproximadamente 6 días. Los casos en los que sólo debe realizarse un legrado requieren una internación mínima de un día y medio. También existen casos de alta complicación donde la internación se extiende hasta los 14 días. Puede discriminarse este dato, aclarando que en casos de aborto espontáneo la internación promedio es de 2,5 días, y en los ciertamente inducidos es de 5 días, en los terapéuticos es de 7 días. Con una mayor aproximación, en general, la internación es de 2 o menos días en caso de abortos incompletos por lo general espontáneos, y 7 días en casos de abortos complicados.

     Los costos de atención incluyen: honorarios médicos, gastos quirúrgicos, anestesia, análisis de laboratorio, pensión, material descartable, medicamentos, suministro de sangre. Debido a que no se dispone en abundancia de estos elementos, el gasto resulta doblemente oneroso.

     Según datos concretos los costos para la atención de abortos, por día, por cama: en el Hospital Rawson de Córdoba es de $150, en el Policlínico Eva Perón de Rosario es de $117, en el Hospital Provincial de Rosario es de $ 247,58 en el caso de aborto complicado en adolescentes. Para el Hospital Rivadavia es de $ 280 diarios por cama.

     Tomando como válido un promedio de $ 198,45 de costo/día/ cama, y teniendo en cuenta que 1 de cada 3 a 5 abortos se complican y requieren internación, tomando sólo 1 complicación cada 4 abortos, estamos hablando de 47.462 casos en el país.

     Estas 47.462 mujeres necesitarán 6 días de internación cuyo costo es de $ 198,45 por día.

     Por lo tanto: 47.462 mujeres X 6 días de internación X 4 198,45 = $ 56.513.598 anuales, que deberá invertir Salud Pública en atender estos casos.

     Si manejamos un 10% de error, esta cifra se estima entre $50.862.239 y $62.164.957 anuales.

     De todas maneras, el problema que acarrea el aborto ilegal, va más allá del gasto económico. Entre el 30 y 40% de las camas públicas de ginecología está ocupado por casos de aborto inseguro, entre el 10 y el 12% de las admisiones hospitalarias son por causas de aborto, y se consume el 46% del presupuesto hospitalario por esta causa. En el Gran Buenos Aires, el 37% del servicio de ginecología está dedicado a atender mujeres que abortan.

     Extendiendo la lectura de los costos, podríamos sumar los originados por falta de asistencia a los lugares de trabajo, consecuencias sobre la vida sexual de la mujer, secuelas psicológicas y la marginalidad directamente vinculada al aborto ilegal. A esto debe sumarse el costo que representa socialmente y humanamente el hijo abandonado, entendido como aborto tardío o "extrauterino", que va desde niños recién nacidos dejados sobre un techo hasta los niños arrojados a la basura.

     Las posibilidades de solución a esta situación alarmante, la cual no es reconocida por varios sectores fuertemente ligados al poder político y a otros vinculados con el dogmatismo cerrado, ignorante y que fomenta la ignorancia, la opresión y el sometimiento, existen y son concretas. Una de ellas es la implementación de programas de planificación familiar, pero la implementación real, es decir el abastecimiento ininterrumpido de métodos anticonceptivos en forma gratuita y bien administrada en centros de atención pública, junto con una verdadera campaña de educación en cuanto a su uso y en cuanto a los derechos en salud sexual y reproductiva, desde temprana edad, sin discriminación de sexo, edad, ni condición socioeconómica, con una vasta y completa información que permita la elección y prevenga de lo no deseado, sea un embarazo o sea una enfermedad de transmisión sexual.

     La despenalización del aborto tiene enormes ventajas sobre la calidad de vida de las mujeres y de la población en general, como lo demuestra la realidad de los países donde el aborto es legal. La desvinculación del aborto de la clandestinidad significa la vinculación al derecho a la vida a un estrato social determinado, donde sobreviven los sectores de mejores recursos y desaparecen los marginales. Se evita también que se resignen los recursos para las necesidades de toda la población por asistir casos de abortos clandestinos efectuados en malas condiciones por no disponer de $1000 cada mujer para su realización. Desenmascara además, la cantidad de médicos dedicados a ese mercado, a ese buen negocio, y coloca en igualdad de condiciones a todas las mujeres. De todas formas, esta opción, con la concretización de programas de planificación familiar, debería ser casi reducida a aquellas mujeres que deben abortar por cuestiones "terapéuticas" y no por no poder prevenir el embarazo.



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