¬ Página Anterior | Ir a la Portada | Página Siguiente ® |
Colaboración
Políticos culturales Por Sergio Ferreira Hace un par de semanas fui invitado a participar de una reunión convocada por Acción Educativa, en su sede, a instancias del Concejal Jorge Henn (UCR), y la causa era un proyecto de padrinazgo cultural que podría volver a tratarse en el seno del Honorable Concejo Municipal de Santa Fe. Volver a tratarse, porque el mismo proyecto había sido vetado por el ejecutivo en la gestión anterior, del Arquitecto Marcelo Álvarez. No se conocía demasiado acerca de ese proyecto, mucho menos entre los que acudimos a la reunión (quiero decir que tampoco de parte del impulsor de la iniciativa). Allí había representantes de La casa del Mono, del centro Cultural Los Espejos, de la Asociación Cultural Teatro de la Abadía, de la S.E.A., del grupo Murgandarte, del Fondo Editorial Colección de la Abadía, de la propia Acción Educativa, más músicos, periodistas, y demás. Teníamos algunas copias en mano y pudimos analizar sus elementos, básicamente negativos. Era un proyecto que entrañaba contradicciones. Esas contradicciones, finalmente, lo hicieron inviable. Pero esto es quizá lo menos importante, aunque habrá que explicar por qué. Se trataba de un mecanismo de donación de dinero por parte de empresas privadas de esta ciudad, las que -reclutadas por las propias instituciones culturales, potencialmente interesadas- podían efectivizar donaciones en dinero, y parte de esas donaciones detraerlas a la hora de abonar su tasa de Derecho de Registro e Inspección. "Parte de esas donaciones" quiere decir que, de lo que aportaran esas empresas privadas, sólo podrían deducir de su obligación tributaria el 75%. Pero ese 75%, sólo en cuotas mensuales que no excedieran el 20% del impuesto devengado cada mes: ¿difícil de entender? Probamos con un ejemplo. La empresa A decide (porque una institución cultural fue a invitarla, y el director o propietario de la misma decidió hacerlo, y el contador de ese director o propietario así lo aconsejó) donar $2.000 a la institución que se lo propone. La empresa A vende $100.000 por mes, libres de IVA. El derecho de Registro e Inspección de esa empresa es el 0,6% de aquella suma, o sea $600. La empresa A podrá descontar el 75% de aquellos $2.000 donados (esto es $1.500) en cuotas mensuales de 120 pesos cada una. Recuperará el 75% de la donación, entonces, en un año. Pregunta 1: ¿Habrá alguna institución cultural deseosa de salir a invitar a empresas locales (que son las que abonan el Derecho de Registro e Inspección) por una suma tan pequeña (si tomamos el ejemplo: $1.500)? Pregunta 2: ¿A qué empresa le interesará participar como donante en un proyecto que le impide recuperar el total de lo donado, y el cual le posibilita recuperar la parte factible en un plazo más que mediano? Todo esto se discutió unos días después con el propio Concejal Henn, quien (no había hecho este trabajo imaginario de comparación y conveniencia práctica) insistió en que era por lo menos interesante poner sobre el tapete el tema del financiamiento cultural, fuera de las cuestiones presupuestarias municipales. Pero ¿por qué hay que buscar para la cultura fuentes por afuera del presupuesto municipal? ¿Es que en una ciudad que se cuenta entre las más importantes del país, con una historia cultural propia, y con una participación municipal histórica preponderante en nuestra cultura, no se tiene en cuenta para nada hoy la cultura? Pues bien: a esa reunión con Henn, acudió también la actual Subsecretaria de Cultura Municipal, la artista plástica (tras sus desafortunadas intervenciones en la reunión todos nos cuestionamos cuánto tendrá de artista y cuánto de plástica) Gabriela Garrote. Ella nos informo sin que en su look onda despeinada natural, ¿viste? se moviera un pelo, que el presupuesto municipal reserva para pago de sueldos el 80% de lo que pauta como ingresos, por lo que desviar dinero a cultura en prácticamente imposible. Y que a ella se le facilitan sólo $3.000 por mes, fuera del dinero para sueldos de la Subsecretaría a su cargo, para afrontar los gastos de todos los museos y edificios que figuran en su área de responsabilidades. Preocupados, entonces, quisimos saber cómo había hecho para diagramar para el año 2005 el proyecto cultural del municipio santafesino. Qué ideas había escrito, negro sobre blanco en el papel, de modo de sortear el problema de la falta de recursos dinerarios y en qué podíamos ayudarla los allí presentes. Su respuesta constituyó una rica y triste anécdota que quedará para siempre en el acervo cultural de las instituciones que participamos en esa reunión. Dijo a toda voz: - ¿Qué, además tengo que tener un proyecto escrito? El que lo quiera conocer, que venga a mi oficina y se lo cuento. Más preocupados aún después de esa respuesta, le dijimos que era más fácil escribirlo y hacerlo circular por los canales oficiales por los que se da difusión a los actos de gobierno. Ella soltó la frase final: - Si no conocen mis ideas y proyectos es porque ninguno de ustedes me sigue cuando aparezco por radio y televisión. Conclusiones para no aburrir: La cosa es que no tenemos plan oficial de cultura, o por lo menos el plan está sólo en la cabeza de la Subsecretaria, expuesto a los riesgos de amnesia, renuncia, esclerosis y otros que no vienen al caso. También, decir que el proyecto de padrinazgo el cual fuimos invitados a tratar, no había sido sometido previamente a un análisis serio por parte de Henn. Que el 80% de los ingresos municipales efectivamente se van a sueldos. Eso ocurría, tal cual, curiosamente, en el Municipio de Montevideo, Uruguay, antes de la asunción del actual intendente Arana, quien dio vuelta la situación con medidas efectivas desde lo político, y dejó de verter recursos genuinos en mano de obra ociosa y creó planes de retiro adjuntos a políticas de toma de personal en empresas de la zona, y consiguió mejorar la asignación de esos recursos, aplicándolos entre otras disciplinas a cultura (el argumento de Arana para cambiar la asignación presupuestaria fue que el 80% a sueldos declaraba por sí sola una política clientelista de parte del oficialismo que gobernó antes que él). Lo positivo de todo esto, y nobleza obliga, es que con Jorge Henn hemos quedado en iniciar un trabajo serio de determinación de necesidades que cada disciplina del arte local sienta como urgente, armando grupos de trabajo por especialidades (todo esto desde Acción Educativa) y formando finalmente un organismo multidisciplinario que ordene los puntos a encarar para mejorar desde el municipio la cuestión cultural. Las necesidades están. Las personas para trabajar sobre ellas y solucionarlas parece que también. Es hora de ponernos las pilas. Los resultados se plasmarán en otra nota, porque eso forma parte del futuro inmediato. ![]() Opiná sobre esta nota |
¬ Página Anterior | Ir a la Portada | Página Siguiente ® |