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A los trabajadores mineros

Por Enzo Vicentín

     Un accidente generó un incendio que atrapó dentro de las oscuras galerías a los que todos los días ponían el hombro y la vida para ganarse el pan. Una verdadera tragedia; un dolor que nos toca. Por estos días lloramos la muerte de 13 trabajadores. 13 trabajadores mineros que laburaban en las minas de carbón de Río Turbio. Silverio y Víctor están entre las victimas.

     Esta lamentable tragedia fue noticia nacional.

No fue un hecho aislado

    Según datos de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), en los primeros nueve meses de 2003 se registraron 50.000 accidentes más que en el mismo periodo de 2002. Esto representa un aumento de la siniestralidad de 18,7%, teniendo en cuenta que esta cifra no toma en cuenta los trabajadores en negro, ya que en esos casos la siniestralidad se duplica.

    Los datos indican que de enero a septiembre de 2003 hubo en total, 297.294 accidentes de trabajo. De esa cantidad el 83.11% de los accidentes se dieron en el lugar de trabajo, 11.72% fueron accidentes in itinere, y el 1.25% fueron enfermedades profesionales. Además, la mayoría son trabajadores de la industria manufacturera (un 26.51%), aunque en proporción a la cantidad de trabajadores ocupados, se destacan la construcción y la actividad agrícola. El mayor porcentaje de los trabajadores que sufren accidentes, un 14.34%, poseen un sueldo de menos de 500$. Los accidentes mortales suman 600, lo que arroja un promedio de un poco más de 60 muertes mensuales.

Conmovió el suceso, la manera en que quedaron atrapados los obreros, y el humo que se acumulaba en los túneles; generó esperanza la posibilidad de rescatarlos con vida, y bronca la confirmación de sus muertes. Conmovieron las palabras de las familias de los mineros fallecidos. Y también las de sus compañeros trabajadores.

     Estos mineros fallecidos eran 13 de los 1100 trabajadores que aproximadamente hoy trabajan en la mina de carbón de Río Turbio. Supieron ser 5000 cuando la mina funcionaba a pleno en la década del 60. Ahora son 1100, y durante los últimos 14 años vienen luchando para no ser cada vez menos, para que no los traten como animales que se meten por túneles a kilómetros de distancia de la luz del día para sacar carbón.

     La tragedia fue noticia, si, y todos los análisis tomaron cuestiones puntuales, por ejemplo la seguridad: las informaciones dijeron que trabajar en la mina de carbón en esas condiciones no era seguro, o que la empresa tenía un índice de accidentalidad muy alto.
También apareció el tema de la justicia: Kirchner sostuvo que el caso "se va a investigar para deslindar responsabilidades" porque "acá no se va a encubrir a nadie" dijo; el ministro Julio De Vido aseguró que se realizará "una profunda investigación para determinar responsabilidades". En el punto sobre quién tuvo la culpa del hecho justamente se coló el pasado del yacimiento de Río Turbio: que entre el 94 y el 2002 un empresario de apellido Taselli no invirtió nada y quiso vaciar la empresa, que Duhalde la reestatizó luego de intentar cerrarla, que hoy no se sabe quien es el responsable de la mina. No se habló mucho, como era de esperar, de otros temas incómodos: de la responsabilidad que le cabe a Néstor Kirchner como gobernador de Santa Cruz desde el 90 hasta el 2002, ya que durante esos años los trabajadores de la mina pelearon muchas veces para evitar el cierre o los despidos, y Kirchner no los ayudó, los chicaneó cada vez que Silverio, Víctor, y muchos obreros más fueron a Río Gallegos a pedirle que intervenga. Y sin embargo el otro día abrazaba a los mineros que se salvaron como si fueran sus hijos.

     Entre los muertos que dejó esta tragedia de Río Turbio está Víctor, Víctor Hernández Zambrano. Él laburó mucho tiempo en la mina, tenía más de 50 años de edad. Podría haberse jubilado al llegar a los 50, pero quiso seguir trabajando. Si se hubiese jubilado, estaría cobrando hoy entre 350 y 400 pesos. La canasta básica - que podemos discutir si es o no un buen criterio de medición, pero que muestra algo básico: para que una familia de 4 personas pueda vivir con algo de dignidad hacen falta 721 pesos - vale el doble que la jubilación de un minero de Río Turbio. Para Víctor, jubilarse hubiese significado estar al límite de la línea de indigencia, que está hoy en los 330 pesos. Eligió seguir poniendo el hombro en la mina de carbón por 800 pesos.

En todo el mundo

    En ocasión de una jornada internacional realizada en el 2002 en conmemoración de trabajadores fallecidos y siniestrados, el director de Trabajo Seguro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT.) Jukka Tácala, habló sobre las condiciones en que trabajan los obreros del mundo:

    "La actualidad es una catástrofe, mueren 1,2 millones de personas en accidentes laborales. Equivalente del World Trade Centre, una tragedia cotidiana similar al 11/09. Más de 3000 personas mueren en el trabajo todos los días .Nuestras estimaciones sitúan las cifras en 250 millones de accidentes anuales. Las enfermedades vinculadas al trabajo afectan 160 millones de personas (información recopiladas durantes 10 años)".

    Mueren tantos obreros por día como victimas murieron el 11 de Septiembre en EE.UU. Es decir, un atentado a las torres gemelas todos los días. Esa catástrofe diaria y silenciosa es la que soportan los obreros de todo el mundo.

Si, si, un minero, un trabajo insalubre si los hay, gana hoy en Río Turbio 800 pesos por 40 horas semanales de trabajo, y si se jubila le dan 350 o 400 pesos. Pero nadie dijo nada de esto (puede llegar a haber poquísimas excepciones). Nadie que le puso un micrófono a algún minero que lloraba le preguntó para cuantos días le alcanzaba el sueldo. Nadie de todos los que fueron a preguntarle a las familias de los desaparecidos que era lo que sentían les preguntó si antes del accidente llegaban a fin de mes.

     Y se murieron 13. Víctor estaba entre ellos, Silverio también. 13 obreros que cobraban salarios miserables por hacer un trabajo durísimo. Y los 1087 mineros que volverán a los túneles a seguir jugándose la vida seguirán cobrando 800 pesos. Y entre la justicia, la seguridad o las responsabilidades, nadie se acordó de los trabajadores.

     Pocos recordaron a Silverio Méndez, un jujeño que encabezó las luchas para evitar el cierre del yacimiento entre el 99 y el 2003. A Silverio lo querían sus compañeros, porque siempre estuvo con ellos para mejorar las condiciones del trabajo en la mina. Porque peleó contra los despidos y los recortes. Se ganó el afecto de sus compañeros, y el odio de los patrones: una vez lo demandaron por 50.000 pesos por decirle a un interventor estatal que era un "negrero". Lo quisieron callar por decir lo que nadie en estos días salió a decir. Lo quisieron silenciar por hablar de la explotación de los patrones sobre los obreros.

     Los trabajadores hablaron durante muchos años, pero el silencio fue continuo: porque los mineros de Río Turbio quisieron (y quieren) poner la mina bajo control obrero en el año 2002, y echar a los capitalistas que manejaban el negocio, y no fue (es) noticia. Porque ellos pensaron (y piensan) que su lucha era también la lucha de las demás fábricas que durante la crisis volvieron a manos de los trabajadores, y eso tampoco fue (es) noticia. Porque los mineros, en su silenciada lucha, pelearon (y pelean) en contra de ser tratados como animales, y eso nunca fue (o es) noticia. Y hoy nosotros, los que tratamos de decir lo que no se dice en los medios nacionales de (des)información, lloramos a Víctor, a Silverio, y a los demás mineros como trabajadores que eran. Porque ellos no solamente fueron victimas de un lamentable episodio la semana pasada, ellos tuvieron una vida y un pasado de lucha que casi nunca fue (o es) noticia nacional, pero que existió. Y las luchas existen hoy y seguirán existiendo mientras exista la explotación amparada en los que nunca refieren a ella porque dicen que es tan natural como un cerro, como el carbón, o como los animales.



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