Imagínese el quilombo, a todo el mundo se le da por decirle a todo el mundo lo que realmente piensa de todo el mundo. Pórgale que usted le pregunta a un amigo suyo como se ve en sus ojos, o sea, usted pregunta lo más inocente ¿como me ves vos a mí? y su amigo o quien sea se despacha con todo lo que ve en usted y no le importa ser cruel, se lo dice con toda naturalidad y usted no se va a quedar callado, también le va a cantar las cuarenta, y así hasta la extinción de la raza humana.
La idea tiene que ver con la verdadera razón por la cual casi todas las relaciones humanas están destinadas al fracaso y las soluciones pertinentes.
¿Qué es lo que no funciona?, ¿qué cosa hacemos mal?, lo que no funciona es ese pertinaz esfuerzo por no herir al prójimo y lo que hacemos mal es no decirle a ese mismo prójimo lo que pensamos de el.
¿Como ser sincero con todos sin correr el riesgo de quedarse más solo que el oso Yogui después de la trágica muerte de Bubu?. A nadie le gusta que le digan verdades que uno ya conoce y que molestan bastante, pero que no te digan nada es un problema porque uno anda por la vida creyendo que es un buen tipo y resulta que en realidad es una porquería de gente a quien nadie dice nada por que temen herirlo.
¿Que es más cruel, que te digan lo que realmente piensan de ti o que te dejen ser una basura con las consecuencias que eso trae para la sociedad toda?. Este punto es fundamental, aquí reside la clave, el quid, el meollo, el nudo Giordano de este entuerto, esta situación que desde el caracú del hueso para afuera del cuerpo se nos sale esa naturaleza que tenemos, naturaleza que nuestro prójimo ve desde afuera y esta posición privilegiada le da la posibilidad de tener un panorama completo de nosotros que nosotros no podemos tener, por eso calla, y por eso Borges decía aquello de que no nos une el amor sino el espanto será por eso que la quiero tanto. Hay veces que el otro asusta un poco, y el otro asusta cuando uno no reconoce en el otro al tipo o a la tipa que está acostumbrado a ver y escuchar, por que una se crea una imagen del otro con piezas sueltas y arma un modelo que nada tiene que ver con el otro porque ese otro va a resistirse a ser encasillado. El otro es la cárcel de uno y viceversa.
Escuche, cuando se canse de escuchar dígalo, todo lo que el otro dice es importante, lo que se dice y como se dice lo que se dice es nosotros, nosotros somos lo que decimos y como lo decimos. No tema decir, diga lo que sea pero hable, aprender a hablar y escuchar es una tarea pendiente que tenemos. Lávese los dientes, si tiene mal aliento y habla, el otro no lo escucha por que está pensando en como darle un chicle sin ofenderlo. Error, dígale que pare un cacho, tomá morfate esta pastilla por que tu aliento a caballo muerto no me permite escucharte, ríase, recuerde que el humor es fundamental para establecer una comunicación más o menos decente.
Libertad a Seguro