¬ Página Anterior | Ir a la Portada | Página Siguiente ® |
Se la comen Por Enzo Vicentín Fragmentos, actualidad y el recurso del pasado Esta nota se encuentra bastante fragmentada, un ejemplo por acá, una reflexión por allá, una estadística dando vueltas, pero no es mi intención que justamente dichas partes queden sin conexión alguna. En eso de dividir y fragmentar las noticias para causar la impresión de que un tema y otro no tienen nada que los relacione, el periodismo que vemos y escuchamos todos los días se especializa. Y si no vea la nota de esta misma revista, titulada Rompecabezas. La actual sociedad de la información es como una avalancha que nos aplasta si no estamos atentos y si no miramos un poco hacia el pasado. La producción y reproducción de las noticias a través de medios gráficos, radiales, televisivos y de ese enorme universo llamado Internet alcanzan en la sociedad actual niveles frenéticos. Hay información de todo tipo, a cualquier hora. Hay inundaciones de información. Pero cualquiera puede darse cuenta de que esa información pasa por filtros que manejan discrecionalmente el tratamiento de las noticias. Llámese filtro Grupo Clarín o filtro Grupo Telefónica de España (y esto solo en Argentina), el flujo de las noticias pasa por sus manos antes de llegar a las manos de la sociedad. Conocidas son las operaciones de prensa o las formaciones de opinión pública que en cuestión de días meten por la ventana un tema y lo exprimen para después dejarlo: los secuestros express, la negociación con el Fondo Monetario, el dólar, el riesgo país. Todos ellos (que son solo algunos) son noticia cuando a los filtros se les ocurre que sean noticia. (El recuadro "Realidad e información..." se refiere a esto). La sociedad de la información funciona a la perfección cuando se trata de manipular a la sociedad, y para eso debe sostener un ritmo frenético que haga olvidar lo que pasó hace un tiempo. El éxito de los grandes medios y de las grandes noticias está justamente en que presentan uno a uno acontecimientos que van borrando acontecimientos anteriores, que al entrar en el pasado se pierden y casi nunca son rescatados. El éxito de la manipulación está en no permitirle a la memoria que procese, que se acuerde. La negación del pasado no solo es un mecanismo efectivo de los medios periodísticos; tampoco es solo una actitud de gran parte de la sociedad, sino que es un discurso formado sobre todo para conjurar la historia, de desaparecidos y torturados, de luchas y resistencias. Un discurso plasmado en la triste y célebre frase: "hay que mirar hacia adelante". El éxito de la desinformación está, por un lado, en que todo se presenta desconexo, fragmentado, y los fragmentos de hoy ocultan a los de ayer, y no hay tiempo para unir cabos, para relacionar. Los consumidores de la información fragmentada pueden defender al mismo tiempo dos ideas totalmente contradictorias. Ejemplo: la idea de soberanía alimentaria por un lado; quién no te dice que es una locura el hecho de que en un país que produce alimento para 300 millones de personas haya hambre. A eso lo firma todo el mundo. Por otro lado, la idea de que pagar la deuda externa es un deber contraído por el país y hay que cumplirlo. La gran mayoría lo piensa, y también piensa lo otro. ¿Nunca pensaron las dos ideas al mismo tiempo? ¿No hay relación entre el hambre de los chicos y los 12.000 millones que por año se van en deuda externa? ¿No se entiende que pagar la deuda implica, entre otras cosas, condenar a la indigencia a mucha gente? Una herramienta, un arma ante el olvido y la fragmentación, es justamente hacer retornar al pasado en cada avance de los acontecimientos. Y relacionarlo con los acontecimientos actuales. En esta nota, que habla sobre la peligrosa dialéctica entre la formación de un clima de represión y la justificación de la represión en ese clima, es preciso volver hacia atrás, seis meses, un año, dos años, para recordar y ver cómo los que antes convivían con los reclamos piqueteros hoy los quieren afuera de las calles, y sin cambiar ni un cachito así la política económica. A modo de ejemplo: el Mercado de Abasto santafesino Hace un par de semanas los productores de frutas, hortalizas y verduras agrupados en el Mercado de Abasto de la ciudad de Santa Fe se manifestaron marchando hasta la Casa de Gobierno y arrojando parte de su producción diaria en la calle para mostrar su fastidio ante los cortes de calles en las adyacencias del Mercado que impiden su funcionamiento. Las montañas de lechuga tiradas desde los camiones recorrieron no solo las pantallas y titulares de los medios locales sino que el hecho fue levantado como noticia por los grandes medios nacionales de desinformación. El Mercado de Abasto se encuentra en el extremo noroeste de la ciudad. Fue creado en 1980 y su ubicación lo encontraba lejos de la urbanización de ese entonces; solo un camino pavimentado funcionaba de nexo para llegar a él. Hoy en cambio, pasados más de 20 años, las villas miseria que han crecido exponencialmente en todo el país y en la zona oeste de Santa Fe ocupan las cercanías del Mercado, que por lo tanto ya no está tan lejos ni tan aislado como antes. La orgánica protesta de los productores del Mercado se generó por los cortes (tanto en el camino pavimentado antes citado como en caminos de tierra alternativos para llegar a él) que algunos barrios inundados hicieron para reclamar su inclusión en el padrón de cobro del subsidio a los inundados. Luego de la reunión con el Ministro de Gobierno, los productores que minutos antes habían llenado de verde la calle enfrente de la Gobernación, consiguieron que a la semana siguiente las adyacencias del Mercado amanecieran plagadas de policías con orden de reprimir ante cualquier intento de corte. Pero este conflicto entre productores del Mercado e inundados del noroeste de la ciudad no es nuevo, como podría suponerse por la difusión de la noticia a nivel nacional. Es decir que no nació de un repollo, ni mucho menos, ya que en el pasado mes de Julio encontramos un valioso antecedente que nos permite ver el giro en la caracterización de los piqueteros a lo largo del mandato K. El diario El Litoral, único diario de llegada masiva en la ciudad, titulaba el 24 de Julio pasado: "Piqueteros ponen en jaque el futuro del Mercado de Abasto"; y luego afirmaba: "Casi en forma diaria, el tránsito comercial de quinteros y compradores que llegan hasta el Mercado de Abasto santafesino se ve amenazado por cortes de calles de acceso, a tal punto que desde la firma concesionaria no descartan la posibilidad de mudar el emprendimiento a otras localidades vecinas como Santo Tomé o Recreo". Las declaraciones de las autoridades del Mercado eran las siguientes:
¿Por qué los piqueteros ponían en jaque el futuro del Mercado? Porque los productores se encontraban renegociando el contrato de concesión con la Municipalidad de Santa Fe. La concesión actual, de 25 años, se vence en el 2006, y para Julio pasado las conversaciones sobre un contrato para una nueva concesión por otros 25 años más, estaban congeladas. Entonces por qué no presionar descaradamente a la Municipalidad con irse a Santo Tomé o Recreo (ciudades cercanas a santa Fe) y dejarla sin ingresos y con desocupados, habrán pensado los productores. Resultado: el Jueves 9 de Octubre el Concejo Municipal aprobó casi por unanimidad una nueva concesión del Mercado hasta el 2031. Visto desde un análisis de relación de fuerzas, el piquete consiste en un mecanismo de presión de los sectores populares para conseguir algo del gobierno: los estatales piden por aumento de salarios, los inundados piden por subsidios, y así podría seguir la lista mucho más. De alguna manera el piquete es un mecanismo de extorsión, que se maneja con la idea de "dame, así yo dejo de hacer esto". Cuando los sectores empresarios en este país amenazan con irse, con no invertir más, etc, están extorsionando al gobierno para que les conceda lo que ellos quieren. El lobby, una institución en este país, es igual (o peor) de extorsión que un piquete. Entonces: ¿por qué a uno se lo reprime y al otro no? ¿Por qué a uno se lo criminaliza y al otro no? ¿Por qué uno es un mecanismo agotado y el otro institucionalizado y aceptado? ¿Cómo es la cosa? Los inundados del noroeste de Santa Fe no pueden reclamar por un subsidio y los productores del mercado del Abasto pueden "apretar" al gobierno y a la sociedad en general groseramente sin ninguna crítica. Sin profundizar aquí demasiado en la cuestión de la cantidad de cortes, que para Julio eran tres por semana y hoy solo fueron dos días seguidos a finales de Noviembre y nada más, sí es bueno destacar cómo los productores de frutas y verduras pasaron de presionar al gobierno provincial con una demanda por los perjuicios económicos derivados de los piquetes a recurrir a su ayuda para llenar de policías la zona y reprimir. La culpa era antes del Estado por no garantizar la seguridad y la libertad de trabajar, ahora sorprendentemente los culpables son los piqueteros, y el Estado, que no les dio nada más que miseria a los inundados en este tiempo, se ha anotado en la lista de victimas junto a los sectores patronales. De Julio a Diciembre muchas cosas han girado, muchas cosas han cambiado en Santa Fe y en el país. En Julio los dueños del Mercado del Abasto no tenían la renegociación de su concesión; hoy si la tienen. En Julio amenazaban al gobierno provincial con demandas económicas; hoy le demandan represión. En Julio el reclamo de los piqueteros era justificado y en cierta manera aceptable; hoy ya no. En Julio los grandes medios de comunicación nacionales ni se enteraron de lo que pasó en el Mercado; llamativamente hace unos días el tema fue tapa. En Julio Kirchner recién comenzaba su mandato; hoy ya lleva seis meses. En Julio no había clima generalizado de represión; hoy lamentablemente si. Encuestas La ofensiva para desacreditar a algunos grupos piqueteros que no se alinean con el Gobierno pasa por convencer a la sociedad de que es necesario "poner orden" con los que no quieren "un país en serio". No descubro nada. Tampoco si digo que mucha gente nunca apoyó ni se solidarizó con los cortes de ruta. Pero veamos una encuesta de principios de este año, en donde se refleja claramente la aceptable imagen que los grupos piqueteros tenían ante el resto de la sociedad. La nota es del Diario Página 12 y dice: "mientras que en julio del 2001 apenas 9 de cada cien personas estaba "de acuerdo" con los cortes de ruta, actualmente el porcentaje se triplicó y el 27 por ciento los apoya. Simultáneamente, la postura más crítica (la de los que dicen estar "nada de acuerdo" con las interrupciones del tránsito) disminuyó de un 76 a un 52 por ciento. El sondeo fue realizado por la consultora Ibope / OPSM que dirige Enrique Zuleta Puceiro entre el 27 y el 31 de enero, en base a un muestreo de 1100 personas en 65 ciudades del país". En esa encuesta obviamente también se encontró que el 42 por ciento de los encuestados creía que los piquetes amenazan el sistema democrático, pero paradójicamente, ante la pregunta de "si las protestas piqueteras consiguen el objetivo que buscan", ante lo que el 74,6 de los consultados dijo no. Esta encuesta, repito, es de Febrero de 2003. Una encuesta del mes pasado marca el giro en la opinión: "El 65,7 por ciento de los habitantes del área metropolitana, comprendida por la Capital Federal y el Conurbano bonaerense, opinó que "el Estado debe evitar la ocupación del espacio público" por parte de los piqueteros, de acuerdo con una encuesta telefónica realizada por una encuestadora privada (Ricardo Rouvier y asociados). La conclusiones del sondeo indican que "la opinión de la población ha evolucionado del apoyo mayoritario a los piqueteros, que se expresaba hace unos meses atrás (inclusive debemos recordar la alianza en la calle entre piquetes y cacerolazos), al pedido actual de intervención del Estado para evitar la ocupación del espacio público". Clarísimo. Se la comen El Gobierno de K sostiene la imagen de que está tratando de hacer "un país en serio". Así, despachó a algunos sectores menemistas de los espacios de poder (Corte Suprema); con otros menemistas y duhaldistas en cambio hizo un extraño pacto. Pero si al principio se reformaron las cúpulas institucionales (en parte) ahora parece que la mano viene por el lado del llano, de la base, de los movimientos sociales. Desde el Gobierno se quiere reformarlos, recortarlos, separarlos, para que sean funcionales a sus políticas, y además porque las voces disidentes siempre molestan. ¿Por qué hoy se piensa que los piquetes son hoy un mecanismo agotado? ¿Con qué argumentos se quiere correr a los "que hacen política desde los piquetes"? "Basta de piquetes" titula el diario Crónica para dar a conocer las recientes estadísticas citadas anteriormente. "Los piquetes hartan a los vecinos". Está claro que no es ni por su frecuencia ni su cantidad. Creo que, numéricamente, estadísticamente, se ve que el 2002 fue por lejos el año con más cortes de ruta, y que en este 2003 se ha cortado la mitad de veces de lo que se hizo durante el 2002. El promedio mensual de cortes bajó de 194 (2002) a 104 (2003 - cifras hasta 30 de Noviembre). En Capital Federal los cortes descendieron de 299 (2002) a 282 (2003), mientras que en Provincia de Buenos Aires la baja fue más acentuada: 587 (2002) a 360 cortes (2003). Alguno podrá sacar como conclusión de que justamente el fracaso y el agotamiento de esta modalidad de protesta se refleja en que los cortes de rutas descienden en cantidad. Esto, que explora sobre la efectividad o no del piquete, es una pregunta reiterada hoy en la sociedad. ¿Los piquetes son efectivos? Mucha gente piensa que solo perjudican a los automovilistas (clase media en su mayor parte) y que por lo tanto no sirven para nada. Ese argumento va sumado a la impresión de que los piqueteros cortan por esto o por lo otro, y siempre tienen motivos para cortar; se viven quejando. Pero a pesar de que el perjuicio sobre los automovilistas tiene parte de verdad, no parece que los piquetes no logren nada. El diario
Una acusación más grave es la que se hace sobre los motivos: "siempre se quejan por algo". Si antes una parte de la sociedad, como decía la encuesta de Febrero, se solidarizaba con los reclamos piqueteros, qué cambio hubo para que ahora los reclamos sean desmedidos o directamente ilegítimos. ¿Cambió la situación de los piqueteros? El tan mentado crecimiento económico del 7 % (que será tapa de los diarios el año próximo) engaña porque los beneficios de ese "crecimiento" se lo llevan los mismos de siempre. ¿Qué beneficio económico de ese crecimiento llegó a las clases pobres? ¿Qué cambió en la condición social de los pobres? El piquetero que lucha por trabajo no tiene motivos para dejar de luchar (aunque sorprendentemente para el Indec los Jefes de Familia son población "ocupada"). Los que preocupan, los peligrosos para el país, no son los piqueteros que se manifiestan porque ven que nada cambió, sino los políticos que tratan de reproducir la dependencia clientelar de la miseria y los empresarios que ganan millones pagando monedas. Vuelvo a preguntarme: ¿con qué argumentos se trata de deslegitimar a los piqueteros? Son violentos, no respetan las leyes, atentan contra la democracia. Vamos uno a uno: ¿qué violencia? "No se puede jugar con la ley de la conservación de la violencia: toda violencia se paga, y por ejemplo, la violencia estructural ejercida por los mercados financieros en la forma de despidos, pérdida de seguridad, etc.; se ve equiparada, más tarde o más temprano en formas de suicidios, crimen y delincuencia, adicción a las drogas, alcoholismo, un sinnúmero de pequeños y grandes actos de violencia cotidiana" (P. Bourdieu). Los políticos de nuestro país y del mundo, los grandes burgueses de aquí y del mundo, todos juegan con la conservación de la violencia, y a la marginalidad que ellos mismos producen tratan ahora de hacerla callar. ¿De qué ley, y por lo tanto, de qué justicia hablamos? ¿De la que deja libres a los que vaciaron el país, matando a una generación entera de indigentes y en cambio mete presos por robar y matar a los villeros? La injusticia es piedra fundamental de este sistema. Democracia sin justicia no es democracia. ¿Quiénes atentan contra la tan mentada igualdad de oportunidades? Y peor aún (a 20 años de la vuelta de esta democracia, en donde se resalta la libertad de expresión que tenemos): ¿hay libertad de expresión cuando se busca callar a sectores piqueteros porque molestan a gobernantes y empresarios? Hoy se constata lamentablemente que la campaña mediática en contra de los piqueteros "duros" está cada vez más avanzada. La clase media y la sociedad en general están entrando a coincidir con las acusaciones del Gobierno y se están convirtiendo en la base social que el Gobierno necesita para limpiar a los "duros". La dialéctica perversa entre propaganda y base social que tantas veces dio resultado en la historia está tratando de volver a escribir una página más. "El Presidente nos pidió un año de paciencia para poner en regla la negociación con los piqueteros y la inserción de los 2,2 millones de jefes y jefas de Hogares en un programa de empleo y no sólo de asistencialismo" dijeron desde la UIA luego de su encuentro con Kirchner. ¿Qué perspectiva de creación de empleo aparecerá de acá a 1 año para 2 millones de personas con un presupuesto nacional hecho a medida del superávit fiscal para pagar la deuda? Ninguna. ¿Cómo se soluciona el problema de los piqueteros sin modificar la economía? ¿Cómo puede reducirse la exclusión sin hablar de sistema? Un esfuerzo por relacionar, por entender conjuntamente algunos exponentes de este sistema inhumano, es necesario. Darse cuenta de la dialéctica de la cual todos somos potenciales participantes es el primer paso; negarse a participar en ella, el segundo. Antes de que a K se le acabe el año de paciencia, antes de que lamentemos otro muerto más en la calle. |
¬ Página Anterior | Ir a la Portada | Página Siguiente ® |