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Rompecabezas

Por Miguel Espinaco

     A veces es como si la información que circula fuera un rompecabezas demasiado complejo. Fragmentos, retazos que por sí solos no tienen ningún sentido.

     Así, desordenadas, las noticias nos bombardean desde los noticieros de la tele y desde los titulares de los diarios, desordenadas en el tiempo, es cierto - alcanza con preguntarse qué es lo que pasó en Afganistán después de Irak, o qué pasa en Bolivia hoy - pero desordenadas también en su misma simultaneidad, desligadas la una de la otra, lo que se dice en esta página y lo que se dice en la otra, lo que se dice en un bloque y lo que se explica en el otro, historias desagregadas hasta el delirio especialmente por la televisión, que ha convertido los
noticieros en un show de flashes cortitos y al pie.

     En estos días, por ejemplo, ha sido carne de información la desmesurada campaña mediática contra los piqueteros. En escasas semanas, los piqueteros dejaron de ser mostrados como la natural expresión de la crisis argentina, como los comprensibles desocupados que incluyen a un elevado 20% de la fuerza de trabajo, como los lamentables pobres que las estadísticas anotan con un desesperante 57%. El gobierno y los medios de difusión, se encargaron rápidamente de dibujarlos en el inconsciente colectivo como a vándalos con palos, como a intolerantes, como a duros que no escuchan razones. Eso en una página, o en un bloque del mismo noticioso que, después del corte publicitario, te va a hablar de la suba del ya suficientemente encaramado dólar.

     A pesar de que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, salió a decir que "el Gobierno tiene cero interferencia en la economía", y

Una síntesis muy apropiada

     En una nota titulada "Lavagna lanza la Tendencia Devaluacionaria" el periódico Barcelona resume con inigualable brillo esta cara y contracara de dos noticias que son la misma.

     Fiel a su estilo de fraguar informaciones que no son verdad nada más que porque a los actores de la política argentina no les conviene quedar tan expuestos, Barcelona relata que el Ministro Lavagna gritaba eufórico en el acto de lanzamiento de la imaginada tendencia que "el peronismo será devaluacionario o no será" y que aseguraba que su línea interna mantiene "más coincidencias que diferencias con la Agrupación 26 de junio de 2002" que con notorio cinismo, el periódico atribuye al ex presidente Duhalde.

     "Nosotros nos ocupamos más de la economía; ellos, de la política" habría dicho Lavagna en la imaginada declaración que publica Barcelona. "Trabajamos por el mismo proyecto; a la hora de gobernar estamos juntos, los técnicos y los hombres de acción, los Remes Lenicov y los Franchiotti, cada uno en lo suyo".

     Una síntesis tan apropiada, que realmente merecería ser verdad.

que el plan es "dejar fluctuar la oferta y la demanda", la verdad es que es mentira. Claudio Zlotnik explica en una columna aparecida en Página 12, que "en las últimas semanas, Lavagna escuchó con atención los reclamos de los industriales de mantener la actual ecuación monetaria con Brasil para no perder competitividad e incluso evitar una inundación de productos desde ese país". Por otra parte, es innegable que el papel del Banco Central ha sido determinante en la suba de la moneda norteamericana al mantener la rutina compradora cuando desaparecía la oferta, presionando de esa manera la escalada que durante la semana pasada llevó su precio hasta los 3 pesos.

     Así contados, los dos temas aparecen desconectados. Sin embargo, la política monetaria orientada al interés de los industriales que presionan a Lavagna y a los reclamos del Fondo Monetario - agente de cobro de los acreedores externos - está estrechamente vinculada a la necesidad de crear el "clima" para que la represión tenga espacio político, represión que ya no es solamente una promesa temible, que ya ha tenido sus víctimas en General Mosconi primero y en Neuquén después, con 12 heridos de bala y con un joven que perdió un ojo al recibir 64 balazos de goma.

     Por un lado, el Banco Central siguió comprando dólares y empujando la suba porque el gobierno quiere engordar las reservas que les preocupan mucho a los inspectores del Fondo, las reservas de las que piensan cobrarse los futuros vencimientos. Por otro lado, los que no tienen para poner un plato de comida en su mesa familiar, son arrinconados, son convertidos públicamente en delincuentes. Por un lado, la suba apunta a que se importe menos y se exporte más porque preocupa una balanza comercial que sigue siendo superavitaria pero no tanto como quieren los acreedores de la deuda. Por otro lado, los que necesitan aunque sea una parte de los bienes que se exportan, son empujados del centro del escenario para que no molesten con sus reclamos inoportunos.

     Y no se trata acá de meterse en tecnicismos sobre cual tendría que ser el valor del dólar, si alto o si bajo, sino de observar como a una política monetaria pensada para los patrones, para los exportadores y para los acreedores externos, se corresponde inevitablemente una política destinada a acallar a los que reclaman entrar, aunque más no sea marginalmente en el reparto. Acá se trata de demostrar que estas dos noticias simultáneas que los medios de desinformación pública tratan como flashes desconectados, son en realidad una sola.

     Mientras Chiche Duhalde junta en una misma frase a piqueteros y delincuentes, mientras su marido critica una supuesta blandura del gobierno diciendo que usa "mano de seda" y afirma que "va a llegar un momento en que la democracia va a decir basta" porque "el estado, ante cierto tipo de delitos tiene que poner en marcha la actitud represiva", mientras que el gobierno aprovecha para aparecer un poco más progresista, pero sigue poniendo fichas - así como al pasar - al clima represivo, al proponer "diferenciar entre aquellos que quieren trabajar y aceptan la propuesta del gobierno y aquellos que tienen pertenencia con partidos políticos de izquierda, fundamentalmente, y lo que necesitan es la política de la confrontación" - en palabras del mismísimo Jefe de Gabinete - mientras que ninguno de estos supuestos artífices del nuevo modelo progresista pide disculpas a esa pobre gente que fue dejada sin trabajo, sin salario y sin futuro, el canciller Bielsa se dedica sí a explicarnos que "Argentina debe pedir disculpas" a los acreedores privados afectados por la cesación de pagos de la deuda externa.

     Justo a ellos.

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