Tips de autoayuda

Tip quiere decir punta – la punta de un dedo, por ejemplo, o de un paraguas – pero también significa filtro y propina.  Los usos y costumbres de la red de redes, han hecho que su significado privilegiado sea consejo, o dato, como los que te dan en el hipódromo.  Estos son fija.

Veinticuatro

por Maytland Goyeneche

- Digamé maestro - decía el mensaje de texto del alumno avanzado entre suplicante y exigente - ¿por qué hace días que vengo contemplando la naturaleza esperando que esta me sirva de motor de reflexión y de ello lo único que consigo es que se me llene el pulóver de pasto?

El maestro resignado suspiró ladeando la cabeza y se puso a contestar mientras esperaba que hierva el agua.

- Ya el materialismo dialéctico confronta una idea con su contraria y después articula la existencia de ambas en una complementaria. Es decir, tesis, antítesis y síntesis. La distancia posibilita una negación de la realidad de algo inadecuado a su esencia o concepto lo que nos permite leyes cuyos conceptos fundamentales son bien conocidos: el de la plusvalía y el de la ley de concentración y expropiación automática de la riqueza. El valor de los productos equivale al trabajo empleado en elaborarlos, lo que no niega que la utilidad sea condición de valor de uso. Pero concediendo que la dialéctica tenga algo que ver con confrontar una idea con su contraria uno podría negar un sistema de Derecho positivo argumentando que no se adecua al concepto de lo que es el Derecho, aunque el concepto de algo no es independiente de su realización, es decir, se da una tensión dialéctica entre ambos. ¿Te queda claro?

Perplejo el alumno avanzado temió contestar con una negativa, por lo que acudió a la parábola:"El cuerpo, si se le trata bien, puede durar toda la vida". Le respondió.

El Maestro no se quedó atrás: "A veces el amor une a dos seres que no saben nadar y viven en dos islas distintas".

La réplica del alumno avanzado: "Un pájaro muerto no necesariamente significa un pájaro muerto"

El Maestro ya había apagado el agua y estaba preparando el mate. Mientras daba vuelta la bombilla respondió esperando terminar las dudas del alumno: ¿Y qué significa?, tarado. A veces hay que dejar de ser tan salame y ponerse a actuar sobre la materia. Y pagame les dos ultimas sesiones porque te mando una maldición gitana de la mano de dos gitanos bien grandotes que ayer empezaron a trabajar para mi.

    Cerró la tapita del celular y se cebó un mate y dio por cerrada la sesión del día.


Veinticinco

por Adrián Alvarado

El maestro buscaba entre sus correos alguna pregunta inspiradora, de esas que desafiaban sus conocimientos, cuando ya se había acostumbrado a eliminar tonterías encontró uno que llamó su atención, “Espero no importunarlo con estas banalidades pero no puedo evitarlo, mis actitudes están evidenciando cierta intolerancia propia de la gente mayor” el target del maestro era de cincuenta para abajo este tipo era evidentemente más grande, se dio cuenta por el estilo que hacía mucho no disfrutaba, siguió leyendo “Qué hacer cuando ya no quedan fuerzas para reprimir las ganas de mandar a todo el mundo a la mierda, cómo reaccionar ante el deseo irrefrenable de agarrar a algún nieto por el pescuezo hasta dejarlo violeta, cómo explicarle a mis pares que con el corega se puede chiflar pero no se puede comer un asado de costilla, cómo reprimir el llanto cuando se tiene la certeza que esta decadencia nos lleva por un camino lleno de obstáculos directamente a la tumba, y no tenemos el coraje de balearnos en un rincón después de comprobar que los esfínteres ya no funcionan, no escribo esto esperando respuesta, es muy probable que usted no la tenga y me atrevo a pedirle que no caiga en la tentación de intentar un consuelo que no estoy procurando, le agradezco sinceramente la atención y tenga usted una jornada apacible” el maestro quedó de cara, el viejo había abierto una válvula en algún recodo de su cerebro, a su pesar se sentía profundamente identificado y cuando le estaba por dar un ataque de pánico sacó de la galera una porción respetable de sabiduría, se la clavó de un saque y salió a caminar, volvió cuando le dio hambre.


Veintiseis

por Miguel Espinaco

El discípulo recibió la respuesta en su celular.  Estaba impaciente.

Había dudado primero un momento y después otro y después otro más todavía, y al final se había decidido y le había escrito al Maestro. Había dudado porque la pregunta le había parecido primero baladí y después inconsistente, por no decir pavota, pero después había pensado para qué le pago y entonces se decidió.

- ¿Como hago para ser mejor persona? – había escrito letra por letra en su celular. Mientras su dedo se movía en el teclado, mientras el predictivo iba armando las palabras en la pantalla, la duda era todavía una molestia que le picaba a la altura de la garganta.  Entonces tuvo que tragar saliva.

Ahora, por fin,  la respuesta había llegado:

- Nadie nunca es sólo sí mismo, es también y principalmente, un espejo en el que el mundo se muestra tal cual podría ser si fuera, cosa que casi siempre dudo.

El discípulo adivinó que la respuesta era un disparador para que pensara, así que pensó y pensó, pero no pudo moverse con soltura en las sinuosidades que sembraban el Maestro y su sabiduría.

Mientras sus ojos se concentraban en un punto indefinido del paisaje y sus dientes en cortar con delicadeza un cacho de cutícula, llegó otro mensaje.

- El ombligo es el medio de uno y también del universo.  Todo lo demás es apenas el sueño de un dios drogadicto.

El discípulo volvió a concentrarse en la pantalla del celular: leyó y releyó y cuando casi empezaba a comprender, entró otro mensaje:

- Hay un ellos que mide con una vara que hoy será así y mañana ya no.  Sin ese ellos tu pregunta no hubiera sido hecha.  Con ese ellos, tu pregunta es un desatino.

Apenas terminaba de entrar el mensaje y entró otro.

- ¿Qué es mejor? ¿Un sapo cantando desnudo a la vera de un charco, o la Gioconda arrugando el ceño cara al sol, en cuclillas junto a un árbol?

El discípulo se sentó en la mesa del comedor a esperar otro mensaje que le aclarara todo y que no le llegó nunca.  Su dedo rítmico en el control remoto, sus ojos mirando figuritas que cambiaban en la tele y así, se le fueron olvidando primero las respuestas del Maestro y enseguida nomás, se le olvido hasta la pregunta.


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