Los consejos de Seguro presentados por Adrián Alvarado En la mano la silla y el gesto de asestarla o al menos arrojarla sobre algunos de los contendientes que armados de palos y cadenas esperaban que reaccione. En la cara el miedo y el arrojo del que está solo y no sabe rendirse. Ahora ella intenta sin éxito dejar de llorar mientras lo putea por desconsiderado e imprudente, Sos un egoísta de mierda, le dice, Ni se te ocurre pensar en mí antes de hacer quilombo. Si el pudiera hablar no diría nada, en realidad Marta tenía razón no había pensado en nadie y tampoco supo medir las consecuencias, Otra vez de vuelta me dejé llevar, piensa, Como siempre, diría Marta. El olor del hospital, las sábanas ásperas, las camas de caño, los precarios biombos de tela, el silencio erizado de pequeños ruidos a la noche, las ruedas de los carritos y el entrechocar de metales a la hora de las comidas, se sentía protegido ahí, ahí había nacido, en ese mismo hospital su madre lo parió y lo dejó solo, como una ofrenda le dio toda su energía y se fue, si pudiera abstraerse de sí entendería porqué siempre vuelve. La hora de la visita terminó, Marta le dio un beso seco y tocó la banda, Por fin, pensó, Ahora sí, acomodó la cabeza en la almohada y se durmió de inmediato, soñó con una enfermera muy parecida a su madre que lo amamantaba con unas tetas enormes y tibias. Libertad a Seguro Los zapatos grises asomaban debajo de la cama levantando apenas el cobertor de lana, fue solo verlos para provocar el llanto de Roberta que otra vez se quedó sola, no había forma, la pobre iba a quedar para vestir santos, como le decía constantemente su madre que hacia un gran esfuerzo por ser una vieja de mierda y lo conseguía demasiado a menudo . Roberta no era una mujer fea pero era poco agraciada, desgarbada, tímida, corta de vista, no vivía, duraba, no tenía sueños ni proyectos pero creía firmemente que si conseguía novio su vida daría un vuelco y a partir de ahí todo iría viento en popa, pero no había caso. Cuando estaba a punto de resignarse conoció un chabón en el bondi que amablemente le cedió el asiento, al principio creyó que el tipo se apiadaba de ella, después no, porque el caballero se le paró al lado y le buscó charla, hablaron animadamente todo el viaje y bajaron juntos, se sentaron en la plaza y siguieron hablando, todo fluía de una forma tan natural que ninguno de los dos se dio cuenta que se estaban tomando de las manos, el primer beso, el primer abrazo, el gesto mutuo de levantarse buscando un hotel y la consumación que Roberta no podía creer aun cuando estaba sucediendo, Ya está, dijo en voz alta, él no se dio cuenta porque se estaba corriendo, después salieron dijeron chau y sus caminos se bifurcaron, Roberta lo había logrado, cuando llegó a su casa mandó al carajo a su madre juntó sus cosas y se fue para siempre, nunca más lo volvió a ver, nunca más estuvo sola y nunca más dejó de soñar. Libertad a Seguro Mobotu se dejó conducir al barco con sumisión, eran setenta, todos de la misma tribu, hombres y mujeres jóvenes que no se resistieron, vieron llegar a los ingleses y esperaron, se dejaron encadenar sin ofrecer resistencia. Mobotu tenía razón, pensaban sus pares, meses atrás los había advertido, Vienen y nos llevan, dijo, Déjense llevar y esperen, eso hicieron, se dejaron llevar. Los captores, acostumbrados a la ferocidad de los negros estaban sorprendidos, Estos salvajes deben ser los más pacíficos del continente, pensaban, Vamos a venderlos a muy buen precio, decían frotándose las manos. El capitán del barco de apellido Morgan no se comía ninguna, la actitud de los negros le resultaba inquietante y se dispuso a mantenerse alerta. En la bodega los marineros encadenaron a los africanos sin mucho cuidado, Mobotu sabía que si se mantenían relajados algún cerrojo quedaría abierto y así fue. En la primera noche de viaje los prisioneros se liberaron en silencio y casi en silencio le cortaron el cuello a la tripulación, el capitán en su cabina esperaba el desenlace previsible, Mobotu tocó la puerta y entró, Morgan se sacó la gorra y sonrió, en inglés le dijo, Yo sabía que no eran animales, Mobotu sin entenderlo dijo en su idioma, Se acabó, Ahora acabe conmigo, dijo el capitán haciendo un gesto, No voy a matarlo, dijo Mobotu, Lo necesitamos, este es su barco y usted sabe como funciona, nosotros seremos sus tripulantes, el capitán no entendió al principio, después si y mucho después entendió todo y más porque a partir de este particular acontecimiento ese barco ese capitán y esos negros hicieron historia, ellos fueron los primeros, el plan de Mobotu era liberar otros esclavos y tomar otros barcos y funcionó, cuando setecientos cincuenta mil negros invadieron Inglaterra la reina repitió las palabras que alguna vez escuchara Morgan, Se acabó. Libertad a Seguro Opiná sobre este tema |
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