Crónicas Curturales

Nuestro cronista curtural de vez en cuando se hace el culto y se ve alguna muestra de plástica. Y encima de esas vanguardistas que ya no consisten en cuadros colgados sino en acciones que van un poco más allá. Como nunca entendimos demasiado bien de que van las artes plásticas cuando no son cuadros colgados, le encargamos un informe.

Una hermosura

por Maytland Goyeneche

un proyecto poético-documental desarrollado por tres jóvenes artistas en un ámbito rural

Cuando mi amiga me mandó la invitación no la ví con mucho tiempo, es decir, con atención, no le dí mucha bola, quiero decir. Sabía que tenía que ir (bue, no era obligación, era un compromiso nomás) pero decía, iba a ir y ya tendría tiempo de ver bien de que se trataba. Cuando más luego fijeme mejor de que se trataba porque tal vez no fuera a ir (no sería la primera vez que faltara a mis compromisos, inclusos los compromisos que solo he hecho conmigo mismo) me encontré con un problema. No entendí de que se trataba. Bue, me dije, ya me enteraré, y no me hice mayores problemas ya que estaba muy ocupado bajando pornografía bizarra de una página que me pasó un amigo chileno.

Cuando me preguntaron de qué se trataba no supe muy bien qué decir. Dije que no entendía muy bien (media verdad, no entendía nada, solo que se trataba de arte...) y rápidamente cambié de tema de conversación.



Lo que entendí es que eran tres artistas plásticas, que la muestra se llamaba "Proyecto Hermosura" y que iba a ir porque mi amiga era la curadora. Que de cuatro muestras que proyectó solo había ida a una, que aparte era la mía y que me sentía moralmente obligado por más que casi me olvido. Pero fuí y ahora me siento con el deber cumplido y contento conmigo mismo y liberado de ir de nuevo a ninguna muestra más. No es así. Trataré de cumplir con mis obligaciones. Por más que a la larga no lo logre.

curadora?

Interrumpo en este punto porque seguro alguien se está preguntando ¿curadora? ¿que es eso? ¿no se dice curandera? Pero no hijo, no sea tan ignorante. Estamos en el mundo de las Bellas Artes. Pinturas, cuadros, esculturas. ¿Le suena? Van Goth, Piacasso, MIguel el Ángel. Rodin. Warhol.

Resulta que antes eran cuadros o esculturas que se exibían en museos o bares. En el siglo XX la cosa se complicó porque llegaron los dadaístas y otros tipos (y tipas) disconformes con el status quo y empezaron a darlo todo vuelta. Pero me estoy adelantando. Una curadora es una mujer (si fuera un hombre sería un curador) que por lo general trabaja por un sueldo para una instititución que tiene que exponer cuadros o esculturas. La curadora es la encargada de elegir qué cosas se exibirán en esa institución y de que todo llegue a buen término. Y digo por lo general porque no siempre es así. Pero no me voy a extender sobre el particular aquí. Digamos que mi amiga es la curadora del proyecto de la librería Correveidile (La Paz 82, Paraná, Argentina) de exponer en el sitio (es decir, la librería) durante 2009. Así fué como hece un tiempo expuse en el lugar mi historieta. Pero esa es otra historia.

hermosura

La muestra se intitulaba Proyecto Hermosura. Me intrigaba con qué facilidad se toman elementos del Kistch para transformarlos en arte. Almodovar es el ejemplo más claro. Manuel Puig es un ejemplo menos masivo pero altamente recomendable. Es decir, hermosura no suena bien. De entrada me huele a Poldy Bird, a Corín Tellado. Literatura barata. Ya la misma palabra tiene resonancias poco felices. Es como si la propia pronunciación implicase que lo designado por ella ya está implícito. Si digo que algo es una hermosura, no hay lugar a dudas de que se trata de eso, una hermosura. Así se trate de un cuadro de Quinquela Martín o de un mate de plástico. Tal vez no sea tan así, pero así me suena. ¡Qué hermosura ese bebé...! ¡Qué hermosura ese atardecer! Y no deja de ser una jugada arriesgada usar esa palabra para designar un proyecto. Si no huebeira conocido a mi amiga, seguramente me habría preguntado ¿quienes son esas tres boludas? y no habría ido nada a ver la muestra. Y habría sido un error.



experiencia poético-documental realizada en Cura Malal (prov. de Buenos Aires) por Nilda Rosemberg, Mercedes Resch y Verónica Suanno

Y era una exposición de arte en una librería. Y no eran cuadros, no eran pinturas, ni fotografías, ni dibujos ni originales de Cortázar. Tampoco era un hapening. Ni una intervención urbana. Díficil decir, en estas circunstancias, de qué se trataba. O tal vez no, y ellas, las propias artistas, son bastante claras, como podemos leer en el blog sobre el proyecto: “Hermosura” es un proyecto poético-documental desarrollado por Verónica Suanno, Nilda Rosemberg y Mercedes Resch, en Cura Malal. Propone generar una reflexión a partir del encuentro con la realidad de algunos habitantes de un pequeño pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires .

la vida se confunde con el arte

Bueno, eso de poético es también algo kistch. Se supone que las cosas son poéticas sin definición. Es como que estás traicionando la escencia al delatarla.

El Dido Vito de Alberto Greco (una experiencia artística netamente vanguardista de la década del sesenta en Argentina) transformaba cualquier cosa (un sector de una vereda, una calle, un frente) en arte al señalarla con el dedo. Pero otra lectura es que Greco solo estaba delatando esa parte de la realidad, no transformandola en arte. Un ready made de Duchamp era un objeto ordinario (sin intervención alguna del artista) transformado en arte (objeto artístico) por simple traslación del mismo a un espacio artístico (o museo). Pero tal vez Duchamp solo quería señalar la potencialidad estética de ese objeto. Porque tal vez el mingitorio ya era arte antes de que se lo trasladara al museo.Solo que ahora está en evidencia que es altamente estético. Bello. Hermoso.

documental

Pero vamos, no es nada loco. Una de las artistas (plásticas? o visuales? no encontré nada que me las defina de una manera o de otra, tal vez eso me tranquilice) es de un pueblito de 105 habitantes. Y la exposición presenciada habla de ese pueblito. De su gente. Como si fuera un documental. Bueno, de hecho, es un proyecto poético-documental. No sobran palabras en las definiciones. Significan exactamente lo que quieren señalar. Después de todo, ¿porqué le vamos a regalar a la cultura basura ciertas palabras que tan bien nos ayudan a definir algo? ¿Porqué regalarles Hermosura? Y puedo ir más lejos. ¿Porqué regalarles Socialismo a una manga de lúmpenes y arribistas?



pero entonces, no había cuadros en las paredes?

No. Bueno si. Había un par de cuadritos, hasta había unas fotografías. Había incluso dibujos en las paredes, que está tan de moda hoy en día.Pero había mas que nada una forma de documentación algo atípica. Primero había como una especie de croquis del proyecto. Después una especie de cuestionario que habían contestado los habitates de Cura Malal. También unas poquitas fotos que te dejan con ganas de más. Y una bufanda que seguramente obtuvieron en un canje con una de las entrevistadas del proyecto. Digo canje, porque no me imajino a esas tres poeta.documentaslistas hurtando una prenda de una señora anciana. Bueno, sí me lo imagino. Son, a la luz de los acontecimientos, artistas. Y ya sabemos que los artistas son, además, gente jodida.

Había unas grabaciones de entrevistas a unas señoras de los pagos. En un ordinario mp3 con unos coquetos auriculares.Como podemos apreciar en la foto, donde ya que estamos podemos ver a Pao con un flequillo que le quedaba hermoso. El flequillo no quedaba hermoso, ella quedaba hermosa con el flequillo.



Y había ua línea de texto escrita sobre las paredes de la parte interior de la librería. Que no me molesté en leer completo porque me resultaba muy complicado. No le entendía la letra. Pero estaba bueno. Lo que no entendí es si los platos sucios eran parte de la obra o si eran porque son poco higiénicos en el lugar.





y eso es todo?

No, pará... Estamos hablando de arte, de reflexión, de ideas, pensamientos. Usá el cerebro de vez en cuando.

Había además un programita que me salió 8 pesos (una ganga, pero los papelitos de adentro podrían haber estado mejor impresos que esas simples fotocopias de pueblito de 105 habitantes).

Acá abajo podemos ver a dos de las artistas montando la documentación poética.



reflexiones de un espectador desprevenido

De a poquito me fuí metiendo en Cura Malal. Viendo fragmentos que no terminaban de cerrar un todo. Una filmación que no se veía del todo bien. Unos audios que la paciencia no dejaba terminar de escuchar. Fotos que no mostraban el pueblo entero. Hasta pedacitos de paredes trajeron. Y de a poco lo que era simple y vulgar, ajeno y extraño, hasta desconocido un par de minutos atrás, se tornó fascinante. Una hermosura.

Y quería más. Más fotos, más personajes, más colores. Un plano del pueblo. Un reportaje a felipe Pigna que me ilustrara sobre el ilustre pasado de la localidad. Fotos satelitales. Podrían haber traído a Rosita, o por lo menos a su bicicleta. Pero está bien así. La totalidad del pueblo está ahora en mi cabeza, y sabemos que no coincide en nada, apenas alguna esquina, algún rincón, con el Cura Malal real, de carne y hueso.

nada es para siempre

Para mas datos, vean el blog, o rastreen donde estarán en estos días presentando el proyecto. Por ahí tienen suerte y se ligan alguna de esas acciones que se mandan los artistas modernos, como esa de tomar leche autóctona, o hacer baile para despedir el día.

Yo me quedé con ganas de más. Y fuí al Google. A rastrear el pueblo. Y si existía.











Lo único es que cuando me tenía que acercar un poco más, no existía. El maravilloso mundo de internét no tenía rastreo satelital para Cura Malal. Seguro que lo hay, si tenes tiempo y conocimientos suficiente. Yo carezco de ambos y otra vez me vi obligado a cerrar espacios con mi imaginación. No voy a decir que fue mejor así. Fue, otra vez, una experiencia gratificante.

Buenas noches.


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