Crónicas Curturales

Y el evento del año pasó y nuestro cronista cultural se quedó afuera, hasta que por fin pudo ver (en su televisor, en dvd) la película más esperada de los últimos tiempos. Y al final, no era para tanto.

WATCHMEN, entre el comic y la película, me quedo con el comic

por Maytland Goyeneche

Los superhéroes

Ya lo hemos dicho. Los superhéroes son esos tipos que andan disfrazados por la vida haciendo el bien sin mirar a quién. Por regla para ser súper hace falta tener algún superpoder. Como la superfuerza de Superman, o la visión nocturna de Daredevil, o elfactor de curación de Wolverine, o el sentido arácnido del Hombre Araña. Pero hay otra categoría de superhéroe que carece de superpoder. Es el caso de Batman, que solo tiene las capacidades físicas y mentales en su máxima potencia (en teoría… porque si fuera tan así no andaría cayendo en la trampa de sus archienemigos siempre que tiene una aventura.) y además se acompaña con una serie de batiartilugios para desempeñar su labor de justiciero. Como el batirang, o la batisoga, o el batimovil. (apunte al margen: adivinen con qué electrodoméstico hace su licuado de banana).

Generalmente evitan que supervillanos conquisten el mundo o lo destruyan. Llegado el caso también evitan que ladrones roben joyerías. Pero a veces hasta son capaces de intervenir en la realidad y luchar contra los japoneses o los alemanes (cuando eran malos) en la segunda guerra mundial.

Desde que nacieron hacia finales de los años 30’ del siglo XX hasta pasados la década del 70 nunca brindaron a sus seguidores más que una serie de historietas pasatistas sin demasiada complicación, un entretenimiento que a veces caía en la más lamentable de las mediocridades.

Pero los años 70 llegaron con el aporte de la historieta adulta, la que venía de Europa y de Latinoamérica. Y cómo no, de la historieta underground. Y no se podían quedar en el molde forjado veinte años atrás. Algunos autores de comics de superhéroes fueron tratando de dar un poco de dignidad a sus historias. Podríamos decir que para entonces entre las historietas de superhéroes se podía encontrar algún que otro interés por ofrecer algo más que un mediocre pasatiempo. Pero no fue hasta 1986 que los superhéroes debieron guardar silencio y prometer apenas un pasatiempo digno para un cerebro con más de una neurona en movimiento. Inclusive desde 1986 se podía mirar hacia atrás y encontrar alguna que otra joyita en un mar de mierda consumista. Pero no antes. Antes eran, apenas, comics de superhéroes. Lo que ya es decir bien poco.

1986

Este año DC comics saca al mercado dos historietas de superhéroes que a simple vista eran dos más del montón. Bueno, la de Frank Miller, Batman: The Dark Knight Returns, no lo parecía tanto, era, evidentemente, algo distinto. Lo que sí, no parecía una obra revolucionaria (a fin de cuentas, tal cosa no existe). Pero nadie habría apostado a que tal ejercicio de autor picaría tan alto en el mercado de valores culturales. Era Batman. Y ya tenía un prestigio ganado en el campo de la cultura de masas.

Pero Watchmen comenzó como serie regular con personajes nuevos (en realidad eran unos viejos superhéroes recauchutados, pero apenas mantenían un aspecto similar al original), pero de entrada era una miniserie, de doce números sin intención de continuidad. De esos hay muchos. Pero como Watchmen hay solo Watchmen.

Dicen por ahí que es la historieta definitiva de superhéroes. También decían que después de esta serie ya no se podría hacer un comic de superhéroes como hasta entonces. Ambas afirmaciones han resultado exageradas. Con el tiempo hemos descubierto muchas historietas de superhéroes de gran valía. Y después de Watchmen se han seguido haciendo comics de superhéroes tan sosos, imbéciles y mediocres como antes. Recién hoy, veintitantos años después, podemos comprobar que la media de la producción de superhéroes se ha elevado un poco. Ya es más fácil encontrar comics del género que cuenten por lo menos con un dibujo respetable (cuando no de excelencia) y, aunque más esporádicamente, con buenos guiones. Y eso, podemos decir sin que se nos caiga la cara de vergüenza, es gracias a estas dos historietas, y porqué no, a la trayectoria de sus autores que nunca fueron uno del montón.

Watchmen

En principio Watchmen es un comic de 1986. Según algunos, el mejor comic de la historia. Según otros, una porquería total. A quien esto escribe dicho comic no le parece el mejor comic del mundo (¿cuál podría serlo? ¿y bajo qué criterio?), pero sí un imprescindible a la hora de catalogar comics. Acaso podría entrar en un top teen, pero no podría quedar afuera de una lista de los 100 mejores comics de la historia.

¿De que se trata? Es de superhéroes. Algunos dicen que no son realmente superhéroes. Lo siento por ellos, pero sí se trata de superhéroes. Los personajes principales son una especie de liga de la justicia. Son cinco gentes que si bien ya no están trabajando en el pasado pertenecieron a una generación donde varios tipos se disfrazaban de colores chillones y salían por ahí a hacer justicia por mano propia porque la policía no era capaz de garantizar la seguridad. Y eso, mal que les pese a algunos, es lo que hacen los superhéroes. Algunos con más suerte, otros con más habilidades. Pero todos salen a hacer justicia, y son buenos. Bueno, no todos. Pero a veces los superhéroes pueden ser unos cabrones. ¿A no sabían? Bueno, en realidad esto es así desde Watchmen, y si es que hay algún antecedente, me lo pasas, porque seguro que nadie se enteró y bueno sería hacerle saber a la gente cosas tan importantes como esa.

Ahora, si se disfrazan de colores chillones y salen a hacer el mal… ¿no serían villanos? Claro, en todo caso estos superhéroes cabrones pueden hacer el bien “relativo”. Es decir, pueden ir por ahí haciendo el bien según su punto de vista. Y ya es sabido que lo que es luz para el justo es fuego para el pecador, a veces estos términos se terminan invirtiendo y entonces ya no se entiende muy bien de que bando estamos. Ni a quién ayudamos. Pero evidentemente el hombre es una caja de bombones, y nunca sabes quien te va a tocar de pasajero al lado tuyo. Bue, Alan Moore decidió que sus superhéroes iban a ser tan ambiguos como cualquier policía que anda por ahí, y que iba a ser muy difícil saber quién es el realmente bueno y el realmente malo. Sin ir mas lejos, la estructura es de una historia policial, y no de superhéroes. Hay un asesinato y a raíz de este, una investigación. Y ni siquiera hay un villano que les ponga los pies en polvorosa a los héroes. Ni siquiera hay héroes en activo mientras la acción transcurre. Apenas un renegado que tiene más de Charles Bronson en el Vengador anónimo que de superhéroe. Ya Héroe le queda grande al Roscharch.

En el cine

Del Batman hicieron un montón de pelis, hasta una se llamó igual que la historieta de Frank Miller, pero que no es esa historia en particular, aunque toma algunos elementos no llega a jugarse por la versión. A la luz de lo que podría haber sido una versión del comic lo único que debemos agradecerle a esa película es al nuevo Guazón (y póstuma Interpretación de Heath Ledger) que apareció para eclipsar definitivamente al Guasón de Jack Nicholson que ya estaba demasiado sobrevalorado.

Pero de Watchmen sí hicieron la película. Y fue en el 2009. Y no rompió record de nada y pasó sin pena ni gloria. Bien hecho.

El director

Zack Snyder es también apreciado por estas latitudes del género fantástico por haberse hecho cargo de dirigir 300, otro comic de Frank Miller y que es, hasta la fecha, el mejor caso de adaptación de un comic a la pantalla grande. Y digo comic nomás por no hacerme el canchero, ya que hay muchas adaptaciones de libros que no he visto o de las que no he leído el libro. Antes también había hecho una de zombis que también estaba requetebuena. Y antes de seguir sobre las virtudes o defectos del director valga una aclaración: el director es el que dirige la película. Pero eso no lo hace el dueño de la misma. No es él quien ejecuta la música, ni el autor del guión. Ni el que pone las luces, ni el que diseña el vestuario. Apenas el que toma la decisión final, y a veces ni eso. Así que no vamos a cargar las tintas sobre el pobre Zack.

El autor del comic

Alan Moore no quiere saber nada de que sus historietas sean llevadas al cine. Al punto que si se fijan en los créditos de las pelis hechas sobre comics guionizados por Alan Moore su nombre no aparecerá. Dice la mitología que renunció a recibir dinero por esas películas y que exige que no se lo nombre para nada como asociado a las películas. Lo que pasa es que el tipo hizo las historietas bajo contrato de una empresa que es la que tiene los derechos de la obra. Por lo que no puede evitar que se hagan las adaptaciones, pero sí puede evitar que se le nombre. No me consta que no reciba dinero. Piensen que es mucha, pero mucha, guita la que se mueve en estas movidas. Y Moore no es un potentado de la industria precisamente. Si acaso la mitología resultara cierta, peor para él. Lo que sí nos consta es que ni en From Hell (2001), ni en The League of Extraordinary Gentlemen (2003), ni en  V for Vendetta (2005), ni en Watchmen (2009) van a ver su nombre. Hasta el absurdo de que en lo créditos diga “basado en una Novela Gráfica dibujada por Juan Perez”, como si las historietas fueran solo dibujos y los argumentos se hicieran solos… (nota: Juan Perez no es el dibujante de ninguna de las historietas de Alan Moore, aquí es utilizado sólo a manera de ejemplo abarcativo)

Volvamos al comic

Pero ojo, Watchmen no es solo la historia de una investigación, una de superhéroes que son más o menos superhéroes. Aparte es una reflexión, como cualquier obra de arte que se precie de tal. Y en particular una reflexión sobre el género al que pertenece. También puede serlo sobre la condición humana, o sobre si el hombre es bueno. O sobre si conviene convertirse en un superser. Pero antes que nada es una reflexión sobre el género de los superhéroes. O no antes que nada, pero a mí me gusta encararlo por ahí.

Reflexión sobre el superhéroe

Porque la publica una editora que se encarga de publicar superhéroes, sin ir más lejos la que dio origen a Superman; porque se publica originariamente en formato comic book, en doce números; porque los personajes principales son superhéroes; porque andan vestidos con disfraces de colores chillones; porque al momento de publicarse los superhéroes andaban de capa caída, cada vez mas boludos, ventas pobres, y el cine no estaba aún preparado para brindarle al género sus mejores momentos (y cuando estuvo preparado, bueno, es otra historia, pero digamos que sus mejores momentos son bastantes malos…).

Sobre todos estos porquéses Alan Moore estructura un relato seriado en doce partes, con una serie de características que simple vista no difieren en nada a un comic tradicional de superhéroes cualquiera. El dibujo, totalmente competente en lo que se refiere al estándar, incluso un poco más. De nuevo, a primera vista parece el más clásico de los comics de superhéroes, sin grandilocuencia en el diseño de página ni abuso de recursos. Salvo las tapas que sí escapan a la convención, donde no se ven musculosos disfrazados salvando damiselas en apuros ni mujeres de glúteos abundantes trompeando hampones. Cada una de las 12 tapas son en principio la primera viñeta de cada episodio y también un preanuncio de la historia por venir. Siendo cada una un plano detalle o detalle de acción son un perfecto felpudo de bienvenida de esta gran obra. Dave Gibbons nos ofrece un dibujo preciosista y detallado que no distrae en ningún momento y da fe de que cualquier otro dibujante podría haberse hecho cargo de la tarea, pero la que él hizo, es para un diez. Y el color, que podemos juzgar apresuradamente de bastante espantoso, no hace más que acompañar con creces (¿qué será una cres?) el objetivo final del comic, esto es: ser un comic de superhéroes. En esos años las impresiones no habían llegado al desarrollo que tienen hoy día (estoy hablando de calidad), y dada la calidad de impresión en aquel momento el color no hace más que acompañar la forma en que se editaban los comic books de entonces. Otro detalle que sobresale es el insert al final de cada historia, una serie de documentos que van completando, llenando espacios que van quedando sin contar a lo largo de la historia. Como ser los primeros capítulos de un libro que escribió uno de los ya viejos superhéroes primigenios.  Sí, estos agregados no son historietas, son textos, o documentos, o artículos de revistas de los personajes. Algo bastante inusual para el género. Como sí es historieta una historieta que lee un personaje secundario. Sobre unos piratas y que sirve de metáfora sobre lo que se van convirtiendo los personajes durante la acción. Puede ser metáfora de Veidt, pero también del hombre como especie. Todo un hallazgo.

Y si miramos mas fijo, nos encontraremos con que no hay onomatopeyas (no me hagan explicar esto… se supone que ya leyeron las notas anteriores), detalle que en EEUU tomaron nota y hoy en día son varias las historietas de perfil “adulto” que hacen uso de este recurso, o mejor dicho, no-recurso. Y podríamos seguir toda la noche. Pero mejor la cortamos acá porque ya se me hizo re-tarde para ir al médico.

El superhéroe al cine

Los primeros superhéroes que llegaron a la pantalla grande no eran algo muy serio. Pero se pueden disfrutar como ejercicios camp, que algún día veremos qué es eso. Con los años la cosa se fue poniendo un poco más seria, hasta que en 1989 Tim Burton hizo un Batman “oscuro” muy alejado de los conocidos tópicos de los superhéroes colorinches, pero no deja de ser un ejercicio camp ese intento también. Digamos que la cosa cambió con los X-men 10 años más tarde, con los efectos especiales ya a punto y una diferencia conceptual que puede parecer central: los trajes donde antes eran amarillos, celestes, verdes y violetas se convirtieron en cuero negro. Los colores eran necesarios en su momento (1940) cuando los comics books estaban limitados por las técnicas de impresión y servían, también, de gancho para atraer lectores. Eso ya no era necesario, y menos en el cine, donde unos trajes con calzas amarillas no dejarían de ser ridículos. Donde se pudiera respetar el traje original se respetaría, pero si se puede evitar el ridículo, pues eso, lo evitamos, ¿no?

Ahora, en el comic de Watchmen los trajes de los superhéroes eran de colorines y estaba bien porque los trajes de los superhéroes en ese momento eran así. Incluso se hacen comentarios sobre el tema de los trajes.

Y acá nos detenemos un cacho.

El comic es una reflexión sobre un tema en particular en un contexto particular. A saber: los comics de superhéroes y la guerra fría y su temor al holocausto nuclear. Alan Moore escribió un guión en función de las herramientas que el lenguaje de la historieta le ofrecía, es decir, la continuidad de las viñetas, el dibujo, la posibilidad de jugar con la habilidad de poder ir y venir sobre la página. Es también, en definitiva, una reflexión sobre el lenguaje mismo. Y esto al cine no se puede aplicar. En todo caso habría que hacer una reflexión sobre el lenguaje del cine… y no es el caso de Watchmen. Así que ya de entrada empezamos mal. Y otra: ¿qué impacto puede tener en 2009 un tema que era candente en 1986 y ya no importa a nadie? Respuesta: ninguno. Por lo que la trama se ve reducida a la anécdota. Puede que la anécdota sea interesante, pero ya perdimos el 50 % del valor de la obra. Y en el mejor de los casos, la anécdota es la excusa para desarrollar un tema, y para nada es el nudo del asunto.

¿Y hay algo bueno en la peli?

Siempre está bueno ver a nuestros personajes preferidos en movimiento, gritando y dando puñetes. Y en este caso la elección de los actores no podría haber sido mejor. Todos unos absolutos desconocidos que se actúan todo. Y la actualización de los trajes está bien. Quiero decir, queda bien, aunque en realidad no tenga nada que ver con nada. Es como ver unos personajes con ropa actualizada. Como si hiciéramos una remake de Taxi Driver y a Travis le ponemos una campera del ejército de la guerra contra Irak. Qué mas? Mmm… no sé. Para los fans del comic  está bueno ver a los personajes en acción. Y descubrir los detalles. El aspecto técnico es impecable. La luz, el vestuario, los escenarios, los efectos especiales, las actuaciones. Pero hay algo que no funciona.  Y es lógico, que al adaptar un comic de 12 capítulos, un comic que ha sido pensado estrictamente en el lenguaje propio del comic, estructurado en función de ese lenguaje y de ese espacio, tanto espacial como temporal, del comic, algo se pierda en el camino. Y lo que se perdieron en este caso fue la oportunidad de quedarse callados.

¿Y algo malo?

Además de lo ya apuntado, habría que ver si alguien que no conoce el comic entiende algo de los primeros cinco minutos, pero allá ellos, está bien ese principio, pero creo que solo para los que sabemos del comic y podemos ir viendo todo lo que no va a aparecer en la peli, es una especie de resumen de lo que pasó antes, de cómo es el mundo ahora que hubo este superhéroe llamado Dr Manhatan.

Ah! Y el complot… y el traje de Silk Spectre II… y la música… … y Nixon… y el pulpógeno extraterrestre, y, bueno, nada más, creo.

Cuando matan a Edward Blake, Roscharch entra a su departamento y descubre que era un antiguo superhéroe: The Comedian. Cómo es que no sabía que era él si ya habían sido compañeros justicieros y cuando el gobierno prohibió a los superhéroes Blake siguió trabajando para el gobierno a cara descubierta. Y un complot es tal a partir de una serie de acontecimientos, ¿desde cuando se descubre un complot a partir de un solo hecho? Sólo es una película de superhéroes. A quién le importa?

Cuando Laurie Jupiter decide salir como Silk Spectre II con Nite Owl II en el Owlmovile aparece, de repente, con su antiguo traje de superheroína. ¿De dónde lo sacó? Aparte de que ya había dado muestras de que no quería saber nada con ser superheroína y que odiaba todo eso y que se había ido de su residencia hacía un par de horas sólo con lo puesto. ¿Acaso acostumbraba llevar su traje en su cartera por si las dudas? El traje le queda espectacular, así que ¿a quién el importa?

La música no está taaaan mal, pero una colección de temas de los 80’ desentona un poco por ahí, y lo de las Valkirias en Vietnam es mas bien penoso.

Hicieron un Kissinger bastante bien, y un Kennedy nada parecido pero que estaba bien también. Pero el Nixon… que cosa horrible!!!! Peor que una caricatura de Sapag… sin más comentarios…

Y el pulpógeno. En el comic al final lo que destruía la ciudad era un pulpo gigante extraterrestre, y no una bomba atómica probablemente arrojada por Manhatan. Encima, el pulpo iba a una sola ciudad, y las bombitas atómicas parecen que fueron distribuidas en todo el mundo. Lo que hace que la cantidad de muertos se eleve considerablemente al pedo. Yo quería ver el pulpo extraterrestre. Ahí la pifiaron mal.

¿Y valió la pena?

Sí, un poco, pero no la recomendaría. Como sí recomiendo, fervorosamente, el comic.

Buenas noches.


Opiná sobre este tema

Titulo:
Comentario: (no más de 500 palabras please)
Firma:
E-Mail:
¬ Anterior Ir a la Portada Siguiente ®