Tips de autoayuda

Nuevamente el Maestro toma palabras de Miguel, de Adrián y de Maytland, para llenar nuestras vidas de sabiduría. Si es que sabemos entender lo que nos quiere decir. Yo, por ejemplo, con la sabiduría que adquirí, sé que al diecisiete no hay que leerlo. Así son los números.

Quince

por Adrián Alvarado

El maestro ya tenía una página entera de correos con variaciones de la misma pregunta y por más que se lo propusiera no conseguía tomar coraje para responder un interrogante tan básico como oportuno: ¿Voy a votar maestro?, en caso de hacerlo ¿ a quien elijo? El maestro buscó entre sus bebidas espirituosas algo que acomodara sus contradicciones y terminó decidiéndose por wisky escocés sin hielo, tomó dos dedos de un trago se sirvió tres más, se sentó a la máquina y escribió , El sistema democrático de este país se ha ido transformando en un perverso mecanismo que se rige por las leyes del mercado, como casi todo, en tiempos de elecciones nos vemos en la obligación de elegir a nuestros representantes entre personas a quienes no conocemos y otros a quienes conocemos muy bien y no vamos a votar ni ebrios ni dormidos, también puedes tú conocer a alguno de los integrantes de las listas y respetar su trayectoria humana y política pero no conoces al resto, puedes acaso no ir a votar pero sabes que esa acción no tiene consecuencias si no es organizada y masiva, tampoco votar en blanco es una acción válida, entonces espera a que el día de los fucking comicios comience, levántate pensando en lo que vas a comer al mediodía, disfruta de un almuerzo en compañía de tus afectos y toma un vino, brinda por todos aquellos que murieron defendiendo la libertad propia y la de sus pares, después infla las ruedas de tu bicicleta y ve a votar, permanece en el aula de esa escuela el tiempo que consideres necesario y haz lo que creas que tienes que hacer en ese momento, piensa, no sigas la corriente por comodidad, recuerda que el desierto no tiene conciencia de un guijarro pero ese guijarro sí se sabe parte del desierto.

Terminó lo que quedaba del vaso y puso enviar a todos sus contactos después se colgó mirando un documental de hormigas hasta que lo venció el sueño, soñó que llovían cosas negras y viscosas y se despertó transpirando.


Dieciseis

por Maytland Goyeneche

El mensaje sólo contenía una pregunta:

“_Maestro… qué debo hacer para evitar la gripe porcina?”

La respuesta solo contenía sabiduría:

“_no debes desesperar, el primer paso hacia la oscuridad sanitaria es la desesperación, así que, querido discípulo, solo ten calma y guarda algunas conductas que no solo te protegerán del virus H1N1 sino además mejorarán tu bienestar físico.

Evita saludar a las personas, inclusive no las mires.

Evitar ir a lugares concurridos como conciertos de Kiss, obras de danza contemporánea, escuelas para ciegos y, sobre todo, iglesias.

Usa barbijo inclusive para afeitarte, está científicamente comprobado que el uso del barbijo no solo no previene el virus sino que aumenta el riesgo de contagio, pero brinda una seguridad simbólica que tranquiliza el espíritu y para alcanzar la iluminación la primera condición es tener el espíritu tranquilo.

Lávate las manos cada cinco minutos con hipoclorito de sodio, alcohol y bromato de potasio. Salvo que hayas tocado a Angelina Jolie en cuyo caso te será permitido no lavarte jamás las manos.

Sazona tus comidas con gel de sílice.

En oficinas, call centers y cibercafés no mires el trasero de las chicas que usan minifaldas.

Evitar tocar ojos, nariz, boca, espalda, orejas, dedo índice, cuero cabelludo, cadera, rodilla y patas de gallo de la gente que te rodea.

Mantente alejado de las personas que tengan infección respiratoria, que tengan tos, manchas en la piel, sean pelados, tengan los ojos irritados, o que sean demasiado feos.

Une con cinta de papel bolsitas del supermercado para armar una burbuja de plástico en la que te quedarás a vivir hasta que todo pase.

Y, fundamentalmente, paga tus deudas. No quisiera asistir a tu funeral maldiciéndote sólo porque me debes la última cuota de mis enseñanzas.”


Diecisiete

por Miguel Espinaco

Volare o o o o, cantare o o o o.  Los acordes de la vieja cancioncilla se escucharon escalando en el silencio de la tarde.

El maestro había reconocido ya la vibración a la altura de su cintura, pero prefirió escuchar aunque más no sea brevemente, el nuevo ringtone que había conseguido.

El mensaje que leyó en la pantalla, lo sorprendió y logró sacarlo de ese sopor que casi siempre se hereda de los crepúsculos:

Y? – leyó en la pantalla.  Solo “y”, solamente la letra “y”, apareada a un signo de interrogación que se le apareció como todo un desafío.

Sus dedos volaron sobre el escaso teclado del aparato.

- No todo puede ser lo que esperamos ni todo lo que esperamos es.  La vida es una explosión de sorpresas, y algunas nos encandilan pero otras nos queman, unas nos enceguecen de belleza y otras de espanto.  La espera es un regalo de un dios sarcástico y gruñón, al que no se le ocurren mejores agasajos para sus criaturas.

El maestro terminó de enviar el mensaje y ya no pudo devolver el celular al cinto, ni tampoco pudo seguir dilapidando la belleza del sol que se escondía.  Sus ojos se quedaron clavados en la pantalla del celular, esperando el próximo paso del discípulo.

Esta vez ni dejó que sonara la voz de Domenico Modugno.

- Entonces lo esperamos o no? – decía esta vez el mensaje.  El maestro estaba impresionado.

- Lo que se decide no es esperar o no esperar.  El viento es el que va y viene, nosotros estamos inmóviles gozando la caricia y sufriendo el impacto.  Nuestro designio es el desafío o la indiferencia, la aceptación o el grito, el ruego o el improperio.

El discípulo leyó dos veces el mensaje que le había mandado el maestro y le quedaron dando vueltas en la cabeza, el eco de la palabra improperio y la sensación de que el maestro no lo había entendido, que definitivamente se había olvidado del turno en el fútbol 5.

Jugarían cinco contra cuatro, nomás.


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