A cuarenta años

El Cordobazo

por Miguel Espinaco, Javier González y Sebastián Alarcón

Hace 40 años Córdoba y el resto del país se conmocionaban. La unidad de obreros y estudiantes ponía en jaque a la dictadura militar encabezada por Onganía, que había derrocado al radical Arturo Illia. El sindicalismo clasista y la figura de Agustín Tosco se transformaban en una clara alternativa de lucha que se oponía al participacionismo del sindicalismo peronista de Vandor. Para hacer memoria, para recordar a esos luchadores, para reflexionar acerca de la situación del movimiento obrero de entonces y nuestra realidad hoy, es que te presentamos esta nota y un video que hicimos con mucho amor y prácticamente ningún talento.

Mayo de 1969 (un desafío al sistema)

Existieron varias cuestiones por las cuales los sindicatos “no participacionistas” decidieron tomar riendas en el asunto. Los discursos iban mas allá del marco sindical, embarcando a todos los sectores sociales. Contenían un fuerte contenido político y una oposición al gobierno de facto y al mismo sistema opresor.

El gobierno militar lanzó una serie de medidas antiobreras y autoritarias, paralizó la Comisión del Salario Mínimo, Vital y Móvil, impuso el arbitraje obligatorio en los conflictos laborales y la ley de represión de los conflictos sindicales. Intervino sindicatos y suspendió personerías gremiales. Estableció la Ley de congelamiento de salarios. Modificó la Ley de indemnizaciones por despidos y aumentó la edad para jubilarse. Dictó la Ley de represión del Comunismo y bajo la acción de la funesta DIPA (Dirección de Investigación de Políticas Antidemocráticas), persiguió y encarceló a los militantes populares.

Onganía clausuró el Parlamento, disolvió los partidos políticos e intervino las universidades, que fueron consideradas “centros de subversión y comunismo” por la propaganda oficial. Estudiantes y profesores fueron desalojados a palos por la policía, en lo que se conoció como “la noche de los bastones largos”.

Con  Krieger Vassena como ministro de Economía, de muy buena "reputación” en los medios financieros internacionales, el gobierno desarrolló una política que comprimió salarios y precios y abrió las puertas a los monopolios internacionales.

Mas allá de estas cuestiones en Córdoba  existían dos panoramas de carácter gremial que luego serán el detonante de lo que fue el Cordobazo.

(…) “en 1936, el gobernador radical Amadeo Sabattini sancionaba una ley por la cual el trabajador cumpliría cuatro horas de trabajo y se le donarían ocho en el sábado ingles. El 12 de mayo de 1969 Onganía propone la ley 18.204 para todo el país y elimina el beneficio, restando así más de 9% de salario”. (1)

La otra cuestión pasaba desde una mala gestión de Vandor hasta las acusaciones que llegaban desde la CGTA de ser un participacionista que había entregado la dignidad de los trabajadores a manos de la dictadura. La situación se dio por las “quitas zonales” que reducían los salarios hasta un 20%. Las medidas perjudicaban a los metalúrgicos, y más aun en Córdoba por ser la zona del interior del país con un grado de industrialización creciente.

El “Lobo” Vandor había intentado llevar adelante una negociación con el Gobierno de Ongania en 1966 eliminando las quitas zonales, pero el pacto no dio resultado. Lo que el dirigente gremial creía un triunfo término en un fracaso, en 1967 se dicta por el decreto 17.224 el mantenimiento de las quitas zonales.

Desde ese momento la tensión creció mas de la cuenta entre el la CGT nacional y la CGTA comandada por Ongaro y Tosco.  El clima en la Argentina era muy confuso y más en la línea de los peronistas combativos, ante las palabras que su líder había dado con respecto a la llegada del Gobierno de Ongania, “desensillar hasta que aclare”, significaba abrir expectativas en el nuevo dictador.

Mientras tanto al clima de lucha de los trabajadores, se sumaban los estudiantes quienes reaccionaron frente a la decisión que había tomado el gobernador de Córdoba Cavallero, cerrando las universidades.

Era muy evidente que el gobierno dictatorial tenía en cuenta del grado de concientización revolucionario que se estaba gestando a nivel nacional desde las bases obreras, estudiantiles y sociales en sí, que llevaba a tomar estas acciones de fuerza.

Los jóvenes estudiantes cordobeses, a los que ya les habían negado la marcha propuesta, serían fuertemente reprimidos mientras realizaban una misa en la Iglesia “El Pilar” en memoria del compañero asesinado Santiago Pampillón.

La alianza que se fundó entre dos universidades totalmente antagónicas como era la católica y estatal, era un hecho totalmente novedoso.

A nivel nacional la fuerza de lucha contra las medidas del gobierno militar, se hacían cada vez más fuertes:

En Corrientes, los jóvenes estudiantes improvisan una olla popular en el local de la CGTA, contra de la medida de la privatización del comedor estudiantil.

En Resistencia, los milicos deciden entrar a la fuerza a la universidad, y los estudiantes que se encontraban en asamblea, fueron reprimidos y detenidos.

Dos días después, otra vez en Corrientes, se lleva a cabo una protesta muy grande que es reprimida, dejando un saldo de decenas de heridos de bala y la muerte del estudiante de medicina Juan José Cabral.

En Rosario asesinan a Adolfo Bello estudiante de economía y al joven estudiante y trabajador metalúrgico  Norberto Blanco. Hay largas jornadas en repudio a lo ocurrido y a los pocos días ocurre lo que luego se denominó el Rosariazo.

Rodolfo Walsh lo relataba de esta forma: “Una agitada jornada se cumplió en Rosario, donde la policía se tuvo que mover de un lado para el otro ya que por todas partes y al mismo tiempo se llevaron a cabo una serie de actos relámpago. La concentración se hizo en Sarmiento y Rioja, donde se vivó a la CGT y se arrojaron numerosos volantes y en el radio comprendido por las calles San Luis, Corrientes, Laprida y Urquiza, se verificaron otros actos relámpagos. En Sarmiento, entre San Lorenzo y Santa Fe en otras esquinas como Santa Fe y Corrientes se realizaron actos similares.Luego los distintos grupos se nuclearon en La Rioja y Sarmiento, donde la represión policial no se hizo esperar y atacó violentamente a los compañeros, deteniendo a Eduardo Carlos Arenales y Carlos Abel Lescano”. (2)

A todo esto se le sumaban las rebeliones que ardían en San Juan, Mendoza, Tucumán y La Plata.

La noche del 20 es detenido Agustín Tosco y al otro día es liberado.

El 26 suceden las primeras escaramuzas y en el Barrio de Clínicas se producen grandes fogatas ardidas por los mismos estudiantes, la policía tomó acción y reprimió hiriendo de bala a un estudiante.

La cuestión en esos días de mayo de 1969 era que la huelga general se lleve adelante con el consenso o alianza entre Agustín Tosco dirigente germinal de Luz y Fuerza de Córdoba  y representante de la CGT de los Argentinos, con el frente donde se encontraba Elpidio Torres del frente de CGT de Córdoba.

Jorge “El Flaco” Caselles, dirigente de la Unión Obrera de la Construcción de la Republica Argentina (UOCRA) y militante comunista, describía de esta manera la necesidad de una alianza entre estos dos frentes:

“No fue fácil (…) al frente de la CGT de Córdoba estaba Elpidio Torres, que se decía al él mismo “el Vandor cordobés”, y teníamos que concretar la unidad para que realmente fuera un hecho (…) porque si hubieran participado los trabajadores y los estudiantes más combativos, la gente de la izquierda… no hubiera sido el Cordobazo.  Hubiera sido una lucha importante, porque en aquel entonces los sectores de izquierda teníamos poder de convocatoria, pero no hubiera sido un Cordobazo. Fue el Cordobazo porque logramos sumar a todas las fuerzas políticas y sociales de Córdoba en una lucha contra la dictadura. Entonces, este problema de poderlos sentar en una mesa a Elpidio Torres y Agustín Tosco no fue fácil, y en ese aspecto quiero decir que yo fui el nexo que habló con Elpidio Torres, después de estar enfrentado con él, lo mismo que Agustín Tosco, nos sentamos a debatir el problema”. (3)

Elpidio Torres relata el encuentro con Agustín Tosco: “durante varios meses yo había planteado la necesidad de encontrar un camino que nos condujera a la unidad gremial para poder realizar un paro general. Ese era el clamor de las bases sindicales. Evidentemente, esa unidad debía darse entre ambas CGT, la de Azopardo y la de los Argentinos. Habíamos iniciado conversaciones con Tosco desde unos días atrás, concientes de que éramos cabeza de dos importantes gremios de Córdoba y de que nuestra militancia se daba en sectores distintos. El objetivo de esas reuniones era concretar la unidad compartida de tomar medidas ante los hechos que se estaban dando. Elaboramos un plan consensuado, que fue presentado por Tosco en la CGT de los Argentinos (Vélez Sarsfield 137) y por mí ante la CGT Azopardo (en la calle Santa Rosa, frente a la maternidad)" (4). Se llega a acuerdo entre ambos de que el paro activo como quería Tosco sería de 48 horas, el fin del consenso era demostrar la conciencia de la clase obrera cordobesa.

En contrapartida el Gobierno de Ongania toma la decisión de crear un consejo de guerra especial para juzgar “Actividades que atenten contra el orden público” con el Ejército y la Fuerza Aérea, la policía de la provincia, los ministros del Gobierno y los rectores de las Universidades Nacional y Católica, habían sido llamados por la “Comunidad de Inteligencia de Córdoba” para planificar un plan de control.

Mientras que Buenos Aires el ministro Bordo intentaba declarar el estado de sitio para controlar la situación, fue rápida y muy rara la decisión del presidente Ongania que rechazó la medida. Quizás no quería empañar la imagen de paz, tranquilidad y consenso que hasta ese momento había mantenido, negociado con la CGT dirigida por Vandor.

Bajo el lema  “abajo la dictadura” y "se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical" las masas de trabajadores que engrosaban las columnas eran metalúrgicos, obreros del calzado, los Ferroviarios de Alta Córdoba y Talleres, los petroleros, obreros del vidrio, albañiles y los lucifuersistas. Se sumaban las agrupaciones, como el “Integralismo”, el Partido Comunista Revolucionario y el frente estudiantil Nacional, no faltaban otras variantes del peronismo, los radicales, los comunistas ortodoxos, y mucha gente sin partido ni tendencias.

La represión ya se había cobrado la primer victima, el obrero Máximo Menna, con un tiro en la cabeza había caído en una de las tantas columnas. El Cordobazo había conmovido y llevado a la conciencia de todos, que ya no se podía vivir mas bajo el mando de un Estado represor. Hasta los vecinos que se encontraban observando la movilización les arrojaban desde los balcones macetas a los militares y policías.

Agustín Tosco definía así al Cordobazo: “alguna gente nos preguntó por qué no habíamos tomado la Casa de Gobierno. Es sencillo: fue porque no estaba planteado tomarla. La dictadura tenía un peso muy grande y nosotros lo que teníamos planteado era resistir, demostrar la capacidad de lucha, dar un paso importante como ejemplo, para tirar abajo la dictadura. En verdad, el Cordobazo fue el comienzo del fin de la dictadura”. (5)


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(1) LICHT, Silvia. “Agustin Tosco y Susana Funes, Historia de una pasión militante”. Editorial Biblos. Buenos Aires, 2004, Pág. 76.

(2) WALSH, Rodolfo. “Semanario CGT de los argentinos”. Editorial La Pagina S. A., 1997, Pág. 59.

(3) LICHT, Silvia. “Agustín Tosco y Susana Funes, Historia de una pasión militante”. Editorial Biblos, Buenos Aires, 2004, Pág. 79.

(4) LICHT, Silvia. “Agustín Tosco y Susana Funes, Historia de una pasión militante”. Editorial Biblos, Buenos Aires, 2004, Pág. 79 y 80.

(5) entrevista en Los 70, Nº de julio de 1997.

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