Brevísimos de sábado (25-10-08)

Con amigos así

por Miguel Espinaco

El 17 de noviembre de 2005, publicábamos en nuestra revista una entrevista al doctor Eduardo Cóceres, especialista en materia de Seguridad Social y ex titular de la Caja de Jubilaciones de la Provincia de Santa Fe.

Lo entrevistamos porque Cóceres se había convertido en vocero de los bancarios transferidos, tenía unas cuantas causas acumuladas porque muchos transferidos, víctimas del negociado reutemista y abandonados de todo abandono, se dedicaban a buscar en los estrados judiciales una solución a sus salarios que se hundían junto con cualquier expectativa de futuro.

El Dóctor Cóceres, junto con el zanolismo, defendía por ese entonces, la aplicación del artículo 13 de la ley de privatización: “el gobierno no puede estar desconociendo que tiene al cuerpo legislativo en contra – nos decía Cóceres – los diputados y senadores verían con agrado que se les aplique a los transferidos el escalafón bancario tal como lo dice la ley”.

Los reclamos siguieron y consiguieron que se votara una ley en la legislatura que reconocía el convenio perdido, y parecía que todo venía viento en popa pero no: la ley fue enseguida vetada por Obeid y otra vez enseguida, Obeid se iba y entraba Binner.

Algunos pensaron que el cambio traía soluciones: la oposición que había comprendido a los bancarios y que había votado la ley después vetada, era ahora gobierno. Cóceres era alguien cercano a ese nuevo gobierno y eso abría también nuevas expectativas.

Ahora ya pasaron meses y Binner no propone para los bancarios transferidos nada sustancialmente distinto de lo que proponía Obeid. Apenas un resarcimiento en cómodas cuotas que la inflación comerá rápidamente y una promesa de soluciones individuales, de categorizaciones que algunos conseguirán y que otros no, cosa de suerte. La famosa “igualdad de los iguales” aceptada por la fiscal obeidista y declamada por los abogados en cuanta oportunidad tuvieron, vuelve a ir directo a la basura.

Pero las cosas cambiaron, sí, claro que cambiaron. Tanto al doctor Cóceres como al Dóctor Iván Cullen de Rosario, que centralizan la mayoría de los reclamos en la provincia, el acuerdo ahora les parece fantástico, de pronto es lo más que se puede conseguir.

Claro. Cuarenta millones de pesos de resarcimiento destinará el gobierno a un resarcimiento que será para algunos nomás, cuarenta millones de pesos de los cuales unos ocho millones quedarán para los estudios jurídicos que intervienen en la negociación. Un resarcimiento muy extraño, para colmo, yo te indemnizo porque afecté tus derechos, parece decir el gobierno, y enseguida: ahora seguiré afectando tus derechos porque no te reconoceré el sueldo que te correspondería. Te pago porque hice mal, pero lo mismo te sigo haciendo mal.

Es cierto, muchos intervienen para que esta ridiculez pueda ser presentada como “un acuerdo del gobierno con los bancarios”, el Doctor Cóceres es apenas una careta más que cae entre la de tantos diputados y senadores que se niegan a votar, ahora que son oficialistas, lo que votaron siendo opositores.

Pero lo de Cóceres no es poca cosa. Podía poner su prestigio al servicio de decir a cada micrófono que lo escucha esta sencilla verdad: Binner está haciendo lo mismo que Obeid, pero no, él prefiere decirle a cada bancario que lo escucha que hay que resignarse a esto, que no hay otra que agarrar estas migajas.

Con amigos así, quién necesita enemigos.


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