Los consejos de Seguro presentados por Adrián Alvarado Emparedados de salame y queso y una ansiedad de acné y hormonas tenía. Salió temprano, pasó a buscar a un amigo y así se hicieron dos, después fueron tres y a las diez de la mañana eran una multitud que se hizo muchedumbre hormigueando en el parque. La buscó porque sabía que estaba y cuando le dio un beso ella sonrió y escucharon una música que no conocían mientras cuatrocientas crisálidas parían enormes mariposas de colores en sus estómagos que revolotearon con esfuerzo entre las cervezas, las gaseosas el pan y los embutidos, después bailaron, gritaron sus canciones y sus nombres hasta quedar afónicos y a la tardecita tomados de la mano se buscaron la boca y se miraron a los ojos, él dijo sin saber que estaba diciendo, que sería buenísimo que ese día no se terminara nunca y así fue porque en ese momento otros cientos de miles de adolescentes dijeron lo mismo y casi como por caprichoso encanto el día del estudiante no terminó nunca, o mejor dicho terminó, pero al otro día era otra vez de vuelta el día del estudiante y los mismos amores veloces surgieron a la misma velocidad y hubo más sánguches de salame y mortadela y queso y asados arrebatados, más cerveza, más baile y más gritos, hubo más manos transpiradas y lenguas propias en bocas ajenas hasta la noche y al otro día lo mismo y así. El asunto es que todos esos pibes se hicieron viejos viviendo el día de la primavera todos los días. En realidad no vivieron tanto como para llegar a viejos, porque la dieta de cerveza gaseosas y boludeces los mató bastante rápido, pero se querían mucho, eso sí, y se quisieron hasta la muerte todos los días con un amor recién hecho. Nada es para siempre y esta bien que sea así. La eternidad es para los dioses, los dioses no existen, la eternidad tampoco, no hay mas allá, incluso acá, en esta porción de tiempo que nos toca, lo que se repite mucho cansa y hace mal. Libertad a Seguro. Sus padres se murieron en un accidente, ella quedó sola y fue adoptada por un par de tías que parecen haber nacido viejas, creció con ellas y con sus mañas de mujeres que no supieron o no quisieron amaestrar a ningún hombre para transformarlo en marido, eran hermanas y funcionaban como un matrimonio y la verdad es que da impresión verla tan joven compartiendo la mesa del restaurante con dos viejas que están mas cerca de irse que de quedarse, no se entiende si es piedad o tontería, es probable que sea una mezcla de ambas cosas, yo diría que es agradecimiento, yo tengo ganas que sea agradecimiento, ella que podría estar tonteando con pibes de su edad le hace la segunda a dos viejas casi tristes que vieron pasar la vida en la tele y los folletines, a ellas les debe su educación su comida y su ropa, su salud dental y su cerebro, a ellas les debe su futuro de techo propio, la televisión en su cuarto y la intimidad. Sonríe cuando habla con ellas pero de pronto su mirada se pierde o mejor dicho se traslada y busca un punto que no existe, es ese momento tan común en que los ojos buscan algo que no saben que es y atraviesan gente y cosas por igual, ella se traslada, viaja, se escapa buscando sin saber que busca y en ese viaje se encuentra con los ojos de él que había puesto en marcha el mismo mecanismo, empleado, cinco años de antigüedad en una pinturería donde se supo hacer respetar, veinticinco años en su haber y unas ganas enormes de vivir, ella está con sus tías, el está con su novia, una rubia tonta que sueña con ser modelo y se compadece mas de los pobres caballos que de la pobre gente. Dicen los que saben de estas cosas que cuando dos miradas intensas disparadas sin objetivo inmediato se cruzan y se penetran forman un vínculo tan intenso que dura para siempre. Ella tiene unos pantalones de hilo que pasaron de moda hace tres años, el calza jeans de marca y rigurosamente actuales que le regaló su novia. Al otro día se encontraron en la farmacia y fue suficiente. Libertad a Seguro Con un palo le daban para que aprenda y aprendió que el palo duele y que el que da alguna vez recibe y el que recibe a la larga o a la corta siempre termina dando. Cuando se sacó la gorra descubrió el sol y que los árboles tenían flores y olores y viento cálido. Recién salido de la cárcel de Batán después de treinta años adentro se sentía como un animal de zoológico que vuelve al bosque después de haber vivido toda su vida en cautiverio. Afuera no había nadie esperándolo, no tenía a nadie, había matado a un hombre, estaba solo. Cincuenta, entró con veinte y salió con cincuenta, tenía que empezar de cero, era un cero, una hoja en blanco, un disco virgen, un reloj nuevo y tenia miedo y una dirección, un compañero que supo ser mas que eso le dio un papelito, una calle y un número, lo atendió una mujer entrada en años, entrada en carnes y con entradas, no era una mujer, era un señor que lo miró y le dijo Pasá y el pasó, el living era el cuarto y viceversa, ropa, cama sillón, televisor, ventilador de techo, cartón sobre la mesa con dos porciones de pizza con las puntas para arriba como un par de cadáveres con rigor mortis. Le dio un paquete con la dirección escrita en la parte de arriba, Llevalo y volvé a las doce y media, y le dio plata, pensó en preguntar que era pero no. Hizo el mandado y volvió a la hora que le habían dicho, el tipo, o lo que sea que haya sido, le dio una llave y un papel, Dormí ahí, volvé mañana a las nueve, bienvenido, Gracias dijo él y fue lo primero que dijo. 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