Crónicas Curturales

Ahora que las cosas parecen estar calmándose en el campo hacia allí nos trasladamos para husmear en la historia de las historietas gauchócratas.

Sepa qué es la historieta

12 _ Historieta gaucha

por Maytland Goyeneche

Oligarquía agro-exportadora (no estábamos hablando de historietas?)

Como todos sabemos (bueno, se supone que sabemos, sino, hagamos como que sí), hacia fines del siglo XIX en Argentina queda consolidado el modelo político-económico impuesto por la oligarquía agro-exportadora porteña en detrimento de las provincias del Interior. Este modelo requería de un sistema educativo acorde a sus necesidades y de un andamiaje que expresara determinados valores funcionales a las necesidades de los grupos dominantes. El resultado fue una Historia Argentina lineal, de héroes impolutos y réprobos donde todo se explicaba en razón de batallas y actos heroicos. La escuela fue la primera encargada de llevar adelante semejante proyecto. Y una publicación que naciera en 1919 sería pionera en esto de ser bocera de la historia oficial: Billiken, pero ya hablaremos de ella mas en extenso. Pero de ahí que se suele hablar de la "historia Billiken" cuando se hace referencia a la versión oficial de la historia. Todavía hoy hay gente que te mira feo (y ojo, no se trata de solo viejos carcamanes muy nacionalistas) cuando deslizamos que Sarmiento tenía olor a patas.

Nobleza gaucha

No ajenos a este contexto histórico los productos de la industria cultural argentina se relacionan, en forma directa o indirecta, con el gaucho y su repertorio temático, lingüístico y ambiental. en el diario La Patria Argentina entre 1879 y 1880 se publicó la novela folletinesca de Juan Moreira, especie de iniciación en la literatura nacional anque del teatro, desde la célebre pantomima circense interpretada por Pepe Podestá en 1884.

El cine también se anota ya hacia 1913 con la adaptación de Juan Moreira dirigida por Mario Gallo. Anótese que el gaucho personaje también apareció en la pantalla grande en 1936, 1948 y en 1973 de la mano del cantautor melódico Leonardo Fabio. Asimismo son copiosas las composiciones que abordan la temática gauchesca en los primitivos discos de comienzos de siglo por Alfredo Gobbi y Ángel Villoldo, y es para destacar la iniciación del radioteatro argentino en la temática.

Ahora bien, en el campo de la historieta se puede decir que la entrada del gaucho no fue, por lo menos, iniciática. Como un primer antecedente tenemos en 1914 en la revista Mundo Argentino una tira llamada, evidentemente una adaptación idiomática, Sinforiano Charabón, sus aventuras gauchescas. Todo en la tira delataba su norteamericano origen, pero el título parecía bastar para significar la apropiación gauchesca.

Así y todo uno de los primeros personajes históricos en aparecer por la historieta fue Facundo Quiroga (el protagonista de la contienda que enfrentó a Unitarios y Federales durante el siglo XIX y que podría ser bueno o malo según el cristal del que lo mire), en la revista El Tony de la mano del dibujante Raúl Roux en Pasajes de la Historia Argentina en 1928. Un año después el diario Crítica publica El Tigre de los Llanos (uno de los alias de Quiroga) con dibujos de Raul Ramauge, quién luego haría en el mismo diario Vida de Manuelita Rosas, la influyente hija de otro caudillo Federal: Juan Manuel de Rosas. Como para compensar, en 1939 el dibujante uruguayo Emilio Cortinas realiza El unitario, tira que se publicó en el diario Noticias Gráficas. Aunque específicamente hablando de gauchos, se considera que el auténtico iniciador de las tiras campestres y gauchescas fue Enrique Rápela, con su Cirilo, el Audaz, dibujado en 1939 para La Razón.

Rápela que conoce vivencialmente la vida rural y las costumbres del gaucho, daría vida luego dos obras en las que muestra una maduración de sus recursos artísticos: El Huinca (1957) y Fabián Leyes, que apareció durante varios años en el diario La Prensa.

Un indio poco gaucho

En noviembre de 1936 aparece Patoruzú con su propia revista, pero si bien el personaje y casi todas sus historias se desarrollan en el campo, poco y nada tiene la historieta de temática gauchesca y lo nombramos aquí solo por algunas afinidades estilísticas, ya saben: gauchos, indios, Patagonia, campos, milicos… y por su niñez que engendraría años mas tarde a…

…Patoruzito

En 1947 la revista Patoruzito marcó una renovación de la historieta argentina durante los años '40. Editada por Dante Quinterno en las páginas centrales aparecía a color Patoruzito, la versión infantil de Patoruzú, con Mirco Repetto en guión y Tulio Lovato en dibujo (estas historias serían recopiladas en la revista Correrías de Patoruzito). Es de destacar un caso de doble personalidad de lo más interesante, ya que el indio de niño se muestra perspicaz, dotado de un indiscutible ingenio criollo mucho más avispado que de adulto, que es un salame al que todos engañan, sobre todo su sobrino al que de niño no le dejaba pasar ni una.

Pero además la revista era una mezcla de aventuras "serias" y de historietas cómicas o costumbristas dibujadas en su mayoría por artistas argentinos. Tememos por ejemplo a El Gnomo Pimentón de Blotta (que es el padre del otro Blotta, el de Satiricón), Langostino de Ferro, Tucho, de canillita a campeón de Carlos Freixas, Mangucho y Meneca de Roberto Battaglia, donde se sucedían aventuras absurdas y delirantes entre alusiones a los sucesos políticos del país y a estereotipos populares, todo en clave costumbrista cuidadosamente exagerada. Vaya una mención de honor para esta historieta que fue realmente una de las grandes cosas que nos dio la historieta nacional.

En cuanto al material "serio" Rinkel el Ballenero de Tulio Lovato, el detective porteño Vito Nervio de Repetto y Cortinas primero y Wadel y Breccia después, las aventuras inspiradas en leyendas hindúes A la conquista de Jastinapur (de Cortinas y Wadel), la reimpresión de Hernán el Corsario (de José L. Salinas), ¡Ira Implacable! de Raúl Roux, Conjuración en Venecia de Castillo y Wadel, Ella de José L. Salinas, etc. Sumado el material extranjero, Flash Gordon y Rip Kirby de Alex Raymond, Connie de Frank Godwin, Etta Kett, tira costumbrista norteamericana de Paul Robinson, Little lodine (Paquita Traviesa) de Jimmy Hatlo, Captain Marvel Junior de Bruce Gentry, Rogelio, el Conquistador (Buck Rogers), Hugo y su Autómata, El Trío Rayo, Ray Fulton, Wings Wendall, Virus, y etc.

Y en lo que a gauchos respecta, Raúl Roux, realiza Lanza Seca en 1945, continuada luego con Fierro a Fierro (de la cual tomó su título la revista de 1984), donde inició la difusión de un abundante material correspondiente en su gran mayoría al periodo de la lucha contra el indio, utilizando diversos libros escritos por protagonistas de las campañas militares o las memorias de civiles que habían vivido la experiencia. Roux continuaría con la temática en Cuentos de Fogón, Campo afuera y Pampa india que fueron publicadas en la revista de interés general Mundo Argentino.

Sigamos con los gauchos

Primero en La Razón (en 1951) luego en Puño Fuerte y mas luego El Tony y Fantasía, en los que apareció a cargo de diferentes guionistas y dibujantes, casi hasta el cierre de Editorial Columba en 2001, Carlos Casalla y Julio Alvarez Cao cultivaron la gauchesca con un Cabo Savino que llegó a convertirse en un verdadero modelo del héroe marginado, siempre en equilibrio entre lo tolerado por indios y blancos. Savino era un "milico" (por miliciano) de un regimiento encargado de proteger a las poblaciones de los ataques indios. Un episodio de principios de los años sesenta lo muestra muy joven participando como soldado raso en la Guerra del Paraguay.

Walter Ciocca realiza un folletinesco Lindor Covas en La Razón y junto con el guionista Julio Portas Fuerte Argentino, serial que apareció en Misterix en el que se abordaba, dicen, sin prejuicios étnicos ni maniqueísmos, una visión desmitificada del indio y del mundo de fortines durante la segunda mitad de los años '50.

Gestas históricas fue una revista de pequeño formato que apareció en 1956. Con tres historias por edición llegó a tratar con el caudillo Federal Pancho Ramírez, el Tambor de Tacuarí y El negro Falucho. No hay muchas referencias sobre esta particular, pero con animarse a poner en el subtítulo en portada "Historia en historietas" basta para referenciarla.

En la ya clásica revista Hora Cero de Héctor G. Oesterheld, el mismo se encargaría de guionizar Santos Bravo, Patria Vieja y Nahuel Barros allá por 1957 con vigorosos dibujos de nuestro Juan Arancio y Carlos Roume.

Juan Arancio, siempre cultivando el género gauchesco, cuando no temas históricos de similar catadura, también publicó en Intervalo, El Tony, D'Artagnan, Anteojito y Clarín, donde aparecieron El Chumbiao y El Capitán Ontiveros entre 1967 y 1973. El Chumbiao fue un personaje real recreado por el historiador Fermín Chavez cuya historia transcurre por 1872 en uno de los últimos intentos de resistencia del Interior contra el modelo político y económico que desde Buenos Aires se había impuesto al país. También aportó lápices y tintas para Pehuén Curá que iba sobre las aventuras de un "baqueano" a las órdenes directas de Juan Manuel de Rosas. Magnífica historieta escrita por Julio Alvarez Cao se publicó en la revista D'Artagnan desde finales de los años sesenta. En 1983 tuvo una segunda versión escrita por Jorge Morhain con dibujos de Castro y Ascanio sucesivamente (de una envergadura estética notablemente inferior), pero el escenario de sus aventuras cambió radicalmente. El pehuén es una araucaria o pino que crece en el sur de la Argentina y curá es una voz mapuche que significa piedra, por lo que "pino de piedra" alude al nombre del personaje real que inspiró la historieta, Ascencio del Pino.

Fabián Leyes y El Huinca

Fueron dos títulos de Cielosur Editora sobre sendos personajes de Enrique Rapela que aparecieron en el diario La Prensa y en la revista Patoruzito. Las revistas se complementaban con reediciones de Lanza Seca y Cuentos del Fogón de Roux, historietas históricas y la sección Conozcamos lo nuestro, también de Rapela, y no faltaba el toque de humor con El gaucho Fatiga, de Horacio A. Horiansky (Crike), de la época de esplendor de Frontera Extra. Ambos títulos se publicaron a partir de 1967 y estuvieron vigentes varios años. Aún hoy es posible encontrarse con algún ejemplar en casas de canje de revistas usadas.

Epopeyas montoneras

"Por primera vez nuestras más grandes Epopeyas Históricas son trasladas a la Historieta. ¡Oncativo, La Tablada, Ituzaingó, La Conquista del Desierto, Curupaití, Las Invasiones Inglesas, Maipú, La Guerra del Paraguay...y cien "Epopeyas" más narradas con la magistral pluma de H. G. Oesterheld!". Tal era la promoción publicitaria del número 2 de Epopeyas Argentinas, editada en 1971. De este emprendimiento de Oesterheld solo llegaron a publicarse los números dedicados a la Batalla de Chacabuco y Güemes, el guerrillero, este ultimo ilustrado por J.M. Gatti, Juan A. Castro y Desimone. Evidentemente no se trató de una ingenuidad que este número de Epopeyas Argentinas se dedicara al famoso prócer de la guerra de guerrillas que desarrolló en el norte argentino, más ahora que se conoce con más detalles la activa militancia en el grupo guerrillero Montoneros del gran guionista de la historieta argentina.

Historia argentina en acción

En los años setenta Enrique Breccia realiza con una solvencia técnica nunca abordada por el género una serie sobre La Guerra del Desierto, que se publicó primero en Italia como La Guerra della Pampa como libro y recién entre 1980 y 1981 aparecieron algunos episodios en la revista Superhumor.

Osvaldo Walter Viola, más conocido como Oswal, basado en las revueltas indígenas producidas hacia 1840 en la zona del noroeste argentino de los Valles Calchaquíes realiza Camino a Esteco y Los Quilmes. Estas historietas fueron publicadas en las revistas argentinas Bang y Trix y por la española Cimoc en un número especial de 1985 dedicado a temas históricos.

En 1986 la sobreviviente revista Billiken editó en fascículos Historia Argentina en acción, ilustrada directamente a color por Alberto Salinas (el hijo de José Luis).

En 1993 la revista Puertitas publica El gaucho, que trata sobre las invasiones inglesas y si bien no es una historieta argentina ya que es obra de dos italianos, Hugo Pratt y Milo Manara a Pratt lo tenemos adoptado y si escribió sobre nosotros, evidentemente lo hizo desde su argentinidad obtenida en los años de oro de la historieta argentina, época que ya vamos a ver más adelante.

Pucará

"Pucará" en lengua quechua denomina a las fortalezas construidas por diversas culturas indígenas del noroeste argentino, así como es también el nombre del avión argentino famoso por su participación en la Guerra de Malvinas. El término fue elegida por un grupo de escritores y dibujantes de la Provincia de Tucumán para bautizar su revista. Apareció en 1985 y publicaron dibujantes consagrados como Roume o Enrique Breccia junto a otros más noveles, algunos de Tucumán y también el cordobés Carlos Gómez, de gran éxito en la actualidad en Italia por su versión de Dago. Pucará se vendía como "la primera revista de historietas gestada y parida en el interior del país". Subtitulada La aventura latinoamericana, se propuso reivindicar la historieta nacional, siendo esta no sólo la producida por historietistas locales, sino también con temas y locaciones nacionales y de América latina. Pretendiendo de esta manera diferenciarse de otras revistas, como Skorpio, las de Columba o incluso la Fierro.

Tuvo dos etapas, ambas dirigidas por el guionista Arturo Arroyo. La primera de sólo tres números en 1985 y la segunda que llegó al número ocho en 1990.

Mal pero acostumbráu

Y no es que nos olvidamos, pero para despedirnos queríamos recordar al gaucho más carismático de nuestras pampas, que nació a fines de 1972, en la revista Hortensia, de Córdoba.

Originalmente se trataba de una parodia sobre el Martín Fierro que se fue extendiendo a la parodia del género, en sus giros lingüísticos y estereotipos. La historieta fue adquiriendo autonomía y llegó a publicarse en Mengano y Siete Días para instalarse finalmente en las páginas de Clarín hasta la muerte de su creador.

Inodoro Pereyra se iría convirtiendo de errante gaucho aventurero, de robarse a la Eulogia de una toldería, de huir de la justicia a ser el anfitrión de variados personajes (que van de Borges a David Carradaine como kung fu) con sucesión de gags y continuidad de folletín hasta afiancarse en su mas burguesa tapera donde su autor dispararía chistes a razón de uno cada dos viñetas (todos buenos, todos ingeniosos) sin llegar jamás a cansar al lector.

Terminemos, entonces, con este sentido homenaje a Roberto Fontanarrosa, que tal vez no tuvo mas que un acercamiento casual con el género (el mismo sostenía que al campo no lo sintetizaba con esa línea recta de horizonte, sino que lo eludía) pero de todas maneras supo crear y sostener al gaucho mas ilustre de la historieta nacional.

Buenas noches.


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