Brevísimos de sábado (07-06-08) Sacrificios por Miguel Espinaco Norma se levanta temprano como siempre y prepara a su nieto para que vaya a la escuela. Su hija, a esa hora ya estaría trabajando, como siempre. Acomoda y limpia un poco la casa antes de irse; un poco nomás como para no encontrar todo desordenado cuando vuelva al mediodía, no tanto como acomodaría y limpiaría después las casas de los otros, las casas esas en las que trabaja para ayudar a su marido y a la nena que trabajan tanto. La desazón como una cosquilla, y entonces y por eso vuelve a pensarlo como siempre: le parece que en su vida no sucede absolutamente nada, que es como un teleteatro de esos aburridos que parece que siempre es lo mismo. La radio, mientras tanto, habla de las cosas que afuera sí, que afuera pasan a montones. Después al mediodía cocinar, como siempre, y esperar durante toda una siesta sin descanso a su hija para poder desentenderse del nieto que corre y que pide y que reclama, para poder ver un poco la tele y planchar y coser un poco para afuera para juntar pesito tras pesito a ver si la plata alguna vez alcanza, todo antes de que él llegue y haya que cebarle unos mates dulces porque viene tan cansado del trabajo y le hace falta. Más tarde el noticiero entre el ruido de los platos, la realidad de afuera contrastando esa vida, su vida que parece un teleteatro mal actuado, una ficción. Ahí en la televisión transcurre la tensión de la situación y de los cortes en las rutas, sucede el enojo, desfila esa gente del campo, pasan las cosas que pasan. Podrían hacer algo para terminar este problema, dice él sin despegar los ojos de la tele. Norma le contesta mientras se sirve en su plato: esa pobre gente, dice, tanto sacrificio. Opiná sobre este tema |
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