Los consejos de Seguro

presentados por Adrián Alvarado

El dibujante que le mandó Magorno era ciego, Pablo se dio cuenta en seguida porque apenas entró se llevó puesto el escritorio, puteó a dios y a su madre, después pidió disculpas y se presentó diciendo, Soy el agente Miguens, me mandaron a hacer un retrato hablado, Un identikit, dijo Pablo, Ese termino ya no se usa más, ahora se llama retrato hablado o rh, dijo el invidente, Perdone que le pregunte pero me intriga mucho saber como hace usted para dibujar si no ve lo que dibuja, ahí el dibujante levantó temperatura, Beethoven no necesitaba oír para componer sinfonías, Borges no necesitaba ver para seguir escribiendo, y ahora que me hizo acordar de Borges no puedo dejar de mencionar a Sabato y su informe sobre ciegos, ese pelado se merece quedarse sin la vista para que aprenda a no decir boludeces. Yo soy escritor, dijo Pablo, ¿Y escribe muchas boludeces?, Me gustaría haber escrito las boludeces que según usted escribió Sabato, ¿Cual es su gracia?, Pablo González, No lo conozco, Escribo con seudónimo, Tampoco lo conozco, Tengo varios seudónimos, el mas conocido es Abelardo rojas, No lo conozco y no me importa, dijo el ciego mala onda, Tengo ordenes precisas de hacer el rh lo más pronto posible, empiece por el pelo y la forma de la cabeza, No tenia pelo y era dolicocéfalo, ¿Que quiere decir con dolicocéfalo?, Que tenia la cabeza ovalada, era como un huevo alargado con la parte mas ancha para arriba, Ahá, siga, Orejas pegadas al cráneo, chicas, cejas pobladas, barba candado, ojos un poco oblicuos y separados, boca grande, Espere un poco que todavía voy por los ojos, ¿separados dijo?, Si, separados y oblicuos, Ya está vamos a la nariz, Aguileña era, mas bien como el pico de un cóndor, ¿Y como seria una nariz como el pico de un cóndor?, No se, usted es el dibujante, Nunca vi un cóndor, me quede ciego antes de ver uno, Entonces vamos con otro pájaro, digamos que tenia la nariz como la de un cormorán, Usted lo está haciendo a propósito, esta inventando, El ciego era mas perspicaz de lo que Pablo había supuesto, se levantó para mirar lo que había dibujado y vio que el retrato no se parecía en nada a un retrato, uno de los ojos estaba afuera de la cabeza, las orejas estaban adentro y a diferente altura, Que está haciendo, dijo el invidente, Nada estoy viendo nomás, ¿Y? ¿se parece o no?, Si, se parece bastante, dijo Pablo, Estábamos en la nariz, era aguileña me dijo, Si pero mas larga y carnosa con tendencia a nariz de batata, Definitivamente usted parece estar inventando, ¿no puede ser mas preciso?, Soy escritor mis recuerdos de la imagen se mezclan con las sensaciones del entorno, A ver, fíjese si era así mas o menos, el ciego le muestra el dibujo de la nariz que había dibujado sobre el ojo derecho que se parecía mas a una berenjena, Está bien, dijo Pablo, Pero le faltan los pelos, ¿Que pelos?, si me dijo que era pelado, Los pelos de la nariz, tenia muchos y le salían para afuera, se le mezclaban con el bigote, ¿Tenia bigote?, Si, barba candado le dije, Listo ya está , ¿y? ¿que onda?, Está igualito, Bueno, me voy, cuando se levantó casi tira el escritorio, tanteando, a las puteadas, el ciego no podía encontrar la puerta y terminó metiéndose en un armario. Pablo lo llevó hasta la puerta aguantando la risa.


Después de la visita del dibujante ciego, pablo quedo inmerso en sus meandrosos pensamientos. Había dado una descripción falsa de aquel sujeto y ahora vendrían con nuevas exigencias. El desenlace parecía inminente y sus fuerzas para evitarlo estaban menguando.

Mi reino por un mate, dijo pablo para sí. La frase carecía de sentido, pablo no tenia un reino ni mucho menos, y si lo tuviera podría pagar la fianza con el, pero de verdad tenia ganas de tomar mate, entonces se acordó de aquel personaje que usó para escribir una de sus historias y dijo para adentro, Que bueno, mates de marihuana.

Aquel caso terminó en boca de todo el mundo porque sentó precedentes y empezó a discutirse en serio la posibilidad de despenalizar la tenencia.

Todo arrancó con uno de esos vecinos que nadie quiere tener, una especie de Flanders pero con mala leche que curioseando en el patio del otro descubrió unas plantas que reconoció como marihuana por haberlas visto en una película, de inmediato el ciudadano conciente de sus deberes de vigilante cívico llamó a las autoridades para hacer la denuncia, entonces, le caen al tipo con varios patrulleros y una orden del juez y descubren que aquel hombre entrado en años, pelo largo atrás y poco adelante, tenía en el patio de atrás 14 plantas de marihuana con las que hacia diferentes platos, dulces y salados, mate y picadura para fumar en pipa. El operativo, recuerda Pablo, fue muy bizarro, y muy mediático. Las cosas que la policía había secuestrado fueron exhibidas en la mesa del comedor, la muestra consistía en unas empanadas de primoroso repulgue, dos tartas, algunos canelones, un bizcochuelo verde, dos pipas como las de popeye y un conmovedor tarro de vidrio por la mitad que decía "hierba" con el mate al lado, no había armas, no había dinero, ni siquiera papal para armar, y la imagen del imputado estaba lejos de ser la de un narcotraficante, era obvio que ese hombre no podía hacerle daño a nadie y cuando habló no quedaron dudas, aquel tipo se mandó un alegato lúcido y memorable que abrió las puertas de un debate general que en una semana llegó a diputados, quienes terminaron rubricando una ley digna de un país serio, pero como en estos pagos nada bueno dura demasiado esta ley termino siendo derogada dos meses después. El personaje del alegato esclarecedor terminó siendo tentado por un partido político y cuando se descubrió que alguna vez supo tener relaciones sexuales con la hermana cayo en el peor del los descréditos.

Cuando el hambre lo bajó a tierra pablo quedó atónito viendo como un mozo con moño y chaleco entraba a la oficina con una mesita rodante llena de manjares.

Continúa en la próxima revista.


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Es como cuando algo frágil se cae y se rompe, revienta contra el piso y los pedazos se esparcen desesperadamente, después hay que limpiar, buscar una a una las esquirlas que se esconden bajo los muebles, como si hubieran hecho algo malo o como si no quisieran perder la unicidad lograda. Lo que se rompió ya no es, y lo que queda es basura y ausencia.

Delfina Contreras

Quiero suponer que ese pájaro no me está mirando. Que no me está viendo y que piensa mientras me ve que soy una criatura que no puede volar sin artilugios mecánicos condenada a usar el cerebro y los pies enzapatados de por vida, quiero creer que no piensa que puedo matarlo, arrancarle las plumas o ponerlo en una jaula, que no se compadece de mi suerte, quiero tener la certeza que no está viendo mis ojos tristes y que no sabe que estoy sola merendando sombras en el patio.

Delfina Contreras

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