Breves de sábado (19/05/07)

Ruidos de fondo

por Miguel Espinaco

Cosas que suenan repetidas en el mundo del capital, en la Argentina del capital. Algo así como un dejá vu que no deja de sorprender, algo así como una película que ya viste varias veces.

En los albores de los 90 fue Menem y el crecimiento económico y el pasaje de ida al primer mundo y entonces todos eran menemistas. ¿Qué no? Hace unos días se cumplieron doce años de la reelección en la que el tipo sacó el 52%: el voto cuota lo llamaban.

En el trasfondo, el negocio se llamaba privatizaciones. Las valijas iban y venían para que las decisiones políticas fluyeran sin ruido y para que la plata se la llevaran los amigos. Después hubo un tiempo en que a estas coimas probadas o sospechadas que ya no podían ignorarse, se las llamó desprolijidades, recurso elegante si los hay. Y después llegó el momento de condenar sin pelos en la lengua al "neoliberalismo de los 90" y entonces borrón y cuenta nueva.

No, mejor hay que formularlo como pregunta: ¿realmente borrón y cuenta nueva?

Porque después vino esa sobrevida del menemismo encarnada por el ya olvidado delaruismo y después vino el 2001 y entonces a barajar y dar de nuevo. Pero parece que las cartas estaban marcadas y nos tocó de nuevo la misma mano.

Mientras sucedían las privatizaciones, hacé memoria, y había cierto aire económico para un importante sector social que viajaba a Miami, los negocios eran denuncias que transcurrían en los diarios, ruidos de fondo que no le movían el amperímetro electoral al menemismo. ¿Ahora estará pasando lo mismo con el escándalo de Skanka?

Hoy no está de moda privatizar, claro, hoy está de moda la obra pública montada sobre el superávit fiscal que provee el alto valor de las exportaciones. El escenario es otra vez el crecimiento económico que hace que un sector de la población vea mejoras en su nivel de vida igual que con Menem y que otro sector sueñe con que algo de todo eso le lloverá, solo que la plata para esa mejora no sale ahora de la venta de las joyas de la abuela - para usar esa recordada frase de Cavallo - sino de la desertificación del territorio por el monocultivo de la soja, principalmente, y en general por la orientación de la economía del país a la venta de productos primarios.

Pero atrás, en el fondo, en el ruido que hacen las noticias, aparece de nuevo la corrupción. De nuevo los funcionarios que son despedidos para "descomprimir la situación" como dice el mismo Fulvio Madaro, uno de los desplazados, el que era titular de Enargas. Otra vez el funcionario ido, diciendo que tiene " todos los elementos para aclarar todo" y que se va a poner "a disposición de la justicia" y que brindará "las explicaciones". Otra vez desde el gobierno jurando que es "una corrupción entre privados", que ellos no tienen nada que ver, pero no olvidando la frase matadora: "si eventualmente rozara a un funcionario", no le "temblaría la mano".

Vos dirás, bueno, a estos dos los separaron del cargo, pero ¿no es lo mismo que hizo Menem con Emir Yoma durante el Swiftgate en el 91 para "descomprimir la situación"? ¿no es lo mismo que hizo con Erman González en el 99?

El caso Skanka, aunque transcurra detrás del primer plano que ocupan el crecimiento del PBI y las emisiones de Gran Hermano, es un tembladeral. A lo mejor se hable de esto recién cuando pasen los años de oro, o mejor dicho, cuando pasen los años de soja.

Pero está sucediendo. Y leer las desgrabaciones que forman parte de la causa impresiona un poco, por lo que se dice y por el descaro con que se lo dice. Fijate. Hablan Javier y Claudio. Claudio es Claudio Corizzo, auditor interno de la multinacional sueca Skanska; Javier es Javier Azcárate, el ex gerente comercial.

"Es un negocio de cien millones de dólares, de cien millones de dólares de parte nuestra, más lo de ellos. Yo no sé, doscientos palos verdes. ¿Y vos le vas a tirar el negocio abajo, al tipo que hizo todo el tromping y al muchacho, al pingüino de acá dos cuadras?" le dice Javier al auditor.

"Claro, no... Te tiran en un zanjón, estos. Así nomás te lo digo..." le contesta preocupado Claudio.

Ellos hablaban en Diagonal Sur al 500 y eso está a dos cuadras de un montón de pingüinos, así que el dato queda librado a tu imaginación. Después, con más claridad, hablan de Ulloa, uno de los despedidos, y hablan de ese paradigma de la burguesía nacional, Techint, y hablan de Energás. Y aunque no lo nombran a Madaro, resulta que fue él el que le escribió a TGN una cartita para que contratara a Skanska, BTU y Contreras Hermanos con el fin de concretar las obras de ampliación del gasoducto.

¿Y todo esto puede pasar sin que lo sepan De Vido y Kirchner y los Fernández?

Es una pregunta. Alguna vez, a lo mejor, tendremos la respuesta.


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