Represión a la mexicana

por Javier González

Son muchos los que hablan del mundo globalizado de hoy. Muchos dicen, además, que en ese mundo globalizado, el capitalismo avanzado no puede solucionar dos problemas fundamentales: la pobreza creciente de las ciudades y la inmigración desde las zonas más pobres hacia las más ricas y promisorias.

En 1991 el Banco Mundial no precisó de Horangel ni de Nostradamus para vaticinar que "la pobreza urbana se convertirá en el problema político más explosivo del próximo siglo" ("La globalización color de rosa y el morocho subrepticio", Ricardo Cámara, en "Trabajo e identidad ante la invasión globalizadota", Ediciones cinco/La marea, Buenos Aires 2000).

Pero ante esa preocupación, el Banco Mundial y las distintas burguesías no han hecho sino seguir tirando de la soga, apretando y ahorcando a los que menos tienen, a los que más padecen.

Mientras los medios de comunicación electrónicos lo invaden todo y el mundial de fútbol es el tema predominante, los conflictos reales desaparecen, omitidos por los dueños de la comunicación de masas.

Pero los conflictos existen por más que la maquinaria del engaño pretenda que lo que no sale en televisión no existe y por más que intenten una y otra vez hacernos pasar aquello de que las víctimas son en realidad los victimarios.

Con pretendida objetividad invierten las cosas de tal manera que los excluidos, los ninguneados pasan a ser los crueles victimarios que se ensañan con todo lo bueno que los políticos profesionales, los buenos burgueses y sus fuerzas represivas construyen día a día.

Insensatez, irracionalidad, dicen las indignadas voces de políticos y periodistas del sistema.

Así explica el sistema los conflictos sociales por la insensatez y la irracionalidad de los que ya no tienen nada que perder.

Mañanitas mexicanas

A principios de mayo de este año las fuerzas represivas de Fox y del municipio de San Salvador Atenco arremetieron violentamente contra la población, violando mujeres, golpeando a diestra y siniestra, causando muerte. La explicación: la irracionalidad de ocho floristas, vendedores ambulantes, que se negaron a ser reubicados en el mercado.

Cuesta comprender de qué forma ocho floristas pueden originar un conflicto que alcanzó dimensión internacional, incluyendo la deportación de estudiantes y denuncias por torturas y violaciones a los derechos humanos. Sin embargo esa fue la explicación que las autoridades mexicanas y los principales medios de comunicación dieron en aquellos primeros días del mes de mayo.

Crónicas marcianas, perdón mexicanas..

Muy temprano comenzaron los problemas, porque recién eran las siete de la mañana cuando la policía municipal enfrentó violentamente a lo comerciantes ambulantes, integrantes además del Frente de Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra, intentando desalojarlos del mercado Belisario Dominguez Rápidamente los medios mexicanos dan cuenta de los incidentes: 12 agentes de Seguridad Pública resultaron heridos, tres de ellos con armas blancas y otro se encuentra en grave estado.

Pero esto no termina allí, "irracionalmente" los pobladores de San Salvador Atenco se atrincheran, realizan cortes de carreteras y se defienden como pueden. Los medios señalan otra vez la insensatez: "los uniformados son recibidos con una andanada de piedras, botellas y cohetones".

Luego de varias batallas campales y de muchos lesionados se produce lo esperado, la muerte. Dicen los medios: "un niño menor de 10 años muere víctima de un petardo".

"Si no liberan a los policías retenidos no negociaremos ", dice el Secretario General de Gobierno del Estado de México, Humberto Benítez Treviño, mientras prepara el ataque final que recupere "la paz social" y el "estado de derecho".

La paz social llega finalmente, represión, tortura y muerte mediante. El resultado: centenares de detenidos, causas inventadas, deportaciones, violaciones a mujeres y jóvenes.

"La Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos considera que el presidente Vicente Fox, como comandante supremo de las Fuerzas Armadas; el Secretario de Gobernación, Carlos Abascal , y los integrantes del gabinete de seguridad nacional tienen una alta responsabilidad en lo acontecido en San Salvador Atenco y ahora en la muerte del universitario Alexis Benhumea. Las violaciones a los derechos humanos acontecidas en ese poblado representan delitos de lesa humanidad, por lo que el Estado debe perseguirlos de oficio, lo que hasta la fecha no ha hecho".

Adrián Ramírez presidente de esta ONG explicó además que las acciones gubernamentales estaban "dirigidas" y que las televisoras "pagaron" la aprobación de la "ley televisa" al sólo transmitir cuando algunas personas golpeaban a los policías municipales.

A más de un mes de lo ocurrido, el diario La Jornada reseña: "el saldo ha sido el siguiente: un joven ejecutado por la policía mexiquense y otro con daño cerebral irreversible por un proyectil disparado por las fuerzas policíacas, más de 200 detenidos con lujo de violencia, decenas de mujeres atacadas sexualmente, y en muchos casos violadas por las fuerzas del orden, una cascada de procesos judiciales irregulares y la persistencia de una treintena de presos en los penales de santiaguito y la Palma, así como muchas órdenes de aprehensión, en ningún caso con verdadero apego a derecho (en todo caso, esto no ha sido acreditado por los jueces). Cinco extranjeros fueron ultrajados sexualmente por la policía del estado de México, vejados por los agentes del Instituto Nacional de Migración y expulsados con desproporcionada insolencia".

Violencia contra las mujeres

Valentina Palma, estudiante chilena de cinematografía deportada por su presunta participación en los incidentes de San Salvador Atenco, relata su calvario: "…estábamos esperando cuando llegó la policía. Dos me tomaron de los brazos, mientras otros dos me golpeaban. A las mujeres nos daban toletazos en pechos y nalgas. Nos llevaron a un costado de la iglesia, donde ya había muchos detenidos , y nos obligaron a arrodillarnos; nos seguían golpeando. Cuando sonó en mi mochila mi celular, un policía ordenó que me registraran. Me robaron todo: documentos, mi material, la cámara. Luego nos subieron a una camioneta. No pude ver de qué color era, pero era grande. Me arrojaron sobre unos cuerpos ensangrentados. Uno de los uniformados me ordenó que pusiera la cara contra el piso, pero había un charco de sangre. Me resistí, aplastó mi cabeza con su bota. Ahí empezó el abuso sexual. Me insultaron, me manosearon todo lo que quisieron. Yo era la única mujer. Fue una violación aunque no hubo penetración. Nos ordenaban permanecer inmóviles. Al bajar de los camiones nos taparon la cabeza y nos hicieron pasar entre dos hileras de policías que nos pateaban. Nos separaron a hombres de mujeres. Ahí ví a una policía y me dije gracias, al fin. Pero ella apenas me vio dijo: "déjenme a esta perra" y me empezó a golpear con las manos en los oídos. Cuando me ingresaron fue cuando vi a las chavas con los pantalones y la ropa interior rotos, llorando mucho. Éramos 25 o 30 mujeres, muchas en shock. Conozco esa reacción, la crisis después de un episodio de violación. Al menos dos sufrieron violación con penetración, aunque nadie pronunciaba esa palabra. Una contó que el hombre que la agredía le ordenó decirle jinete y se burlaba. Las custodias nos preguntaban si habíamos sido violadas, como si supieran".

La tortura y el sistema en Chiapas

Las violaciones y la tortura sistemática, la represión en México no son cosa reciente.

Un balance sobre el 2005 en Chiapas realizado por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, denunció que "de enero a diciembre de 2005 se reportaron en Chiapas casos de tortura y detenciones arbitrarias, las cuales fueron muy recurrentes, además de operativos contra defensores de derechos humanos y se hicieron reformas legales que atentan contra las garantías fundamentales, así como que continúan la ocupación militar y la falta de atención a los afectados por el huracán Stan".

"Del total de víctimas de 2005, cinco sufrieron tortura, 57 uso excesivo de la fuerza pública y una murió bajo custodia".

Casi como una recurrencia en América Latina, el accionar de las fuerzas represivas es descripto de la siguiente manera : "los agentes que aprehenden a la víctima regularmente actúan en grupos de cuatro a siete; agreden verbalmente, portan armas y realizan acciones de intimidación; no se identifican y realizan las detenciones vestidos de civil; regularmente se utilizan dos vehículos con matrícula; existe uso excesivo de la fuerza pública y se obliga a firmar declaraciones en blanco, entre otros".

El blanco de estas violaciones a los derechos humanos son fundamentalmente los indígenas mexicanos, especialmente las mujeres.

El informe concluye diciendo que "la tortura es un método de investigación que se aplica contra los ciudadanos, que los órganos encargados de administrar justicia protegen a los responsables de las violaciones a derechos, que el sistema de justicia está subordinado a intereses políticos y la justicia se aplica discrecionalmente".

En consonancia con estos informes, también el Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (CAPISE) dijo lo suyo. Con la publicación de "El territorio ocupado" esta organización denuncia que en los cuatro años de gobierno del ex-gerente de Coca Cola, Vicente Fox, no ha disminuido la ocupación militar, sino que ha desarrollado un despliegue táctico militar bajo una lógica de "guerra regular e irregular", con la expropiación y despojo de predios. Sólo en Chiapas la Secretaría de la Defensa Nacional (SeDeNa) ha expropiado 41 predios que significan 4976 hectáreas. El 65,9% de los terrenos expropiados y adquiridos son a consecuencia de la presencia del EZLN.

Esta política de expropiaciones tendientes a cercar a los zapatistas comenzó con el corrupto gobierno de Carlos Salinas de Gortari y se ha intensificado durante el gobierno de Fox.

Feminicidio en Chiapas

El sistema dice por boca del Fiscal General de Chiapas Mariano Herrán Salvatti que las denuncias por feminicidios "están descontextualizadas", que no tienen nada que ver con las estadísticas y las condiciones de los crímenes de mujeres en Ciudad Juárez (Chihuahua), como si fuera un aliciente que la situación no fuera "tan" comparable. Y aclara que en un estado con más de 3 millones de habitantes, como es Chiapas, sólo se producen un promedio de 63 muertes anuales de mujeres y que "seguramente estas revelan circunstancias muy diversas, desde un atropellamiento hasta alguna muerte en el contexto de la delincuencia".

Lo que el Fiscal no tuvo en cuenta cuando hacía estas declaraciones allá por fines de setiembre de 2005, es que las estadísticas decían otra cosa. En esos veinte días del mes de setiembre se habían documentado 10 asesinatos de mujeres.

Y por si fuera poco, la Comisión Especial de Feminicidios de la Cámara de Diputados Federal publicó un informe en el cual se indicaba que entre 2000 y 2004 se dio muerte en Chiapas a un total de 1456 mujeres, colocando al estado como uno de los de mayor incidencia en agresiones contra mujeres.

Palabras de subcomandante

Mucho se puede decir sobre lo que ocurre en Chiapas y lo que puntualmente ocurrió en San Salvador Atenco y seguramente muchas de esas cosas no son sino describir una y mil veces lo que, con diferentes matices, sigue ocurriendo en latinoamérica.

El 12 de mayo, en el marco de "la otra campaña" , y en referencia a lo ocurrido en Atenco, el subcomandante Marcos pronunció el siguiente discurso, que por cuestiones de espacio sólo reproducimos en parte (la versión completa en www.enlacezapatista.ezln.org.mx/la-otra-campana/328/).

"Compañeros y compañeras de la otra campaña:

Hoy, como en otras ocasiones, nos convoca el dolor.

El dolor de ver a nuestras compañeras, a nuestros compañeros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y de otras organizaciones, grupos, colectivos, familias y personas atacados por las policías de los malos gobiernos en San Salvador Atenco.

Los malos gobiernos del municipio de Texcoco, de filiación perredista; del estado de México, de extracción priísta, y el gobierno federal, que encabeza el panista Vicente Fox Quesada.

No fue, como dicen allá arriba, un operativo para imponer el orden.

Fue un ataque de destrucción y aniquilamiento, perpetrado con la impunidad de quien se sabe protegido por la ley de arriba, la ley del poderoso. La ley que justifica el asesinato de un joven, el empleo de armas de fuego en contra de población civil indefensa, la destrucción de viviendas humildes, las golpizas salvajes sobre todo lo que se moviera, la agresión sexual en contra de mujeres y muchachos, las detenciones arbitrarias e indiscriminadas. En suma, el fascismo".

Todo esto con una coartada, que apenas duró unas horas en los medios de comunicación, la del estado de derecho, la de la imposición de la ley.

El mismo estado de derecho que ha convertido la justicia en mercancía cara, cuyo costo sólo puede ser pagado por el que tiene dinero.(...)

El mismo estado de derecho que solapa y cubre a los legisladores que, como Diego Fernández de Cevallos, del Partido Acción Nacional, se dedican a usar su posición política para favorecer el crimen organizado. El mismo estado de derecho que no sólo permite, también promueve el uso de recursos de la nación para que el PAN invierta en el negocio redondo de los puestos públicos y la inflación de encuestas, como hacen con ese enano mental con aspiraciones de dictadorzuelo que es Felipe Calderón.

El mismo estado de derecho que da prerrogativas legales al brazo político del crimen organizado, el Partido Revolucionario Institucional, y a ese gángster venido a menos que es Roberto Madrazo.

El mismo estado de derecho que encubre la corruptela institucionalizada llamada Partido de la Revolución Democrática, y que alimenta y nutre, con los mismos embaucadores de siempre, la campaña de Andrés Manuel López Obrador.

Compañeros y compañeras:

Allá arriba, en algunos lados, están proponiendo orientar su ocio a la teoría de la conjura, de la conspiración, del complot ideado para arruinarles el negocio en el que han convertido las elecciones.

Pero acá abajo sabemos lo que pasó: la maquinaria represiva del Estado echada a andar sin importar dónde, cuándo, quién ni cómo.

Quieren que abajo nos convenzamos de que sólo es posible la política de arriba, con ellos y ellas, bajo sus reglas y tiempos.

"Pruebas", piden los de arriba cuando se les señalan las violaciones a los derechos humanos con que aplicaron "su ley". "Pruebas" repiten sus ecos amaestrados.

Como si allá arriba se hubieran tomado la molestia de reunir "pruebas" para hacer lo que hicieron.

¿Y los partidos políticos y sus candidatos? ¿Acaso les importa lo que acá bajo sucede?

No.(...)

Compañeros y compañeras:

Todo esto lo sabemos, y por eso también nos convocan hoy la indignación y la rabia.

La indignación y la rabia que provoca el saber que, para los de allá arriba, las mujeres son el botín de guerra prometido de antemano a las tropas del "orden".

La agresión que recibieron y reciben nuestras compañeras por el hecho de ser mujeres.

El querer no sólo golpearlas y detenerlas, también humillarlas y destruirlas moralmente.

Y el mensaje no es sólo para ellas como mujeres que luchan por un país mejor, por otro México.

Es para todas las mujeres en México.

Para el sistema económico y político todas son el botín con que se paga a quien impone con la fuerza lo que no puede sostener con la razón.

Someterse de buen grado al desprecio, al maltrato, a la agresión sexual, a la violación; o ser obligadas a ese sometimiento con el uso legal de la violencia. Esta es la alternativa que, para todas las mujeres de abajo, humildes y sencillas, ofrece el sistema, independientemente del signo político que se simule allá arriba.

¿Quién puede enorgullecerse de aplaudir esto como símbolo de la modernidad democrática en nuestro país?

¿Quién puede ser honesto y guardar silencio frente a esta crueldad?

¿Quién, como mujer, como ser humano, en México o en cualquier parte del mundo, puede saber de lo que significó ser mujer en San Salvador Atenco, en el estado de México, el 3 y 4 de mayo de 2006, y seguir de largo, no hacer nada y seguir cargando la humillación propia, disfrazando de destino y mala suerte lo que han convertido en maldición?

¿Quién puede conocer todo eso y tomar el micrófono, la cámara, la computadora, el estrado, la mesa, el transporte, el lapicero, la herramienta de trabajo en el campo o en la ciudad, el libro, el cuaderno de apuntes, el juguete, encender la radio o la televisión, leer el periódico o una revista, y no ver y no oír, o, peor aún, ver y oír y pensar que tal vez se lo merecían, "quién les manda ser estudiantes, trabajadoras, indígenas, quién les manda ser pobres, quién les manda no ser diputadas, senadoras, gobernantes, funcionarias, empresarias; en fin, quién les manda ser mujeres".

¿Qué mujer en México, sin importar sus ideas, puede honestamente quedarse callada?

¿Quién como joven, anciano, niño, hombre o mujer, puede saber lo que significó ser uno u otra en Atenco el 3 y 4 de mayo, y permanecer inmóvil?

¿Quién puede escuchar la historia de los dolores de esos compañeros y compañeras y no sentir la misma rabia y la misma indignación?

¿Quién puede escuchar la decisión de seguir luchando que sigue en su corazón, y no sentir la misma rebeldía?


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