Te lo digo, no lo digo

por Enzo Vicentín

En las últimas semanas, los diarios argentinos dieron cuenta de 2 noticias que vinculan a los gobiernos de Argentina y Venezuela. Una fue una nueva compra de bonos de deuda pública argentina por parte de Venezuela, y la otra (tal vez la más resonante) fue un acuerdo firmado en Brasil en función de ir hacia una integración en materia petrolera entre ambos países. Podría decirse que ambas noticias alimentan la imagen de Hugo Chávez como un personaje simpático, y en este caso, solidario con Argentina. Pero además de esa lectura superficial, del material consultado (notas de Clarín, La Nación y Página 12) pueden hacerse otras lecturas más incisivas. Entre las muchas posibles, el hilo conductor de este trabajo pasa por analizar el sorprendente silencio que todos los medios hicieron acerca de la propiedad del petróleo en ambos países, principalmente negando una comparación necesaria e ineludible para entender por qué el gobierno de Venezuela puede hacer cosas que el argentino no puede. Un repaso de las noticias mencionadas es el paso previo para puntear algunas conclusiones.

Los bonos

El último sábado La Nación publica la noticia de que el gobierno venezolano había comprado el día anterior 150 millones de dólares en Bonos del Estado Nacional (Boden), con vencimiento en el 2012. Algo poco habitual, ya que generalmente un país sudamericano no tiene como acreedor a otro sudamericano. Esta no fue la primera compra de bonos argentinos hecha por el gobierno de Venezuela. En lo que va del año, esta es la cuarta compra, y el total acumulado estaría entre los 600 y los 700 millones de dólares. Digo "estaría" porque las cifras de los diarios no son claras. Página 12 redondea en 500 millones el total antes de conocerse la última compra del 30 de septiembre. Clarín se maneja con las mismas cifras. Mientras que La Nación trata de manejarse con datos más precisos, aunque de una semana a otra ofrece cifras contradictorias. El 24/9 dice que Venezuela hasta esa fecha había adquirido bonos por 457 millones de U$S. Pero una semana después, en la nombrada nota del 1/10, maneja 557 millones (117 en mayo, 221 en junio, 219 en julio), es decir 100 más. Tal vez haya sido una corrección sin fe de erratas de parte del diario, pero en definitiva es confuso. Observando el redondeo de las cifras que hacen algunos periódicos, se ve que para los mercados, los gobiernos y los diarios 21 o 100 millones de dólares son un vuelto o algo así.

La promesa de Venezuela hecha hacia principios de año fue adquirir 500 millones en Boden, pero en los últimos encuentros que mantuvieron Chávez y Kirchner - sobre todo el que tuvieron en el marco de la reunión de las Naciones Unidas, en Nueva York - el venezolano se comprometió a llegar a los 1000 millones, y entonces la compra de fines de septiembre fue el primer paso dado en ese sentido. Las valoraciones de ambas partes respecto del significado que tienen dichas inversiones venezolanas sobre la deuda pública nacional no deben dejarse pasar como anécdotas. En la misma reunión de New York aparecen diferencias, para ello cito el relato del Clarín: "Poco antes de su encuentro ayer en Manhattan, Chávez dijo a la prensa que se sentía "cada vez mas cerca de Kirchner" y calificó el discurso de su colega argentino ante las Naciones Unidas como "un golazo". Kirchner, en cambio, llegó y se retiró sin hacer declaraciones a la prensa. El anuncio de los resultados de su reunión con Chávez en la sede venezolana de la ONU lo formuló el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Dijo que en la reunión, en la que también estuvieron presentes Cristina Fernández y Rafael Bielsa, "se avanzó fuertemente en la integración" de las petroleras estatales Petróleo de Venezuela y Enarsa, de Argentina" (Clarín-16/9). Todo el gobierno argentino ha celebrado la integración petrolera, "con fervor" como dice el Página 12 luego de la firma del acuerdo en Brasil la semana pasada. Pero sobre la deuda…silencio. ¡Ni Página 12 pudo sacarle unas palabras a algún funcionario! Ante la ausencia de declaraciones que den cuenta del valor político de este hecho, llama la atención una coincidencia entre los análisis que Clarín y La Nación hacen del hecho. Hablando sobre la última compra de 150 millones de U$S en Boden, La Nación dice que es "una operación que permitirá al Gobierno cerrar financieramente el mes prácticamente sin recurrir a fuentes alternativas de fondeo", mientras que Clarín expone que a través de la compra "Venezuela hará su aporte para que la Argentina pueda llegar a fin de año sin problemas de financiamiento". En un horizonte económico en donde empieza a aparecer la palabra "renegociación" con el FMI, el gobierno argentino solo parece ver en la decisión de Venezuela un salvavidas más para no caer tan pronto en el favor de los mercados financieros nuevamente. En la otra parte, Venezuela, los funcionarios demuestran inteligencia para moverse en los mercados ("los bonos-Kirchner dan más ganancias económicas que los bonos-Bush. Ahí ganamos dinero. Y también es una forma de ayudarnos entre nosotros" le dijo Chávez al diario Clarín) pero por otra parte tienen un discurso claro: el Página 12 cita declaraciones del ministro de finanzas Nelson Merentes y agrega una conclusión: "El gobierno [venezolano] está haciendo exploraciones de los mercados de la región para constituir un mercado financiero suramericano", explicó. La compra de papeles de deuda en Sudamérica parte de una política impulsada por el gobierno de Chávez para acelerar la integración económica y social de América latina, según las autoridades económicas en Caracas" (Página 12-24/9). El propio Chávez llega un poco más lejos: según Clarín "el presidente venezolano consideró varias veces [a la compra de papeles de deuda] como un esfuerzo en la integración de la región y la "emancipación del poder imperialista", de los Estados Unidos" (Clarín-16/9). Las valoraciones, vuelvo a repetir, no deberían ser consideradas como anécdotas. Creo que el solo hecho de comparar que mientras que el gobierno de Venezuela realizó una lectura política de su decisión, el gobierno argentino no la hizo - sino que se redujo a analizar el hecho técnicamente, pensando en si se llega a fin de mes pagándole a los hacedores o no, como "juntando porotos" para pagar la deuda externa - habla de posiciones políticas bastante distanciadas. Y de visiones sobre Sudamérica igualmente separadas.

El petróleo

Porque la euforia de los funcionarios argentinos luego del acuerdo firmado en Brasil y anticipado días antes en Nueva York, más que una celebración por la integración regional de un recurso como el petróleo que podría servir como carta política en negociaciones con otros países o bloques económicos, fue un festejo por la ampliación de mercados para Repsol-YPF y por alejar al menos por un tiempo el fantasma de la escasez de combustible en el mercado interno. Es una interpretación que me corresponde, pero no una mentira. Es una suposición, basada en lo que sugieren las declaraciones oficiales.

Con respecto al acuerdo en materia petrolera, un buen resumen del Página 12 me exime de desarrollar su contenido: "Venezuela dispondrá de petróleo propio en Argentina, una refinería para procesarlo y una cadena de comercialización para vender el combustible. Repsol YPF explorará y extraerá crudo en Venezuela en el que se considera el mayor reservorio de crudo pesado y extrapesado del mundo [faja del Orinoco]. Petrobras se asocia a Pdvsa para instalar una gigantesca refinería en el nordeste brasileño, en donde procesará crudo que ambas, también asociadas, extraerán en Venezuela. Enarsa, la novel empresa estatal argentina, será socia local de Pdvsa en la refinación y comercialización. Toda la movida quedó concretada en apenas 24 horas, a través de acuerdos simultáneos firmados en Brasilia entre la tarde del jueves y la tarde del viernes" (Página 12-1/10). A partir de un puntapié inicial dado por Chávez, los gobiernos de Kirchner y Lula anudaron negocios ventajosos con PVDSA, la petrolera estatal venezolana. Petrobras y Repsol-YPF acceden (aunque en distintas posiciones) a una zona de producción de petróleo de alta calidad como es la faja del Orinoco, y por lo tanto amplían sus negocios. Como contraparte, en el caso argentino Repsol le garantiza a PVDSA combustible en Argentina (hasta el 10% de la producción local), y la compra de las cadenas de estaciones de servicio Rhasa (de capitales argentinos) y Sol (de capitales uruguayos) por parte de PDVSA le abre las puestas del mercado nacional que Shell le había negado a principios del año.

La importancia que ha tenido la firma del acuerdo para los gobiernos participantes ha quedado reflejada, teniendo en cuenta los diferentes motivos, en la euforia demostrada en las declaraciones y en las ventajas que todos sacan del mismo. No solo los gobiernos; el acuerdo le vino más que bien a Repsol-YPF. El Página 12 expresa claramente el porqué: "dentro de la estrategia de Repsol, este paso significa asegurarse importantes reservas en la región fortaleciendo su potencial económico para disputar espacios con las petroleras estadounidenses y británicas de primera línea. Y ampliar su producción en Venezuela en un 60 por ciento, al pasar de 100 mil a 160 mil barriles diarios. aspectos particularmente trascendentes en estos días, cuando volvieron a arreciar los rumores de un intento de British Petroleum-Amoco por capturar, en forma hostil, el control de su competidora española". Repsol-YPF consigue oxígeno ante los rumores de venta gracias a una gestión cuya cara visible es Néstor Kirchner. El "favor" del gobierno ha tenido pronta respuesta de la multinacional Repsol: el presidente de la empresa Antonio Brufau se habría comprometido a usar el petróleo extraído de Venezuela para engrosar las reservas argentinas, que poco futuro tienen al ritmo de producción actual.

Al parecer, el único que no se sumó al festejo por el "acuerdo fenomenal" con que según Clarín calificaron funcionarios de Venezuela y Argentina al acuerdo, fue el diario La Nación, que muy preocupado por la "desnacionalización de la economía argentina" critica a Kirchner por considerar positiva la venta a manos venezolanas de la empresa Rhasa, que supuestamente pertenece a la familia Sambucetti, de Mar del Plata. Primero Amalita...¡¡y ahora los Sambucetti!! Parece que se les cae una lágrimas a los periodistas del diario que fundó Mitre.

El silencio

Los periódicos utilizados hablan al unísono del acuerdo con Venezuela en términos positivos. Todos comentan que PDVSA viene a Argentina y que Repsol-YPF se mete un poco más en Venezuela. En el caso de la compra de Boden por parte del gobierno de Chávez todos los diarios vistos analizan que hay un gobierno interesado en la integración regional que compra deuda de otro que necesita recursos. Pero hay una pregunta básica e insoslayable que no aparece contestada (en muchos casos, ni siquiera formulada) en ninguna página. Ningún periodista de los diarios consultados se detuvo a observarla. Algo que no solo es llamativo, sino que es preocupante. La cuestión que no aparece es preguntarse por qué Venezuela invierte comprando estaciones de servicio o bonos del Estado argentino cuando el resto de los países sudamericanos difícilmente pueden disponer de 500 millones de dólares para otra cosa que no sea el pago de la deuda externa o la concreción de alguna obra pública de grandes dimensiones. Y más acotadamente, por qué el gobierno de Venezuela puede hacer cosas que el de Argentina no puede hacer.

Creo que el punto que conecta a las noticias analizadas es ver (y creo que se ha visto) la capacidad del Estado venezolano para invertir. ¿Por qué Venezuela puede invertir tan fuertemente en Sudamérica? Creo, y nos vamos arrimando a la conclusión, que es necesario dar cuenta de un punto básico: PDVSA, la empresa petrolera venezolana, es propiedad del Estado venezolano. Lo que parece algo tan simple como afirmar eso no lo es al llevarlo a las noticias vistas. Venezuela puede comprar deuda pública argentina o cadenas de estaciones de servicio porque dispone de una renta petrolera fabulosa a partir del alto precio sostenido en el que está cotizando el barril de petróleo crudo. Y puede disponer de grandes recursos económicos porque PDVSA le pertenece. Sin ponerse a hilar fino en las cuentas que ofrece PDVSA en su página web, solo me detendré en un solo dato: los dólares volcados al gasto social. 3860 millones de dólares es la asignación para el año 2005 que PDVSA destina al gasto social en Venezuela (son más de 10 mil millones de pesos, cuando el presupuesto del gobierno argentino en obra pública y desarrollo social no llega ni a 3 mil millones). Y además de los recursos girados en este rubro, Venezuela dispone de mucho resto como para invertir fuertemente en Sudamérica. La diferencia con Argentina es clara: mientras PDVSA es estatal, YPF es de Repsol. No digo que la distancia entre un país y otro se reduzca a esta sola causa, pero que es un factor de peso no hay dudas. Y aunque exista Enarsa, esta no tiene ni el peso ni las posibilidades en el mediano plazo como para ser un actor importante en al ámbito petrolero. La privatización de YPF ha privado al Estado argentino de disponer del manejo de un recurso estratégico como es el petróleo (y el gas). Pero además de eso, y el caso venezolano nos lo muestra claramente, también lo ha privado de un nivel de recursos económicos impresionante dada por el precio del barril. Que la empresa petrolera sea estatal me parece que es una necesidad en todos los países latinoamericanos. Pero no basta solo con eso. Igualmente necesario es que sean participantes activos, que tengan capacidad dentro del mercado (el resurgimiento de la petrolera estatal boliviana a partir de la suba de regalías fue un intento de eso, aunque también muestra que Bolivia no puede producir por su cuenta el petróleo que sí produce Venezuela). Pero tampoco basta con eso. Me parece que tener un horizonte político también se impone como una necesidad, porque de nada sirve una gran renta si la utilización que se le da es "quemarla" en la hoguera de la deuda o en ayudas a los empresarios. Me pregunto adonde irían a para los recursos si YPF hoy fuera estatal.

Como dije anteriormente, en los periódicos consultados ni se menciona la importancia que tiene para Venezuela el hecho de que PDVSA sea de su propiedad. Ni lo grave que es para Argentina que YPF sea una empresa privada. Las noticias no se preguntan una cuestión básica: por qué el gobierno de Venezuela puede invertir como lo hace. Se informa sin informar sobre un punto fundamental. El silencio corporativo sobre esta cuestión aleja la posibilidad de discutir el carácter que tiene YPF. Y el que tendría que tener. Aleja la posibilidad de cuestionar a Repsol y al actual orden de cosas en el campo petrolero en Argentina. Digo por último, y aunque sea una obviedad a esta altura, que el silencio es (si no todo, en parte) expresión del poder económico de Repsol, que es muy grande y que alguna vez intentamos analizar.



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