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El espanto

Por Adrián Alvarado

     Todavía existen personas que afirman y ostentan con caras y voces de ser como la gente que la letra con sangre entra. Si la letra entra con sangre es porque existe dolor y todo lo que duele perdura en le memoria por siempre. El dolor sistemático infligido metódicamente con sangre fría duele y perdura, apremios ilegales que le dicen, tortura a secas. Según el diccionario, tortura es cuestión de tormento, averiguación de la verdad en el tormento.

     Un manual que enseñaba como quebrar a prisioneros fue escrito por gente de la CIA en 1983 para ser usado en Honduras contra opositores izquierdistas, dicho manual enseñaba como quebrar psicológicamente a los presos y fue una de las herramientas utilizadas por los militares hondureños que torturaron y asesinaron a miles de supuestos subversivos, estos militares contaban con el apoyo del embajador de estados unidos John Negroponte, ahora, aquel embajador de Honduras es designado embajador en Irak. Otros manuales y otros embajadores educaron y aconsejaron en su lucha contra la amenaza roja a militares argentinos, uruguayos, brasileños, chilenos y a todos esos uniformados de los países de cuarta que siempre hicieron lo que le mandan hacer los dueños de casi todo.

     La idea madre de todos los métodos de torturas es la de quebrar la resistencia. Solo el dolor quiebra a los que tienen la mala costumbre de resistir. Causa dolor y reinarás, el dolor produce miedo y el miedo paraliza.
La iglesia de Storni sabe de esto, los católicos inventaron la inquisición con la excusa de espantar al diablo y purificaban a los endiablados con fuego, los quemaban vivos después de torturarlos para sacarles una confesión improvisada desprovista de verdad. Cuántos de aquellos inquisidores se habrán acordado de la época cuando los romanos hacían antorchas humanas con los primeros católicos, la misma iglesia que hoy desde el vaticano, así, con minúscula, recomienda a las católicas no casarse con musulmanes porque dice que son gente que no respeta los derechos humanos.

     Hace semanas que las fotos de los prisioneros iraquíes torturados por valerosas soldados norteamericanas se nos vienen acumulando en los diarios, hace poco que una supuesta célula de al qaeda degolló a un marine en represalia, Yo creo que mucha gente está harta con la falta de respeto de los derechos humanos que todo esto ha provocado. No creo que este gobierno esté comprometido con la democracia, dijo el padre del soldado muerto, el gobierno al que hace referencia es el gobierno de los estados unidos. La democracia a veces se equivoca dijo Bush.

     Un filósofo vernáculo opina que el optimismo y el pesimismo deben ser descartados de nuestra visión del porvenir, el futuro no es más inquietante de lo que fue para las generaciones anteriores, los hombres a lo largo del tiempo se parecen más de lo que presumen. Los hombres como Bush, los hombres como Hitler, los hombres como Kissinger, como Pinochet, como Franco, como la gran mayoría de los papas, como Menem o Duhalde, esos tipos son los hombres que se parecen más de lo que presumen, no caigamos en el error de usar el nombre genérico de hombre para meternos a todos en la misma bolsa. Las autoridades romanas que se divertían quemando católicos se parecen a los capitanes católicos que quemaban no católicos, los militares alemanes que mataron millones de judíos se parecen a los judíos del estado de Israel, Sharon y compañía, que legalizaron la tortura para doblegar la voluntad de los palestinos.

     No nos une el amor sino el espanto. Todos nos espantamos con las imágenes de un tipo en el momento de ser decapitado pero la memoria del dolor ajeno es frágil. El espanto que produce la muerte multiplicada con obscena obsesión por los medios, nos está curando de espanto, de tanto ver cosas espantosas el espanto pierde el sentido y el espanto se cura con la indiferencia y en la indiferencia se ceban los poderosos.



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