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Ni ebrio ni dormido

Por Miguel Espinaco

     Pasaron quince días de la movilización de las velas frente al Congreso Nacional y ya puede hablarse, sin dudar, de una especie de "fenómeno Blumberg". Quien fuera hasta entonces un ignoto ciudadano ha devenido - con velocidad vertiginosa - en panelista de cuanto programa de televisión se emite y en gran censor de las políticas de seguridad pública.

     El rápido ascenso del señor Juan Carlos Blumberg al pequeño podio de los referentes públicos, de los opinadores escuchados con respeto por millones de personas, podría explicarse seguramente con argumentos sociológicos en tanto él, como padre de una víctima de la verdaderamente existente inseguridad, cuenta como emergente de lo que le pasa a mucha gente y de lo que aún mucha más gente teme que le suceda alguna vez. Pero eso sería conformarse con sólo una parte de la verdad; habría que explicar también por qué Blumberg y no alguno de los tantos padres que salieron a pedir justicia por otras víctimas de la delincuencia y del gatillo fácil, habría que preguntarse por qué él ha sido convertido por los medios de difusión en una especie de víctima VIP,

Palabras al viento

    Es interesante observar la reacción que ha tenido el gobierno del Presidente Kirchner, que ha oscilado entre ofrecer medidas que respondan a los pedidos de Blumberg - amparados por la imponente movilización - y cambiar la agenda introduciendo el debate sobre el rol de la policía y de los políticos que la organizan. Así, mientras mandaba al Ministro Pampuro a conceder una "apoyatura técnica" de las Fuerzas Armadas en la represión del delito y a sus legisladores a dar luz verde a algunas medidas del petitorio, empujaba a Solá a recuperar a Arslanián y a su viejo proyecto de depuración de la Bonaerense.

    Estos hechos, sumados a las diferencias de enfoque que han mostrado los diferentes grupos informativos - algunos haciendo campaña por la pena de muerte como Canal 9 y otros poniendo el acento en el problema policial como en el caso de Clarín y Página 12 - muestran la punta del iceberg de una contradicción insoluble del sistema del capital, que evidentemente necesita a sus punteros políticos y a sus fuerzas de represión para mantener el control social en la tierra del hambre pero que, al mismo tiempo, se preocupa porque esas estructuras dan vida a una "empresa" con la que no se puede competir, ya que consigue elevadísimas tasas de ganancia con negocios ilegales amparados en su poder de represión. Ya se ha hablado en muchas oportunidades de las casas y de las abultadas cuentas en el exterior que construyen algunos comisarios y, seguramente, los comisarios ni siquiera son los que más ganan en este "negocio" que pone en vilo a la sociedad.

    Es interesante hacer una lectura de estos elementos, observar una vez más como el supuesto progresismo del capitalismo serio, está siempre obligado a "olvidar" lo que dijo hasta hace poco: "una sociedad con elevados índices de desigualdad, empobrecimiento, desintegración familiar, falta de fe y horizontes para la juventud, con impunidad e irresponsabilidad, siempre será escenario de altos niveles de inseguridad y violencia. Una sociedad dedicada a la producción y proveedora de empleos dignos para todos resultará un indispensable apoyo para el combate contra el delito. Para comprender la problemática de la seguridad y encontrar soluciones no sólo se debe leer el Código Penal. Hay que leer también la Constitución Nacional en sus artículos 14 y 14 bis, cuando establecen como derechos de todos los habitantes de la Nación el derecho al trabajo, a la retribución justa, a las condiciones dignas y equitativas de labor, a las jubilaciones y pensiones móviles, al seguro social obligatorio, a la compensación económica familiar y al acceso a una vivienda digna, entre otros."

     Lo decía Kirchner en su discurso de asunción del 25 de mayo de 2003, apenas 10 meses antes de que su bigotudo ministro Aníbal Fernández afirmara que "quienes salgan a decir que están en condiciones de distribuir mejor la riqueza estarían mintiendo como un perro" porque "no están dadas las condiciones".

    El trabajo digno para todos, "indispensable apoyo para el combate contra el delito" según el mismísimo Kirchner, tendrá que esperar - parece - mejores momentos.

    Y mientras tanto.....

por qué para él y no para tantos otros se movieron millones de pesos en minutos de radio y televisión para convocar a una marcha que después esos mismos medios no vacilarían en catalogar de "espontánea".

Pobre mi madre querida

     Pocos conocen, por ejemplo, a María Teresa Schnack, madre de Sergio Andrés Schiavini, asesinado en Mayo del 91 en Lomas de Zamora, cuando quedó en medio de un tiroteo entre 4 delincuentes y 40 policías. Ella se movió y mucho, al punto que es cofundadora y hoy presidenta de la COFAVI, Comisión de Familiares de Víctimas Indefensas de la Violencia Social, Policial. Judicial e Institucional. Los Santo Biassati, los Feinmann, y las Ruiz Guiñazú, la ignoraron siempre olímpicamente y ahora, cuando cuenta sus sensaciones en el acto en una carta abierta, los canales de televisión tampoco tuvieron a bien difundirla: "Traté de buscar alguna tarima o palco, donde pensé estaría la familia de Axel - escribe María Teresa - para acercarles nuestra solidaridad, estaba emocionada por la convocatoria. De pronto me di cuenta que detrás de la valla que cerca al Palacio, había parlantes y un micrófono, pensé que algún funcionario hablaría antes del acto. Me sorprendió la presencia del Coro Kennedy, y más grande fue mi sorpresa, al ver que la puerta grande del Congreso, se abría para dar paso al señor Blumberg y a su familia, acompañados de personal de seguridad, la emoción le dio paso a la bronca, compartida por todos los familiares conocidos y desconocidos que estábamos allí, frente al micrófono instalado en las escalinatas del Congreso, con los carteles de nuestros hijos pero del lado de afuera, detrás de la valla".

     La razón de esta diferencia en la atención de los grandes medios que llevan a la cima a Blumberg mientras dejan en la oscuridad pública a tantas madres de Sergios - cuyos casos aparecen apenas en las páginas policiales - debe buscarse en las orientaciones políticas que se le ha impuesto a la movilización.

Penas y penas y penas.....

     Es cierto que los medios festejaron que no hubiera banderías políticas, pero eso - como de costumbre - sirvió solamente para garantizar que hubiera una sola política, la de ellos. Igualmente cierto, es que muchos de los que fueron al Congreso ese día están en contra de la llamada "mano dura" y que tienen claro que gran parte de la delincuencia es organizada por la misma policía, pero eso no cambia el hecho de que la marcha - que fue convocada apelando a la sensibilidad pública con el "todos por Axel" - terminó siendo objetivamente orquestada para aumentar la represión estatal.

     El petitorio Blumberg no disimula ni un poco este aspecto. A pesar de que se ha probado hasta el cansancio que el aumento de las penas no disminuye en nada la inseguridad pública, el petitorio es apenas un listado de medidas que apuntan a endurecer la legislación penal y a aumentar el control social. No es casual que Ruckauf y Casanova, adalides de la mano dura y grandes responsables de la situación de inseguridad actual, se hayan convertido en abanderados del petitorio Blumberg, el mismo petitorio que los medios de difusión con sus móviles en la calle, invitan a firmar a todos los ciudadanos.

Palabras viejas

     Seguramente lo más grave del fenómeno Blumberg es la secuela ideológica que está llamado a sembrar. La CORREPI habla de una tendencia a reemplazar, como ideología dominante, la Doctrina de la Seguridad Nacional que sustentó a la Dictadura Militar, por una Doctrina de la Seguridad Ciudadana apoyada en la exigencia de medidas para agravar las penas, las condiciones carcelarias y la represión. Otra secuela preocupante es la tendencia a fortalecer la idea de un "nosotros" - que incluiría al minoritario sector social que podría considerarse genéricamente clase media o, para usar la fórmula de moda entre políticos y desinformadores públicos "la gente" - un "nosotros" que en dinámica está llamado a convertirse en enemigo de el "ellos" que constituyen los que no son como "la gente", los que viven en la marginalidad expuestos a la policía del gatillo fácil que arma causas penales, a los punteros que arman patotas y al servicio carcelario que arma bandas de delincuentes.

     Aquel famoso piquete y cacerola la lucha es una sola, sufre de este modo un corte mucho más profundo que el que sufrió con la presión contra los piqueteros de fines del año pasado y principios del actual, si antes los pobres eran los negros que no quieren laburar, ahora se construyen en el inconsciente colectivo como el negro choro que debe ser ya mismo separado de la sociedad. Puede parecer una exageración, pero fijate que a nadie (ni a Blumberg ni a casi nadie con predicamento público) se le ocurrió que la primer medida contra la inseguridad debería ser un seguro de desempleo universal que saque de la indigencia a más de 4 millones de tipos y de la pobreza a 11.

     Lejos de esta idea que sería una gran idea contra la inseguridad, el petitorio Blumberg apunta a llenar más cárceles y juega como resumen inevitable de esta política de manipulación pública que usa sentimientos y preocupaciones genuinas de millones de habitantes de este país para promover políticas que no resolverán sus problemas, sino que los agravarán dando más poder a los responsables de todas las inseguridades que vivimos.

     Está claro que hay muchos interesados en que te subas al fenómeno Blumberg. El capital ha creado el desempleo masivo y el estado carcelario que muchos intentan perfeccionar, es su complemento perfectamente funcional. Pero conmigo no cuenten.

     Yo a ese petitorio, no lo firmo ni ebrio ni dormido.



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